Publicidad
La tiranía de las mayorías en el Consejo Constitucional Opinión

La tiranía de las mayorías en el Consejo Constitucional

Claudio Fuentes S.
Por : Claudio Fuentes S. Profesor Escuela Ciencia Política, Universidad Diego Portales. Investigador asociado del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR)
Ver Más

Si el único camino posible es que los sectores minoritarios se adapten a lo que opine la mayoría, o si lo único que aquella mayoría hará será hacer cosas para no “irritar a las minorías”, entonces no habrá diálogo posible. La labor del Consejo se transformaría en un ritual vacío de deliberación, negociación y acuerdo. El texto constitucional sería la expresión de una sola facción –aquella que circunstancialmente es mayoritaria– y no la expresión de un acuerdo donde todos los sectores se sientan mínimamente representados. La pregunta crucial entonces es qué querrá hacer la mayoría del Consejo Constitucional: razonar, no irritar o, directamente, ejercer su poder de mayoría.


¿Debe la mayoría ejercer todo su poder y no atender a la minoría? El consejero electo Luis Silva puso en discusión uno de los principales dilemas en la democracia, que por cierto fuera expuesto por John Stuart Mill mucho tiempo atrás. En su obra Sobre la Libertad (1859), Mill alertaba que un sector de la sociedad podría obtener una mayoría circunstancial y por la vía de sus decisiones ejercer una tiranía social que incluso llegaría a ser más duradera que la decisión de un simple magistrado. Para Mill, el problema a resolver era cómo las decisiones mayoritarias no ahogaban la formación de individualidades diferentes, por lo que “se hace del todo necesario otorgar al individuo una protección adecuada contra esa excesiva influencia” (Mill, Sobre la Libertad, p.22, ed. Aguilar 1977). 

Silva, en su reflexión, sostiene que la solución es simple: la mayoría manda. Criticando la estrategia de Chile Vamos, indicaba que “es el gran problema de Chile Vamos hoy. (…) Para ellos dialogar es llegar a acuerdos. Para mí no. En democracia la regla de la mayoría está para resolver el desacuerdo. Si una de las partes dice ‘tiene que suceder esto porque estas son mis convicciones’, si no estoy de acuerdo, respondo ‘votemos’. Y esa es la democracia”. La voz de la mayoría implica entonces que no es necesario establecer acuerdos con las voces minoritarias: “¿Por qué cresta siendo mayoría tenemos que llegar a acuerdos con la minoría?”indicaba Silva hace unas semanas.  Y agregó: “Yo no quiero pasar máquina, pero aquí la apertura al acuerdo es de quien está en minoría” (Diario Financiero, 13.05.2023). Con ello, el consejero electo planteaba que en una democracia le correspondía a la mayoría tomar las decisiones y que la minoría solo podría adaptarse.

Pocos días atrás insistió en su punto respecto a que en una democracia la mayoría manda. Sostuvo que “yo no dije que fuera imposible llegar a acuerdos, simplemente describí cómo funciona la democracia y la democracia funciona resolviendo los desacuerdos con votación y la decisión que prima no es la de la minoría, sino que de la mayoría”. Agregó que “cuando pareciera que flota la idea que los acuerdos tienen que ser necesariamente transversales, evidentemente que mientras más transversales mejor, pero no se puede desconocer ese punto de fuga de la democracia, que es resolver el desacuerdo por votación” (El Mostrador, 22.05.2023).

Pero agregó un punto sobre el cual vale detenerse. Indicó que “aunque tú tengas las mayorías tienes que hacerte cargo de no irritar a las minorías, porque puede que tu decisión sea la que termine adaptándose, pero con tal grado de irritación por parte de las minorías, que no se respete la norma, que se cuestione inmediatamente”.

El asunto es vital a la hora de escribir una nueva Constitución, por cuanto a lo que se aspira es precisamente a encontrar un mínimo común para que todos los sectores de la sociedad puedan convivir, sin destruirse mutuamente. ¿Qué incentivos debiera tener un sector que controla la mayoría para escuchar e incluso incorporar aspectos que plantean los sectores minoritarios? La primera razón, expuesta por Silva, es el temor a que la minoría no acate lo consagrado por una mayoría que controla el poder –el miedo como factor movilizador de las decisiones. La segunda razón es la posibilidad de que en el proceso de deliberación las fuerzas políticas puedan convencerse mutuamente respecto a que ciertos diseños institucionales pudiesen ser razonables y hasta necesarios para el país la razón como motor de la toma de decisiones. La tercera razón podría ser estratégica y se refiere a la evaluación prospectiva que aquella mayoría circunstancial podría hacer respecto de la conveniencia de adoptar un determinado diseño el cálculo estratégico prospectivo.    

El grave error del proceso inmediatamente anterior fue precisamente la incapacidad del sector mayoritario de la Convención de incorporar las opiniones e ideas del sector que fuera en ese momento minoritario. Se pensó que la voluntad mayoritaria de la ciudadanía apoyaría cualquier propuesta constitucional y aquello no sucedió. La postura dominante fue que en democracia la mayoría mandaba y no se atisbó que aquella mayoría era circunstancial. No se escuchó al adversario ni tampoco se previó un eventual rechazo.

Si el único camino posible es que los sectores minoritarios se adapten a lo que opine la mayoría, o si lo único que aquella mayoría hará será hacer cosas para no “irritar a las minorías”, entonces no habrá diálogo posible. La labor del Consejo se transformaría en un ritual vacío de deliberación, negociación y acuerdo. El texto constitucional sería la expresión de una sola facción aquella que circunstancialmente es mayoritaria y no la expresión de un acuerdo donde todos los sectores se sientan mínimamente representados. La pregunta crucial entonces es qué querrá hacer la mayoría del Consejo Constitucional: razonar, no irritar o, directamente, ejercer su poder de mayoría.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias