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Las dunas de Concón

Por la misma razón que en 1993 un total de 45 hectáreas fueron declaradas Santuario de la Naturaleza —pero en 1994 se redujeron a 12— es que hemos solicitado al Presidente de la República que intervenga, por esta vía, en lo que hoy constituye un deber con nuestro entorno y las futuras generaciones.


Chile tiene que construir, preservar y cuidar su patrimonio, en el más amplio sentido de la palabra: su patrimonio histórico, ambiental, científico, cultural y humano. Estas últimas semanas hemos visto cómo la voluntad de muchos ha dado vida a una decisión colectiva de avanzar en la construcción de nuestro espacio común y de que ese espacio, patrimonio de todos, se mantenga para que nuestros nietos puedan usarlo y gozarlo.

Esa voluntad de resguardar el patrimonio nos ha permitido levantarnos y oponernos al cierre del campo dunar de Concón, porque se trata de un lugar que constituye parte de la identidad y del paisaje de mi Región, Valparaíso.

Este sentimiento de protección ha logrado aunar convicciones y sumar conciencias en torno a la importancia de salvaguardar este hito patrimonial. A partir de la amenaza de cierre de las dunas, que por ahora está en suspenso, la ciudadanía se ha hecho parte de lo que hoy ya se transformó en una misión: preservarlas, idealmente a través de la ampliación del Santuario de la Naturaleza.

[cita]Por la misma razón que en 1993 un total de 45 hectáreas fueron declaradas Santuario de la Naturaleza —pero en 1994 se redujeron a 12— es que hemos solicitado al Presidente de la República que intervenga, por esta vía, en lo que hoy constituye un deber con nuestro entorno y las futuras generaciones.[/cita]

Junto a otros parlamentarios y organizaciones tales como Duna Libre, hemos iniciado acciones en Tribunales y el Congreso, donde presentamos proyectos de acuerdo para extender el área de protección. Asimismo, solicitamos al gobierno que logre dar con una fórmula que permita el resguardo del entorno. Ello, considerando que se trata de un corredor biológico único y hábitat natural de decenas de especies vegetales, algunas en severo riesgo de extinción, que ya se ha visto afectado por el avance de proyectos inmobiliarios.

En definitiva, por la misma razón que en 1993 un total de 45 hectáreas fueron declaradas Santuario de la Naturaleza —pero en 1994 se redujeron a 12— es que hemos solicitado al Presidente de la República que intervenga, por esta vía, en lo que hoy constituye un deber con nuestro entorno y las futuras generaciones. La Ministra de Medio Ambiente, ha comprometido que dentro de los próximos meses existirá un pronunciamiento sobre la ampliación del Santuario.

Por el derecho a tener un patrimonio que nos da carácter e identidad, un medio ambiente libre de contaminación y por el respeto a la naturaleza, es que renovamos el compromiso asumido, representado en esta voluntad colectiva, de proteger este Santuario.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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