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Canciller, “dele una mano” a sus colegas del Ministerio de Agricultura Opinión

Canciller, “dele una mano” a sus colegas del Ministerio de Agricultura

Eduardo A. Santos Fuenzalida
Por : Eduardo A. Santos Fuenzalida Experto internacional en asuntos de comercio
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Canciller, “dele una mano” a sus colegas del Ministerio de Agricultura. La necesitan, y mucho. En Agricultura insisten en tratar la “seguridad y soberanía alimentaria” centrándose exclusivamente en la denuncia del alza de los precios internacionales y en la “gestión” de las variables domésticas. Medidas parche de corto plazo, sin necesariamente avanzar en una respuesta permanente a estos temas. Sin duda, ello es necesario, pero sin la variable internacional “quedarán cortos” en el tratamiento del tema. De hecho, terminan siendo ineficaces en las circunstancias de apertura económica y comercial actuales. 


Canciller, “dele una mano” a sus colegas del Ministerio de Agricultura. La necesitan, y mucho. En Agricultura insisten en tratar la “seguridad y soberanía alimentaria” centrándose exclusivamente en la denuncia del alza de los precios internacionales y en la “gestión” de las variables domésticas. Medidas parche de corto plazo, sin necesariamente avanzar en una respuesta permanente a estos temas. Sin duda, ello es necesario, pero sin la variable internacional “quedarán cortos” en el tratamiento del tema. De hecho, terminan siendo ineficaces en las circunstancias de apertura económica y comercial actuales. 

A este respecto, el Ministerio de Agricultura informó -pocos días atrás- que el Subsecretario J. Guajardo representó a Chile en la 50ª sesión del Comité de Seguridad Alimentaria (CSA) de la FAO realizada en Roma, entre el 10 y el 13 de octubre. Este Comunicado de Prensa no hace sino confirmar la ausencia de los temas internacionales en la propuesta de seguridad alimentaria informada por Prensa de MINAGRI (Subsecretario Guajardo aborda los desafíos del agro en la 50ᵃ Cumbre Mundial FAO). No parece estar disponible la presentación completa del Subsecretario en Roma (o, al menos, no la pude conseguir). No obstante, hay numerosas citas que informan de los puntos centrales de su presentación. El Comunicado destaca el Plan Siembra por Chile; la Comisión Nacional de Seguridad y Soberanía Alimentaria (que entregaría un Plan Nacional de Seguridad y Soberanía Alimentaria en 2023); una “Nueva” Ley de Riego; un Plan de Logística Colaborativa (con foco en operaciones de los principales terminales portuarios); el fomento a la siembra de cultivos tradicionales (vía INDAP); 70 Micro-bancos de Alimentos; extensión del Crédito Banco Estado-Siembra por Chile; y el Informe ODEPA Mejores Alimentos de Temporada (MAT) (sugiere consumo de alimentos de temporada y entrega precios actualizados).

Dos citas adicionales que “tocan” aspectos internacionales parecen confirmar que se perdió el rumbo en estas materias. El Subsecretario habría señalado en una de sus presentaciones que “La agricultura está estrechamente vinculada a los recursos naturales y [que …] Se necesitan transformaciones importantes para adaptarse al cambio climático, enfrentar la escasez hídrica y transitar hacia sistemas de producción más sostenibles … Esos cambios son prioritarios en la agenda nacional, ya que debemos avanzar a paso firme a un sistema agroalimentario sostenible, innovador, inclusivo y resiliente”. Propuestas muy loables, pero -aun así- en esos mismos días, el Gobierno le “sacó el trasero” a la jeringa y permitió que el TPP11 fuera aprobado en el Senado, a pesar de que el Tratado conducirá precisamente a la sobreexplotación de nuestros recursos naturales y “extremar” la orientación de la agricultura al mercado exportador. Culmina su postura destacando que las medidas mencionadas “…se basan en los estándares de la Organización Mundial del Comercio [y en el …] “compromiso de mantener mercados agrícolas justos, abiertos e inclusivos para garantizar el flujo continuo de productos agrícolas, así como insumos esenciales para la producción” (Mi énfasis). Mercados abiertos, super claro. ¿Mercados “justos” e “inclusivos”? 

El Subsecretario le “apuntó” con “mercados abiertos”: en el marco de los actuales tratados comerciales, no estamos en condiciones de imponer restricciones o de manipular el mercado. Sin embargo, sí podemos mejorar lo que hemos negociado en materia de comercio internacional en Latinoamérica. Tenemos TLC(s) con todos los países de la Región y hay espacio para mejorar en varias áreas del intercambio agrícola y alimentario, en cooperación regional y en materias de desarrollo rural, y avanzar en los objetivos de integración económica del programa del presidente. Sin embargo, es en la Cancillería y en la SUBREI, donde deben tomar la iniciativa en estas materias. Canciller, Uds. “tienen la manija” para avanzar en estas materias y está entre sus objetivos de trabajo. 

Y tenemos una buena base para hacerlo “con foco” en Latinoamérica: la Región es autosuficiente en los principales alimentos (excepto los productos lácteos) y los países latinoamericanos -en su gran mayoría- ya se abastecen de alimentos en la Región. En el caso de Chile, casi el 60% de las importaciones de productos agropecuarios y de alimentos proviene de países integrantes de la ALADI. Y, con un mercado agroalimentario “perfeccionado” y mejor “gerenciado”, mediante cooperación y la integración económica regional, podremos acercarnos a, y asegurar el acceso a nuevas fuentes de alimentos próximas a nuestras fronteras. Tengo la convicción de que podemos avanzar a la “seguridad alimentaria” en un mercado agroalimentario sin barreras arancelarias y técnicas; libre de pestes y enfermedades que impidan el intercambio comercial; con normas y reglamentos estandarizados; y con fronteras expeditas que permitan un comercio agroalimentario fluido. Pero, necesitamos unidad de propósitos, liderazgo y una Cancillería preparada para encabezar la iniciativa. Todo ello nos permitirá sentar las bases para un proceso de integración económica y de cooperación en el ámbito agroalimentario. 

¿Por qué podría ser de interés regional esta iniciativa? Porqué la producción y el comercio agropecuario, de la pesca e industria de alimentos, reúnen actividades que tienen la cobertura territorial más amplia en todos los países de Latinoamérica y así, el potencial de impactar directamente el desarrollo de las regiones y áreas rurales en toda la Región. El intercambio comercial de este sector -en los últimos años- ha sido el más significativo, representando en promedio cerca de un cuarto del comercio total al interior de ALADI. Y, porque el “perfeccionamiento” del comercio agropecuario y alimentario crearía los incentivos para cooperar en diversas áreas de interés para los países de la región como, por ejemplo, proyectos de desarrollo de las áreas rurales, incluyendo conectividad, riego, y protección de los recursos naturales y del medioambiente; el desarrollo y captura de nuevas tecnologías agroalimentarias; así como en el ámbito de la protección de los derechos laborales, los trabajadores migrantes y programas de protección de las y los trabajadores. 

Más importante, facilitaría la puesta en marcha de varios programas y proyectos de desarrollo productivo que permitirían el ingreso de los productores indígenas, de la Agricultura Familiar Campesina, y en general de Pymes rurales a los circuitos comerciales y de exportación. Es sabido que en Chile enfrentan serias dificultades para integrarse con éxito, a las cadenas de comercialización nacionales y de exportación: por un lado están las variadas normas y regulaciones que rigen el comercio agroalimentario, así como el acceso a los canales de distribución y venta y, por el otro, la muy débil y compleja institucionalidad -diluida en varios servicios- que debe capacitar e informar y, al mismo tiempo, entregar instrumentos que permitan a los pequeños productores ingresar, operar, y competir exitosamente en los mercados.  

Los beneficios que podría traer un proyecto de integración regional en el ámbito del sector agroalimentario a los pequeños productores de la Agricultura Familiar Campesina y de los pueblos indígenas y, en general, Pymes rurales son múltiples. Como ya mencionamos, hay diversas medidas y proyectos que será posible concretar con la puesta en marcha del proceso conducente a un mercado agroalimentario latinoamericano ampliado, pero sin duda, la que tendría el impacto más directo en los productores Pymes rurales, sería la creación de una Ventana Única para el Comercio Exportador – Importador Pyme.

Son múltiples las actividades y áreas de trabajo que puede cubrir la “Ventana Única”. Acá solo podemos ilustrar algunas de las principales como, por ejemplo: (1) Capacitando e informando a productores Pymes para la exportación; (2) Entregando inteligencia de mercados con oportunidades y nichos de interés; y (3) Entregando información sobre los posibles mercados importadores, con sus condiciones para el ingreso y la comercialización, así como acceso a las cadenas de importadores, distribuidores y venta minorista. Esta “Ventana” debe garantizar acceso -en un solo lugar o plataforma- a la capacitación, recursos e información relevantes a productores Pymes que desean exportar y colocar con éxito sus productos en los mercados de destino. Requerirá de un importante esfuerzo de coordinación y cooperación entre los varios Servicios, para modernizar y adecuar la institucionalidad comercial a las nuevas necesidades del intercambio internacional, y proyectar estos esfuerzos más allá de nuestras fronteras, “enfilando” a una Ventana Única Regional, como un instrumento y parte esencial del proceso de integración económica. 

La lista de cambios que se debería introducir es larga, pero puedo resumirla en la urgencia de optimizar la coordinación nacional, y en reconfigurar y fortalecer las capacidades de gestión y negociación internacional del sector agroalimentario. Ello debería ocurrir, en primer lugar, colocando bajo un mismo techo la gestión del fomento productivo y de las exportaciones agroalimentarias, mediante la creación de un Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y potenciando Asuntos Internacionales de Agricultura (¿Un Servicio de Cooperación, Comercio y Agricultura Internacional?); y, en segundo lugar, modernizando la Cancillería, incluyendo la SUBREI y ProChile, lo que debería incluir la “actualización” del rol comercial que pueden jugar las representaciones diplomáticas de Chile en el exterior y la creación de una “Dirección / División General de Asuntos Agrícolas, Alimentos y Recursos Naturales” en la SUBREI, con los recursos humanos pertinentes. 

Bien sabemos que esto no ocurrirá de inmediato, pero debemos intentarlo por la seguridad alimentaria y las y los productores Pymes rurales.

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