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Agitadas aguas en la estrategia digital chilena


La blogósfera chilena está que arde, con una mezcla de indignación y desilusión por lo que se ha develado finalmente como la política pública en materia de Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) que se seguirá en los próximos años en Chile.



Y es que la semana pasada se dieron a conocer «masivamente» los alcances de un acuerdo marco que el gobierno de Chile, a través del Ministerio de Economía, firmó en mayo con Microsoft Corporation. Titulado «Acuerdo Marco de Colaboración entre Gobierno de Chile y Microsoft Corporation» se trata de un contrato legal, con características de acuerdo de «colaboración voluntaria del Gobierno de Chile y de Microsoft en la concreción de los objetivos», de la administración pública de la Presidenta Michelle Bachelet.



La noticia ha desatado una intensa reacción de rechazo de parte de la ciudadanía chilena, en particular de blogueros, activistas y una serie de grupos y movimientos sociales ligados a temas de inclusión digital, al punto que algunos comenzaron a hablar de un verdadero «golpe de Estado digital». En respuesta a tanta demanda de acción, se concretó la creación de un movimiento de
«Liberación Digital», bajo el lema «Por un Chile abierto e independiente en tecnología».



La molestia tiene que ver con los más de 11 puntos que implica el acuerdo marco y que incluyen entre otros los siguientes temas:
– capacitación digital para todo ciudadano entre 18 y 35 años
– domicilio digital: recopilación de la información e interacción de los casi 16 millones de chilenos con el sector público se desarrollará en base a la plataforma Live
– solución de desarrollo para la creación e implementación de portales municipales
– USD 1,600,000 para capacitar a estudiantes y profesores en el uso de productos de toda su línea de aplicaciones
– difusión y facilidades de acceso para el sector pyme a software y aplicaciones para la productividad
– Creación de Centros de Innovación y Emprendimientos Microsoft



Ciudadanos chilenos molestos en la red



El debate y la polémica en la comunidad digital chilena no se hizo esperar. Por cierto, la sorpresa no es la estrategia que ha usado una vez más la empresa (usual con todos los gobiernos del mundo), sino que más bien la actitud y la opción que ha tomado el Gobierno de Chile, siendo que hasta ahora existía una voluntad para generar un mínimo de participación ciudadana en la elaboración y construcción colectiva de una nueva agenda digital 2.0 hacia el 2010, continuación de la primera parte que se implementó entre el 2004-2006 bajo el gobierno del Presidente Ricardo Lagos.



La indignación está en que finalmente toma sentido el dicho que dice que «las decisiones tecnológicas son decisiones políticas», y que esta situación demuestra que finalmente cuando se trata de pensar en el bien del país, las decisiones se siguen adoptando a puertas cerradas. Las preguntas no tardaron en aparecer en los espacios de debate y comentarios de varios de estos blogs ciudadanos: ¿se ha vendido el gobierno chileno a las facilidades que puede entregar la mayor empresa de tecnología del mundo?, ¿está «vendiendo» la información pública y ciudadana?



Chile hace rato que vende una imagen de éxito en la carrera hacia la Sociedad de la Información y en la subida al carro de las nuevas tecnologías, gracias a las mediciones internacionales que miran los aspectos más cuantitativos (estadísticas e indicadores), que los cualitativos. Pero siguen existiendo problemas de acceso y de buena conectividad (especialmente en los sectores rurales), regulación, construcción de capacidades en las personas (y no sólo alfabetización digital), y por cierto en la apuesta seria hacia la creación de un pequeño núcleo de empresas de tecnología nacional, entre otros temas. Frente a estos desafíos, la molestia tiene que ver con que la decisión para resolver la brecha digital chilena haya sido recurrir una vez más a la generosidad de MS.



Lo que está mostrando hasta aquí la situación es la falta de una actitud más visionaria por parte de las autoridades chilenas, que vea más allá de la solución puntual a los problemas de brecha digital que existen en el país, que fuera honesta con el discurso que ha mantenido el gobierno de que aquí hay «neutralidad tecnológica», potenciándose las oportunidades que entrega el desarrollo del open source y el software libre como una forma de crear innovación y emprendimiento tecnológico nacional. Una actitud consecuente con los pasos dados para potenciar la participación ciudadana para la construcción de una política pública o estrategia digital abierta, colaborativa y que mire a largo plazo.



Hay un comunicado de prensa oficial enviado a los medios por el Ministerio de Economía, donde se expresó la posición explicando que dicho acuerdo «no incluye la entrega de datos de los ciudadanos a una empresa privada, como se ha pretendido inferir de sus términos». Por su parte, Microsoft Chile también defendió su participación en el Acuerdo Marco de Cooperación señalando que no se trata de un contrato, sino que de «una declaración de intenciones para trabajar en conjunto en proyectos que están bajo el marco de la Agenda Digital» y aclarando que no hay una obligación para usar los servicios que se señalan. Por cierto, basta leer el acuerdo para tener una idea de la naturaleza de éste.



La blogósfera chilena seguirá en llamas por un buen rato, esperando que a lo mejor algunos parlamentarios pidan revisar el acuerdo, y observando críticamente las explicaciones de las autoridades.



En la diversidad e independencia tecnológica está la clave para el desarrollo humano que queremos.



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Por Patricia Peña, periodista Conexión Social, Radio Tierra

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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