Publicidad
¿De cuál capitalismo estamos hablando? Opinión Agencia Uno

¿De cuál capitalismo estamos hablando?

Francisca Larraín Marshall
Por : Francisca Larraín Marshall Licenciada en Estética & Filología Inglesa, Master Business & Administration PUC
Ver Más

Diversos académicos y empresarios, preocupados por la creciente desconfianza de la opinión pública hacia las empresas, producto de los daños sociales, medioambientales y económicos asociadas a estas, han desarrollado modelos para mejorar el paradigma de empresa y capitalismo, que en muchos casos ha demostrado ser insuficiente.


El 13 de diciembre de 1970, Milton Friedman declaraba en un artículo publicado por el New York Times que el único fin social de una empresa era generar utilidades para sus accionistas. ¿Qué tan vigente sigue siendo esta definición?

Más de 50 años han pasado desde aquella publicación y diversos académicos y empresarios, preocupados por la creciente desconfianza de la opinión pública hacia las empresas, producto de los daños sociales, medioambientales y económicos asociadas a estas, han desarrollado modelos para mejorar el paradigma de empresa y capitalismo, que en muchos casos ha demostrado ser insuficiente. ¿Cuánto sabemos de estos y qué proponen?

Edward Freeman, en su libro The Power of And destaca que estos nuevos modelos consideran al menos cinco dimensiones: “(1) La importancia de la finalidad, los valores y la ética, además de los beneficios; (2) la centralidad de crear valor para las partes interesadas, además de los accionistas; (3) considerar que la empresa está integrada en instituciones sociales como en mercados; (4) reconocer la plena humanidad de las personas, además de sus intereses económicos; y (5) integrar la ‘empresa’ y la ‘ética’ en modelos empresariales más holísticos”.

En 1953, Howard Bowen, en su libro Social Responsibilities of the Businessman, instaló el primer debate sobre ética empresarial y responsabilidad social, planteando la necesidad de considerar estos aspectos como parte de la planificación estratégica y la toma de decisiones de la gestión. Surge, así, el Modelo Uno: Responsabilidad Social de las Empresas (RSE).

En 1984, el ya mencionado Edward Freeman, profesor y filósofo americano, publica el libro Strategic Management: a Stakeholder Approach y funda el Modelo dos: Capitalismo de stakeholders, el cual cuestiona la idea de que la principal responsabilidad de una empresa es un deber fiduciario para con los accionistas y se propone que las empresas deben actuar considerando a sus grupos de interés. 

En 1987, el Informe Brundtland de las Naciones Unidas, asociado a la ex primera ministra noruega del mismo nombre, analiza, critica e invita a replantear las políticas de desarrollo económico, reconociendo que el avance económico y social se asocia a un costo medioambiental alto. Asociado a esta crítica, nace el Modelo tres: Sostenibilidad Corporativa que sugiere que la estrategia de negocio debería consistir en la “persecución simultánea y proactiva de objetivos en los aspectos sociales, medioambientales, económicos y humanos”.

En 2004 nace el Modelo cuatro: Capitalismo inclusivo, asociado a C.K. Prahalad y su libro La fortuna en la base de la pirámide: erradicar la pobreza a través de las ganancias preguntando: ¿Por qué no podemos crear un capitalismo inclusivo? Su foco está en aumentar la colaboración entre líderes empresariales y gubernamentales, así como académicos y activistas sociales, para abordar la desigualdad de ingresos y la caída de la confianza pública en las empresas.

El 2006, Kassoy, Houlahan y Coen crean B Lab y su riguroso modelo de certificación, como Modelo cinco: B Corp. Hoy son más de 7.199 empresas en el mundo las que ya se han certificado. Su declaración de interdependencia pone de manifiesto una visión nueva del rol empresarial, concibiendo su rol dentro de un ecosistema, cuyos actores son impactados e impactan el quehacer que la rodean.

En enero de 2011, en la revista Harvard Business Review, Michael Porter y Michael Kramer proponen el Modelo seis: Creación de valor compartidoSu principal contribución se asocia a una nueva conexión entre éxito comercial y éxito social, y en mirar los desafíos sociales y medioambientales como oportunidades de creación de valor.

Pocos años más tarde, en 2013, John Mackey y Raj Sisodia publicaron su libro Capitalismo Consciente, el Modelo siete, en el que sugieren que las empresas tienen que operar con un nivel mucho más alto de conciencia sobre su propósito e impacto. Sus cuatro ejes son definir un propósito superior, integrar las partes interesadas, fomentar un liderazgo consciente y gestionar una cultura consciente.

El Modelo ocho, el Capitalismo regenerativo, va más allá y trata de diseñar sistemas económicos que no solo eviten el daño, sino que contribuyan activamente a restaurar los ecosistemas.

Si bien el Modelo nueve, el de Emprendedor Social, se asocia al libro de Freer Spreckley, Essential Social Enterprise, publicado en 2021, el concepto habría surgido mucho antes. Su propuesta se centra en la creación de nuevas empresas que, desde su origen, tienen como objetivo mitigar la pobreza, proteger el medio ambiente y desarrollar la comunidad.

Finalmente y después de 15 años de investigación, en 2021, el Said Business School de Oxford y el think tank Mars Catalyst lanzan el Modelo 10: Economía de mutualidad, que ofrece metodologías y herramientas de administración práctica probadas en 18 mercados y que da directrices nítidas para implementar soluciones a los dolores sociales, humanos, naturales y económicos con rentabilidad y sin dañar.

Queda claro, entonces, que en la actualidad la generación de utilidades no es el único fin social de una empresa. Hoy los desafíos sociales, medioambientales y económicos pueden transformarse en oportunidades de un nuevo Capitalismo. ¿De cuál Capitalismo estamos hablando entonces?

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias