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Reacción de Derecha Atípica


La inesperada petición de renuncia al Director del CEP, Arturo Fontaine Talavera, ha llenado páginas de los diarios. Lamento su alejamiento, porque le tengo aprecio, admiro su inteligencia y pienso que su desempeño era inobjetable. Su persona me daba garantías, por ejemplo, en relación a la encuesta de esa institución, la más fiable del país por su solidez técnica y su carácter insobornable. Pues en los tiempos que corren… Y la principal publicación del CEP, que hasta hace unos pocos años me llegaba, era también excelente. Asimismo, los seminarios a que asistí allí, hasta que dejaron de invitarme, los encontraba instancias valiosas.

Por supuesto, yo sabía que Arturo ya no era un hombre de derecha. Por mucho tiempo lo creí tal, porque durante el Gobierno Militar fue Consejero de Estado, un cargo reservado a personas afines al régimen; pero con posterioridad, cuando coincidimos por algún tiempo en el Consejo de Redacción de «El Mercurio», me di cuenta de que había cambiado, pues en una reunión preguntó con encomiable candor cuándo el diario iba a dejar de llamar «Gobierno Militar» al señalado régimen e iba a designarlo con una denominación, según él, más adecuada, como «Dictadura».

A raíz de su alejamiento del CEP me he enterado de que también era miembro del directorio o consejo del «Museo de la Memoria y los Derechos Humanos», situación que encontré insólita e inexplicable en una persona objetiva como Arturo. Habría sido lo mismo que si alguien a quien hubiera tenido en alta estima me hubiera dicho que había pertenecido a un «Museo de la Memoria de Hitler», centrado en recordar a las víctimas de los atroces bombardeos aliados de Dresden y Hamburgo, y sin ninguna mención ni consideración a lo que antes había hecho Hitler. Que Sebastián Piñera sea generoso en el Presupuesto con ese museo de propaganda marxista no me extraña nada, porque él también proclamó a Volodia Teitelboim como «gran hombre de la historia dee Chile» y, por tanto, de él puedo esperar cualquier cosa. Pero Arturo Fontaine es un caso muy diferente, otra cosa.

Bueno, tal vez el directorio del CEP, que, según tengo entendido, es de derecha, ha resuelto asumir una actitud atípica. Dicho en otras palabras, jugarse por sus ideas. Pues en las entidades de derecha suelen albergarse agentes activos de la izquierda, que terminan manejándolas. Lea usted en la prensa de derecha de hoy las noticias sobre la muerte de Jorge Rafael Videla, el ex presidente argentino. Se enterará de que fue un dictador cuyo régimen provocó 30 mil muertes y que hizo desaparecer a siete mil personas, cosa que él mismo confesó. Pero no se enterará de toda la verdad histórica, que es diferente: los muertos fueron 819, los desaparecidos 6.936 y el total 7.755. Pero con un importante añadido: el gobierno anterior, peronista, de 1973 a 1976, tuvo 480 muertos y 770 desaparecidos, con un total de 1.250. Y la guerrilla extremista se estaba apoderando del país.

Apenas producido el golpe allá, en 1976, en el diario «La Opinión» el periodista Jacobo Timmerman escribía: «Si los argentinos, como se advierte en todos los sectores –aun dentro del ex oficialismo– agradecen al Gobierno Militar el haber puesto fin a un vasto caos que anunciaba la disolución del país, no menos cierto es que también le agradecen la sobriedad con que actúa».

Y el escritor Jorge Luis Borges, tras almorzar con el presidente Jorge Rafael Videla, junto a otros intelectuales, entre los que estaba Ernesto Sábato, refiriéndose al mismo Videla declaraba: «Le agradecí personalmente el golpe del 24 de marzo que sacó al país de la ignominia y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado la responsabilidad de gobernar». (Datos y citas de «La Otra Parte de la Verdad», por Nicolás Márquez, Editorial Contracultura, Buenos Aires, 2012.)

Y también en la prensa de derecha encontrará hoy, invariablemente, la información de que Videla y otros gobernantes militares organizaron la «Operación Cóndor» para «exterminar a opositores políticos», lo cual también es falso. La Operación Cóndor se generó porque en París, en 1974, se formó una «Junta de Coordinación Revolucionaria» integrada por el Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, el Ejército Revolucionario del Pueblo, de Argentina; el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro, de Uruguay, y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, de Chile. En el periódico «El Rebelde en la Clandestinidad» del MIR chileno se informaba en octubre de 1974 de la coordinación y trabajo conjunto con los otros grupos terroristas antes nombrados. Luego, la Operación Cóndor fue una autodefensa ante el terrorismo, tal como en su tiempo se coordinaron Francia y España contra la ETA y los EE. UU. con otros países contra Al Qaeda. ¿La «prensa de derecha» precisa algo de eso?

Acá nadie nos ha informado nada de lo anterior en estos días. Es que los diarios de derecha los escriben periodistas de izquierda; o que, si no son de izquierda, no se atreven a contradecir a la corriente dominante, conducida por la izquierda.

En todo caso, cabe preguntarse si la muy comentada decisión de los directivos del CEP significa que algo puede estar cambiando en la superestructura de la derecha, y que estamos ante un primer indicio de que ella pueda estar intentando sobreponerse al atávico «pánicus» que la aqueja desde hace tantísimos años.

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