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11 de septiembre: golpe militar Opinión

11 de septiembre: golpe militar

Renato Cristi
Por : Renato Cristi PhD. Professor Emeritus, Department of Philosophy, Wilfrid Laurier University.
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¿Dónde estaba Jaime Guzmán esa mañana de septiembre? Tenemos el testimonio de Gonzalo Rojas: “La mañana del Once de septiembre de 1973, hacia las 10 más o menos, caminé desde mi casa a la de Jaime Guzmán, quien entonces vivía en Galvarino Gallardo, entre Pedro de Valdivia y Lyon. En su pequeño living había una docena de personas, entre ellos el recién fallecido Eduardo Boetsch, quienes nos dispusimos a oír la radio. Fue en ese lugar donde la mayoría supimos por primera vez de la existencia del famoso Bando Nº5. Recuerdo perfectamente –otras cosas no las tengo en la memoria– que, en la mitad de la lectura del bando, Jaime miró a don Eduardo y le dijo simplemente: ‘Eso lo cambiaron'”.


El 11 de septiembre de 1973, un golpe militar derroca a Allende. Es un golpe de extrema violencia. Comienza con el bombardeo aéreo de La Moneda, y en los días, meses y años siguientes suceden innumerables muertes, torturados y detenidos desaparecidos, en violación sistemática de derechos humanos. Paralelo a la acción militar se instala una dictadura que destruye la Constitución del 25 y propone crear una nueva. 

¿Dónde estaba Jaime Guzmán esa mañana de septiembre? Tenemos el testimonio de Gonzalo Rojas: “La mañana del Once de septiembre de 1973, hacia las 10 más o menos, caminé desde mi casa a la de Jaime Guzmán, quien entonces vivía en Galvarino Gallardo, entre Pedro de Valdivia y Lyon. En su pequeño living había una docena de personas, entre ellos el recién fallecido Eduardo Boetsch, quienes nos dispusimos a oír la radio. Fue en ese lugar donde la mayoría supimos por primera vez de la existencia del famoso Bando Nº5. Recuerdo perfectamente –otras cosas no las tengo en la memoria– que, en la mitad de la lectura del bando, Jaime miró a don Eduardo y le dijo simplemente: ‘Eso lo cambiaron’. No sé a qué aspecto concreto del documento se refería, pero lo que resultaba obvio es que Guzmán había conocido su contenido horas antes”.

Del relato de Rojas se puede inferir que Guzmán no solo tenía noticia del texto, sino que lo conocía tan detalladamente como para darse cuenta que habían cambiado su redacción en un punto preciso (“eso lo cambiaron”). El documento tiene 739 palabras y consigna 14 puntos. ¿Es plausible que Guzmán haya sido solo consultado esa mañana (“horas antes”) acerca de un texto ya redactado, y que el solo lo haya visado? Lo que me parece plausible es que, en los días anteriores al golpe, Guzmán, junto con miembros de las FF.AA., redactaron un bando para justificar el golpe. 

El bando se refiere la “grave ilegitimidad” del gobierno de Allende; afirma que “se ha colocado al margen de la Constitución”; que se trata de un “gobierno ilegÍtimo, inmoral”; que es un “gobierno que, aunque inicialmente legítimo, ha caído en la ilegitimidad flagrante”. En su punto 14 y final, insiste en la idea de “legitimidad”. Cuando sugiere que el gobierno de Allende tuvo legitimidad de origen, pero careció de legitimidad de ejercicio, queda a la vista la huella digital de Guzmán. 

En su Memoria de Prueba de 1970, Teoría sobre la Universidad, se lee: “Es preciso comenzar por una distinción capital: la generación y el ejercicio de la autoridad… La filosofía política enseña que la legitimidad puede decirse de una autoridad en dos sentidos, a saber, en atención al origen y en atención al ejercicio”. Cita a los autores carlistas Osvaldo Lira y Aniceto de Castro para postular que la legitimidad de ejercicio, y no la de origen, es lo esencial.

Si cabe alguna duda de que Guzmán es el principal redactor del Bando N°5, hay que considerar que, el 8 de enero de 1971, en la revista PEC, Guzmán da el puntapié inicial a lo que denomina “la guerra cívica e ideológica que es nuestro deber librar contra la Unidad Popular”. Esto lo hace fundado en la idea de legitimidad que obtiene de Lira y de Castro. Con ellos afirma: “Constituye un error de vieja raigambre liberal el darle más importancia al origen formal del Poder, que a su contenido real y más profundo”. Según Guzmán, no importa que Allende haya sido elegido democráticamente; su gobierno será necesariamente ilegítimo en su ejercicio.

A partir de ese momento, Guzmán organiza una campaña que crea un vasto movimiento gremial de oposición que actúa en forma paralela a los partidos. El 13 abril de 1973 escribe: “Es moralmente lícito recurrir a todas las armas para enfrentar al enemigo en cualquier terreno por el cual éste se desplace”; el 11 de mayo: “Militares: ¿árbitros o cómplices?… [hay que] exigir una taxativa definición de las entidades castrenses…”; el 13 de julio: “El Congreso confirma la ilegitimidad del gobierno”; el 10 de agosto: … la comprobada ilegitimidad en que ha caído el régimen de Salvador Allende… Las FFAA tendrían que actuar con singular rapidez y eficacia para devolver la confianza que la ciudadanía antes tenía depositada en ellas… Si ello no ocurriera en el lapso de horas… será necesario afirmar que nuestros militares se han hecho cómplices de la destrucción moral y física de Chile”.

Este crescendo retórico culmina con el titular de su columna del 31 de agosto: “Incomprensible pasividad militar. Chile exige la renuncia de Allende”. En el cuerpo de la columna conmina a Allende a “hacer dejación del cargo que tan ilegítimamente desempeña”. Y ello porque “ya no puede negarse el grado de ilegitimidad en que se desenvuelve el gobierno marxista.” Concluye perentoriamente: “Frente a esta misma realidad, los garantes de nuestra integridad republicana y democrática, mantienen incomprensible y ya inaceptable pasividad”.

Días más tarde se reúne con oficiales militares para redactar el bando que buscará legitimar el golpe de Estado. Guzmán podrá así cumplir con el propósito que anuncia el 8 de enero de 1971. Se podrá defender la legitimidad de origen del gobierno de Allende, pero Guzmán había ya proclamado su ilegitimidad de ejercicio desde un comienzo. Esta acusación de ilegitimidad lo acusa, precisamente a él, de ser autor intelectual del golpe.   

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 * Esta columna de opinión está basada en la participación del autor en un conversatorio de la Universidad Católica de Valparaíso en el marco de los 50 años del golpe de Estado. Ver AQUÍ  

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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