PAÍS
En una insólita demanda laboral, la exembajadora en Reino Unido, Susana Herrera, acusa a la Cancillería de daño psíquico por su despido y pide disculpas públicas de parte de la Cancillería y que estas sean notificadas a la monarquía británica.
Susana Herrera, la exembajadora en Reino Unido, a quien el Gobierno le pidió la renuncia por gestionar con el gobernador de Biobío -fuera de sus atribuciones- el financiamiento de 5 millones de dólares para la construcción de un mercado de maderas en la localidad de Santa Juana, presentó una insólita demanda contra el Estado por su desvinculación, que, según ella, le provocó un detrimento emocional.
En su texto llenó de mensajes de wsap, en el que además combina la redacción en tercera persona (la de los abogados) con su propia voz, sin hacer distinciones, acusa haber sufrido “una afectación a su integridad física y psíquica”, además de una “vulneración a sus derechos fundamentales” por parte de Cancillería. Acusa que el Minrel siempre estuvo al tanto de las gestiones que realizó ante el gobierno regional del Biobío.
En la demanda laboral, Herrera pide una indemnización equivalente a sus últimas 11 remuneraciones, que en total suman $190 millones. Además – y como si fuera poco- exige disculpas públicas de la Cancillería y que estas sean notificadas a la monarquía británica.
En círculos diplomáticos la opinión ha sido unánime. No se tenía conocimiento -hasta ahora- de una acusación tan estrambótica.
