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Visión compartida de Defensa regional

Fernando Thauby
Por : Fernando Thauby Capitán de Navío en retiro
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El Consejo de Defensa Suramericana (de defensa militar) ¿tiene injerencia en las decisiones políticas de los ámbitos económicos, ambientales, financieros y jurídicos de los gobiernos?, ¿es el CDS el ámbito para impulsar la construcción de instrumentos jurídicos comunes y convergentes para proteger los recursos naturales de los países?


La energía debió haber sido el motor impulsor de la integración sudamericana, sin embargo, el fracaso de la cooperación energética vino a confirmar que el proceso se encontraba estancado, por lo cual algunos estrategas de la integración apostaron por la defensa. Chávez aspiraba a la creación de una OTAN sudamericana, desmesura que no encontró piso, formándose en cambio el Consejo de Defensa Sudamericano (CDS) en Quito, el 28 de enero de 2009.

No se aclararon sus objetivos ni su financiamiento, saliendo en cambio una declaración con las generalidades habituales en nuestra región. Sí quedó claro que el futuro del Consejo quedaba vinculado a la industria regional de armamentos, que no casualmente resulta ser mayoritariamente brasileña.

Los días 18 y 19 de febrero de 2014 se llevó a cabo en Paramaribo, Surinam, la V Reunión Ordinaria de la organización, en la que se aprobó se aprobó el Plan de Acción Anual, que estableció los asuntos a considerar durante este año, las prioridades y el seguimiento de los programas. Las tareas y actividades cumplidas el 2013 y las consideradas para el 2014 son las mismas “novedades” de siempre, excepto la tarea asignada a Chile y Venezuela de “Crear un grupo de trabajo para proponer y Consolidar Lineamientos Estratégicos del CDS- UNASUR para la construcción Progresiva y Flexible de una Visión compartida se Defensa Regional”. Esta proposición debería ser presentada, completa o en estado avanzado de desarrollo, en la próxima reunión de Jefes de Estado este año 2014.

Para orientar el trabajo de la Comisión formada por Chile y Venezuela, en Caracas se efectuó, el 5 de noviembre de 2013, el IV Seminario “Visión de los Enfoques Conceptuales de Defensa, Riesgos y Amenazas a la Región”, en el cual “se aprobaron los lineamientos orientadores” que regirían el trabajo de esta Comisión.

En dicho Seminario se establecieron los planteamientos doctrinarios que estuvieron a cargo de los señores Pedro Sassone García, representante de la República Bolivariana de Venezuela ante el CDS y Alfredo Waldo Forti, director del Centro de Estudios Estratégicos de Unasur. Según Maduro, en ese entonces Canciller de Venezuela, se discutieron “los riesgos y amenazas que enfrenta la seguridad de la región” y “sentaron las bases para una política común de defensa”. “Al intervenir en el acto de instalación del encuentro, el jefe de la diplomacia venezolana destacó que los “institutos de investigación” de las Fuerzas Armadas de la región “se van a sentar a compartir su visión sobre sus conceptos de defensa” y “los riesgos y amenazas de esta época”. Maduro destacó, además, que “van a echar la base para la construcción de una doctrina común suramericanista (sic)”.

¿Qué estableció Sassonne? Tras un lato discurso en que se felicitó al ver cómo avanzaba “este proyecto (de integración) que justamente soñó y pensó el Comandante Chávez, siendo parte del legado que nos dejó”, puso en claro la filiación chavista del proyecto. Resumió que “cualquier diseño de las Estrategias en el tema de Defensa pasaba por unir cuatro elementos: Paz, Democracia, Soberanía y Recursos Naturales.

¿Qué significado da Sassone a estas palabras?: la Paz chavista transita por la represión a los estudiantes que se manifiestan contra el régimen de Maduro, con 43 muertos, 873 heridos y más de 2.500 detenidos en lo que va corrido de este año, de los cuales 174 permanecen arrestados, según la Fiscalía así como numerosas denuncias de violaciones de derechos humanos, 45 de ellas documentadas por Human Rights Watch durante su visita. Esta organización señaló también que: “La magnitud de las violaciones de derechos humanos que identificamos y la variedad de miembros de las fuerzas de seguridad y funcionarios judiciales que participaron en ellas demuestran que no se trata de incidentes aislados ni de excesos de algunos actores insubordinados”. Respecto a la complicidad de Unasur, señaló: “Ante la inexistencia de un poder judicial independiente en Venezuela que pueda frenar los abusos del gobierno, resulta aún más importante que Unasur exhorte a la administración de Maduro a que proteja los derechos de los manifestantes”.

En el ámbito externo, debemos recordar las amenazas de Chávez de invadir Honduras y el envío de fuerzas militares a la frontera con Colombia en un gesto de amenaza de invasión armada. También hay que incluir sus reiterados esfuerzos por azuzar a los países de la región contra Chile, insistiendo en sus “deseos de bañarse en un mar boliviano”.

Lo señalado nos lleva a pensar que su concepto de paz no es el mismo que en el común de los países de la región ni menos en el de Chile.

La Democracia, en el imaginario de nuestro compañero de equipo para “proponer y Consolidar Lineamientos Estratégicos del CDS-UNASUR para la construcción Progresiva y Flexible de una Visión compartida se Defensa Regional” es también distante: al 21 de enero del 2014, Maduro había nombrado a 368 militares en cargos institucionales, configurando una progresiva toma del poder por parte de los uniformados en las áreas económica y de seguridad ciudadana, las dos más cuestionadas al gobierno chavista. Los militares controlan el 25% de los ministerios –incluyendo Relaciones Interiores, Alimentación, Industria, Energía Eléctrica, Defensa, Educación, Transporte Terrestre y Acuático y Finanzas, sin olvidar al número dos del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello–. Incluye a embajadores, gobernadores, directores de universidades, se creó también un canal de televisión militar, un banco de las fuerzas armadas, empresas de construcción, una emisora de radio, la corporación agrícola de las FF. AA. y entes de control de precios. Bajo la dirección, primero de Chávez y luego de Maduro, Venezuela se ha transformado en un Estado militarista, sin separación real de poderes y con una prensa maniatada.

Esta militarización incluye el lenguaje cotidiano del gobierno de Nicolás Maduro, “guerra económica, ofensivas y combates” son términos aplicados por el mandatario y sus ministros en cada acto político, económico o social y en sus frecuentes apariciones televisivas. El broche de oro antidemocrático lo constituyen las “Unidades de Batalla Hugo Chávez”, células de choque y movilización del PSUV, partido de gobierno.

No tenemos la misma idea de Soberanía. La soberanía de un Estado se manifiesta en su capacidad para hacer aquello que su gobierno y su nación estiman bueno y conveniente para ellos. En este sentido, una Estado que está endeudado, desprovisto de recursos para alimentar a su gente, carente de la capacidad para proteger a sus ciudadanos de la violencia criminal, sometido a oligarquías políticas y militares y sin capacidad para expresarse públicamente, no es soberano.

La soberanía entendida en los términos chavistas reside mucho más en su capacidad para apropiarse de bienes y servicios en manos extranjeras o de privados, el conocido dictum autoritario “¡exprópiese!” de Hugo Chávez lanzado desde cualquier podio, es para ellos una manifestación clara de soberanía. Nuestra concepción no puede ser más distinta. Luchar por la soberanía tiene un significado muy distinto en ambos países.

¿Para qué idea de soberanía queremos diseñar una estrategia?

El Secretario General de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Alí Rodríguez Araque, inauguró el 9 de junio recién pasado en Buenos Aires la conferencia “La Defensa y los Recursos Naturales”, donde expresó: “Todo recurso natural está alojado en la tierra, es decir, el acceso del recurso natural convoca a un problema territorial, la defensa y la protección de la soberanía, no es sólo un principio básico abstracto sin terrenalidad (sic)”.

Este es un derivado de un silogismo simple y falso: “El Estado es responsable de la defensa de los recursos naturales; las FF. AA. son los organismos del Estado a cargo de la defensa, ergo, las FF. AA. están a cargo de la defensa de los recursos naturales”.

Las FF. AA. efectivamente están a cargo de la defensa territorial, pero de todo lo que contiene el territorio, es decir, de la Nación y del Estado, de los bienes muebles e inmuebles de ambos, individuales y colectivos, también de los bienes y seguridad de los extranjeros avecindados en nuestro territorio.

La protección de los recursos naturales como bienes sociales es materia de decisiones políticas y económicas propias del gobierno y la sociedad. Las FF. AA. no tienen nada que decir respecto la forma en que la sociedad acuerda la administración de ellas.

La militarización de la política bolivariana es la causa central de este error que introduce a las FF. AA. en espacios políticos ajenos. El rol asignado a las FF. AA. en las políticas internas es muy distinto en Venezuela y en Chile.

El Comunicado –del 10 de junio de este año– de los viceministros y jefes de Delegación de los Ministerios de Defensa del Consejo de Defensa Suramericano – Unasur –firmado por Carlos Maldonado Prieto, en representación de Chile– señaló que los delegados coincidieron en:

– “Que los recursos naturales son un activo estratégico de interés común de la región”. ¿Es un interés nacional de Surinam y Uruguay el cultivo de salmones en Chile?

– “Que, en consecuencia, se considera necesario garantizar la soberanía y la protección de los mismos”. “Soberanía y protección” ¿es lo mismo que estatización?, ¿la forma en que cada Estado decida la administración de sus recursos naturales es materia de injerencia de otros Estados? ?, ¿es un interés nacional de Chile la construcción de plantas de celulosa en asociación con empresas extranjeras por parte de Uruguay?

– “Que, desde el ámbito del CDS, debe seguir profundizándose el actual esquema regional cooperativo a través de nuevas iniciativas relativas a la protección de los recursos naturales, tales como la construcción de instrumentos jurídicos comunes y convergentes; desarrollos doctrinarios y conceptos compartidos; promoción de la formación y educación en las instancias regionales suramericanas Centro de Estudios Estratégicos de Defensa y Escuela Suramericana de Defensa, entre otras”.

El Consejo de Defensa Suramericana (de defensa militar) ¿tiene injerencia en las decisiones políticas de los ámbitos económicos, ambientales, financieros y jurídicos de los gobiernos?, ¿es el CDS el ámbito para impulsar la construcción de instrumentos jurídicos comunes y convergentes para proteger los recursos naturales de los países?

Como se puede apreciar, el CDS ha incorporado la aproximación militarista del gobierno chavista a la gestión de gobierno que hace imposible hallar “puntos de encuentro” entre los representantes de la Defensa de Venezuela y Chile, sin que uno de los dos deba abdicar de sus concepciones políticas básicas.

Quién va a hacerlo. ¿Ellos o nosotros?

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