Se está terminando el año 2017 y comenzarán pronto las novedades de los últimos años: calores extremos, fuertes vientos y tremendos incendios forestales. Y comienzan desde hace unas semanas a escucharse las alarmas y los preparativos hasta ahora insuficientes. No es difícil prever que se nos vienen encima nuevamente calamidades con sus enormes costos económicos y sociales. Los anuncios ya comenzaron:
1. Estudio realizado por diversas instituciones de Sudamérica, entre ellas la Universidad Austral de Chile, reveló que la mega-sequía ocurrida entre 2010 y 2015 desde la Región de Coquimbo a la del Biobío, fue la más extensa y severa de los últimos 1.000 años;
2. El cambio climático en Talca es notable con más días de calor durante el año y un aumento de la temperatura por sobre el promedio a nivel mundial. En los últimos 40 años «la temperatura promedio máxima anual fue de 21,6°C; y desde 2003 a 2016 subió a 22,2°C, con un incremento de 0,6 °C.” Los días de calor, cuando la temperatura máxima es igual o superior a 25°C aumentaron a 151, con un alza de 16 días;
3. Las lluvias intensas y concentradas ya provocaron un desastre y muertes por los aluviones en la localidad de Santa Lucía, Chaitén, Región de Los Lagos;
4. Los incendios forestales ya comenzaron a mediados de diciembre en Melipilla, Limache, en Bio Bio y en la V Región; y
5. Diversos eventos climáticos que van tomando lugar en la agenda diaria de las noticias nacionales tales como las inundaciones, elevación del nivel del mar y marejadas, calores extremos en distintas ciudades, deshielos desmesurados, velocidades de vientos superiores a lo normal, entre muchos otros.
El Gobierno de Bachelet en su último año terminó transformándose claramente en una administración ambientalista. Actuando a favor de la sustentabilidad y la protección del medio ambiente, destacándose mundialmente por su decisión de tomar las cosas en serio y dar los pasos correctos al iniciar la conversión de nuestra matriz energética. Favoreciendo el desarrollo de las energías renovables no convencionales. Subrayando la importancia de respetar la conservación de áreas protegidas y de la biodiversidad que contienen. Señalando que sin sustentabilidad no hay posibilidad de un crecimiento económico duradero. Todos ellos, son enormes avances que deben ser debidamente reconocidos.
[cita tipo=»destaque»]Las evidencias son asombrosas: Las concentraciones de CO2 en la atmósfera a 2017 continúan elevándose y será un año record, las temperaturas tanto máximas como mínimas se hacen cada año más extremas, las primaveras siguen adelantándose, los hielos antárticos y árticos se derriten, los glaciares se deshacen, el nivel del mar va en ascenso, los patrones de las lluvias y las sequías se modifican aumentando sus daños, las olas de calor están empeorando, también las lluvias torrenciales y los océanos se están acidificando masivamente. [/cita]
Sin embargo, no está a la par la conciencia ambiental de la gran mayoría de los chilenos. El respeto al medioambiente no es tan claro ni decidido, en particular por los empresarios vinculados al sector agrícola, energético, forestal y pesquero. Habrá que despertarlos y ojalá lo haga pronto su líder el recién electo Presidente Piñera. Sin la participación y firme compromiso de toda la población chilena y de estos sectores productivos claves para nuestra economía no progresaremos como se requiere para ejecutar las respuestas necesarias y definitivas al desafío y a los riesgos que nos expone el Cambio Climático en marcha.
Lo que resulta increíble es que los chilenos no entendamos lo que tenemos frente a nuestros ojos, no querer darse cuenta que existe en marcha un proceso destructor imparable a nivel planetario, por ello no podemos seguir haciendo las cosas como siempre ni continuar actuando como si no sucediera nada. Las evidencias son asombrosas: Las concentraciones de CO2 en la atmósfera a 2017 continúan elevándose y será un año record, las temperaturas tanto máximas como mínimas se hacen cada año más extremas, las primaveras siguen adelantándose, los hielos antárticos y árticos se derriten, los glaciares se deshacen, el nivel del mar va en ascenso, los patrones de las lluvias y las sequías se modifican aumentando sus daños, las olas de calor están empeorando, también las lluvias torrenciales y los océanos se están acidificando masivamente.
Por todo ello no podemos de dejar de insistir en alertar a la población chilena de los enormes riesgos que están en juego. La situación es clara. Los efectos de nuestras emisiones de CO2 y otros gases con efecto invernadero son ya indiscutibles. Ahora es más importante que nunca que comencemos a aportar en forma individual y como país a la cruzada mundial para “disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera”, la causa principal del “Efecto Invernadero”, que induce al “Calentamiento Global” y provoca en último término el “Cambio Climático”.
El ciudadano chileno debe estar informado de lo mucho y muy grave que está sucediendo en nuestro país y lo que está en juego en el planeta respecto a este fenómeno el cual en un 100% es provocado por nuestras malas acciones desde que empezamos a usar el gas, petróleo y carbón. Por esta razón resulta imprescindible fortalecer la entrega de información sobre el Cambio Climático y sus efectos para Chile y la humanidad, en un lenguaje accesible para evitar cualquier mal entendido o confusión respecto a este asunto de crucial importancia.
La mayoría de los chilenos no están informados de los datos sobre las evidencias citadas más arriba ni tampoco preocupados por el calentamiento global. Muy pocos lo entienden, y son muchos menos aquellos que están convencidos que el problema es urgente. No se tiene plena conciencia que el destino de las futuras generaciones (no necesariamente las muy lejanas) está hoy siendo determinado y puesto en peligro por el actual nivel de las emisiones de CO2 que se emiten por el uso masivo de gas, petróleo y carbón.
También pareciera persistir la falsa información de que todavía no está claro si hay o no hay peligro por el Cambio Climático. Es posible que los chilenos antes de enfrentarse a la cruda realidad de los datos científicos sobre los riesgos que nos enfrentamos con el Cambio Climático prefieran cobijarse en la mentira que señala que aún hay una controversia entre los científicos respecto a la gravedad del problema. Controversia que el público chileno considera como algo mucho más grande que la que realmente existe. Si es que existe alguna al día de hoy.
Son muchos los Informes científicos que en Diciembre 2017 han despejado gran parte de las dudas reconociendo que hay un consenso mundial, con un número muy reducido de expertos que disientan. Citemos para nuestros lectores interesados los Informes más destacados publicados en los últimos meses:
1. US Global Change Research Programe, 2017. Climate Science Special Report: Fourth National Climate Assessment ( https://science2017.globalchange.gov/ );
2. United Nations Environment Programme (UNEP), 2017. Emissions Gap Report 2017. Nairobi, Kenya. ( www.unenvironment.org/resources/emissions-gap-report);
3. Ripple, W.J et al, 2017. World Scientists’ Warning to Humanity: A Second Notice (Trad.:“Advertencia de los científicos del mundo a la Humanidad: Un Segundo Aviso”) Documento suscrito por 15.364 científicos de 184 países. BioScience, Volume 67, Issue 12, 1 December 2017, Pages 1026–1028, https://doi.org/10.1093/biosci/bix125
Teniendo en consideración lo presentado en estos importantes Informes podemos afirmar: Basados en evidencias incuestionables, cerca del 97 % de los científicos climáticos han concluido que está ocurriendo un Cambio Climático inducido por las actividades humanas. Las tendencias ambientales extremadamente negativas que amenazan seriamente el bienestar humano y causan daños sustanciales e irreversibles a la Tierra son ahora mucho peores que hace 25 años. Hoy se cuenta con señales obvias de que vamos por un camino insostenible.
No cabe duda que en nuestro país hemos avanzado en la aplicación de la gestión ambiental por las instituciones del Estado y la empresa privada, hemos hecho progresos en algunas áreas como la reducción de los productos químicos que dañan la capa de ozono, el aumento de la energía generada con fuentes renovables y se ha registrado una menor tasa de deforestación en algunos lugares. Pero estamos insertos en un mar de peligros en el ámbito nacional por los cada día más frecuentes desastres naturales derivados del cambio climático, mal ordenamiento territorial, mal manejo de los recursos naturales y elevada contaminación del aire y las aguas a los cuales no podemos continuar ignorando.
En el ámbito mundial la situación es peor y va a terminar afectándonos directa o indirectamente, por ejemplo por el aumento del 35% de la población humana, que ha sumado 2.000 millones de personas desde 1992 y porque en las últimas décadas ha ocurrido una reducción masiva del 29% en el número de mamíferos, reptiles, anfibios, aves y peces. Los datos científicos nos señalan que hemos provocado la sexta extinción masiva, la más reciente en aproximadamente 540 millones de años, en el que muchas formas de vida actuales podrían al menos estar comprometidas de extinción para finales de este siglo. Somos testigos ahora de una reducción del 26% en la cantidad de agua dulce disponible per cápita. Tenemos un notable descenso en las capturas de peces, a pesar del aumento de los esfuerzos pesqueros. Más preocupante aún es que registramos un incremento del 75% de las zonas muertas de los océanos. Y lo que más nos debe preocupar a los chilenos en lo inmediato es que en los últimos dos años hemos perdido más de un millón de hectáreas de bosque por incendios incontrolables.
¿Estamos siendo alarmistas o incluso catastrofistas? De acuerdo a los datos científicos duros, evidentemente no. Pero según aquellas predicciones ilusorias llenas de optimismo que predican que la tecnología terminará salvándonos, de una u otra manera, tal vez sí. Lo que no aclaran los optimistas por decreto es que ante los escenarios posibles de escapar de los estragos del cambio climático la humanidad dejaría de ser la humanidad tal como la conocemos hoy y serían sólo unos pocos los elegidos para sobrevivir. Pero ese es el terreno de los sueños y las especulaciones que nos hacen ocultar la realidad, pasemos a lo importante.
Lo que aquí nos interesa subrayar es que cuando se interpretan los datos científicos disponibles, se verifican hechos y se analizan sus posibles consecuencias a largo plazo lo que se requiere es determinación para alertar a la sociedad, a los gobiernos y al sistema económico que vamos por el camino equivocado. No se trata de publicar falsas alarmas tan en boga en estos momentos en nuestro país. Al contrario, los informes aquí citados están entregándonos las señales obvias y lo que se espera de nosotros es que tomemos conciencia de lo que está ocurriendo, y promovamos un amplio debate público en Chile sobre crecimiento sostenible, medioambiente y cambio climático que nos permita diseñar mejores políticas públicas.