Luis Felipe San Martín expresó su “absoluto rechazo y condena a este cobarde ataque, así como a todos los actos de violencia, especialmente a aquellos justificados como expresión de una ideología, de una idea u opinión, para el fin que fuese”.
El director del Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), Luis Felipe San Martín, expresó su repudio por el ataque que dejó en coma a Daniel Zamudio. El joven fue brutal y cobardemente agredido para luego ser abandonado en las cercanías del Parque San Borja el fin de semana. La presencia de heridas con la forma de símbolos neonazis en su cuerpo, hace presumir que fue un grupo de esta ideología radical el agresor, pero el fiscal de la zona Metropolitana Centro Norte, Ernesto Vásquez, quien investiga el caso, sostuvo que aquello “no está definido”.
“Este hecho excede los límites de un delito común, debido a que resulta evidente que se trata de una expresión de odio e intolerancia en contra de un joven en razón de su orientación sexual, lo que va en contra de los principios mínimos de convivencia en una sociedad libre y democrática”, expresó el director nacional del INJUV.
Luis Felipe San Martín expresó su “absoluto rechazo y condena a este cobarde ataque, así como a todos los actos de violencia, especialmente a aquellos justificados como expresión de una ideología, de una idea u opinión, para el fin que fuese”.
Asimismo, San Martin manifestó su “solidaridad y apoyo a Daniel, su familia, amigos y a todos quienes se haya pretendido amedrentar con este cobarde acto. Es imprescindible resaltar que no solo se ha agredido a Daniel; cuando la violencia se sobrepone y toma el lugar del debate, la sociedad entera es perjudicada”, resaltó.
Según el director del Injuv “cuando ocurren este tipo de actos, todo anhelamos mayores penas, leyes especiales –sin duda necesarias- y empatizamos de manera especial con la coyuntura. Sin embargo, es muy probable que antes de este crimen muchos hayamos hecho vista gorda a insultos discriminadores o conductas de violencia incipiente que, al decidir pasar por alto, se convirtieron después en agresiones mayores”.
A su juicio “la proscripción de la violencia como un medio para plantear o defender una idea y el respeto por las convicciones y formas de vida ajenas, deben ser parte de un compromiso personal a ejercerse en todos los ámbitos de convivencia, el colegio, universidades, en la casa y en el trabajo. Los jóvenes tenemos el deber de tomar esta tarea como una de nuestras principales causas”, destacó
