Netanyahu seguirá aplastando la Franja de Gaza, declarando que no parará hasta la eliminación de Hamás, y al mismo tiempo necesita continuar la alianza con Hamás, esa alianza silenciosa, en la cual permitió a Qatar financiar a Hamás con millones de dólares mensuales.
Noviembre de 2023: ya llevamos más de 40 días de guerra en la frontera con Gaza, una guerra que ha causado la muerte de miles de víctimas en ambos lados, la mayoría de ellos civiles y, lamentablemente, el fin no solo no se ve en el horizonte todavía, sino que amenaza extenderse a una guerra regional, no solo contra Hamás, con Hezbolá en el norte, los Jusim de Yemen desde el sur y potencialmente Irán desde el este, lo que podría ser una amenaza existencial para el Estado de Israel.
La masacre de mil 400 mujeres y hombres, niños y ancianos, en el sur de Israel el mes pasado, y el secuestro de alrededor de 240 rehenes, han dejado a la sociedad israelí en un estado de profundo trauma, con una sensación abrumadora de dolor, una incapacidad para articular nuestros pensamientos y una dificultad para comprender nuestra dura realidad.
El lector chileno debe entender que Hamás es una organización terrorista que declara públicamente su deseo de eliminar el estado de Israel y, como tal, no es el representante legítimo del pueblo palestino. Creo, como muchos otros israelíes, en la coexistencia, en la solución de dos Estados, pero el ataque del 7 de octubre cambió las reglas para siempre.
Podría citar acá algunas de las horríficas historias personales de víctimas, de los rehenes, de familias que quedaron quebradas para siempre, de la crueldad con la cual fueron enfrentados. Historias similares existen también en el otro lado, en Gaza. El lector astuto conoce las estadísticas. En cambio, prefiero concentrarme en un análisis político y en el camino para una solución.
El interés de Hamás es prolongar la guerra, pues sigue ganando la simpatía mundial a medida que continúan las horribles imágenes de Gaza y aumenta el número de víctimas. Actualmente eso parece ser lo único que puede salvar su poder político. Hamás no teme sacrificar a miles de civiles más en aras de la victoria ante la opinión pública y que olviden los terribles crímenes del 7 de octubre.
Al Estado israelí, por el contrario, la continuación de la guerra no le favorece por muchas razones:
Así enfrentamos una situación absurda: Netanyahu seguirá aplastando la Franja de Gaza, declarando que no parará hasta la eliminación de Hamás, y al mismo tiempo necesita continuar la alianza con Hamás, esa alianza silenciosa, en la cual permitió a Qatar financiar a Hamás con millones de dólares mensuales, con la meta de debilitar a la autoridad palestina en Cisjordania, la legítima representante del pueblo palestino y con la cual Israel podría buscar un acuerdo de paz, una ruta de coexistencia.
Si es que hay un consenso en Israel hoy, es que Hamás no podrá seguir existiendo en la Franja de Gaza. Hamás será eliminado no vía el bombardeo masivo que destruye toda la infraestructura civil y cuesta miles de vidas sin distinción, sino a través de un esfuerzo global con herramientas económicas, o sea, ahogar todas sus fuentes de financiamiento, idéntico a lo que se hizo con la nación islámica de Isis-Daesh. Para lograr esto, es esencial que el mundo occidental y las organizaciones económicas mundiales reconozcan a Hamás como una organización terrorista.