Sociedad
La abogada pro derechos humanos y esposa de la estrella de Hollywood George Clooney quiere llamar la atención sobre la situación que afecta a las mujeres yazidíes que residen en el norte de Irak, una minoría perseguida por motivos religiosos y étnicos, y lograr que los terroristas islámicos rindan cuentas ante la Justicia.
Los actos criminales perpetrados por la milicia terrorista Estado Islámico (EI) contra las mujeres yazidíes acaparan a menudo el interés mediático. No obstante, los malhechores rara vez son encausados.
Esta es una realidad que la reputada abogada pro derechos humanos Amal Clooney quiere cambiar y para ello trabaja codo con codo con la ex prisionera del EI residente en Alemania, Nadia Murad, quien próximamente será nombrada embajadora especial de las Naciones Unidas.
La esposa de la estrella de Hollywood George Clooney quiere llamar la atención sobre la situación que afecta a las mujeres yazidíes que residen en el norte de Irak, una minoría perseguida por motivos religiosos y étnicos, y lograr que los terroristas islámicos rindan cuentas ante la Justicia.
La letrada, de visita en el estado federado de Baden-Wurtemberg (en el sur de Alemania), se ha reunido con el presidente de la región, el político de Los Verdes Winfried Kretschmann, quien ha puesto en marcha un programa de apoyo para 1.000 mujeres y niños traumatizados provenientes del norte de Irak.
«Espero que estas iniciativas se den también en otros países», señaló Clooney en entrevista con la agencia alemana DPA.
-¿Cuál es el objetivo que persigue con su implicación en la defensa de las mujeres yazidíes que han sufrido abusos?
– Los yazidíes me han pedido que garantice que el Estado Islámico rinda cuentas por el genocidio que ha cometido. Yo le he preguntado a Nadia Murad cuál es su mayor miedo y ella me ha dicho que no podría soportar que una vez que el EI haya sido derrotado, sus miembros simplemente se corten la barba y comiencen a caminar por la ciudad como si nada hubiese pasado.
Sus crímenes deben ser perseguidos, eso es lo que desean las víctimas. Además, el genocidio no ha terminado. Nosotros pensamos que todavía unas 3.200 mujeres y menores siguen estando en manos del Estado Islámico como esclavas. Aquí en Alemania hemos escuchado por boca de algunas madres que sus hijas fueron secuestradas y que desconocen su paradero.
– ¿Qué se puede hacer desde el punto de vista legal?
– A pesar de que Naciones Unidas ha reconocido el crimen contra los yazidíes como genocidio, en la actualidad no hay ningún tribunal internacional que pueda exigir responsabilidades a los miembros del Estado Islámico.
Nosotros estamos trabajando para que el Consejo de Seguridad de la ONU inicie una investigación internacional y haga llegar al Tribunal de La Haya o a otra instancia judicial las pruebas halladas.
– ¿Por qué se ha hecho tan poco contra los crímenes cometidos contra los yazidíes?
– No lo puedo explicar, de ahí mi indignación. Nosotros sabemos quiénes son los responsables del genocidio. El Estado Islámico se jacta en Internet de los crímenes que comete. Algunos se intercambian videos sobre sus esclavas yazidíes y tienen preferencia por las mujeres de ojos azules.
Que Alemania no haya cerrado los ojos y haya acogido a las víctimas es muy importante, porque las víctimas de genocidio sienten que el resto del mundo ignora su sufrimiento.
– ¿Cómo es que usted se ha convertido en la defensora de Nadia Murad?
– Un compañero mío que trabaja en la Corte Penal Internacional me dijo que tenía un «posible caso» para mí. Le dije que debido a que en ese momento tenía mucho trabajo, no podía asumir a un nuevo cliente.
Sin embargo, él me pidió sólamente que le dedicara una hora de mi tiempo. «Hay una chica joven que deberías conocer», me dijo. Yo había escuchado el discurso de Nadia Murad en Naciones Unidas. También había leído diversos informes sobre la situación de las mujeres yazidíes.
Cuando me reuní con Nadia, ella me pidió ayuda y no me podía negar. Me inspira, sobre todo, su valentía.
– ¿Qué ha hecho durante su visita a Baden-Wurtemberg?
– He recibido información sobre jóvenes supervivientes que han sido víctimas de una brutalidad innombrable. He visitado a mujeres yizadíes en sus albergues, que residen en Baden-Wurtemberg en el marco de un programa especial que se ha puesto en marcha.
Este programa les ha dado esperanza para empezar una nueva vida. También muestra que cuando existe un pequeño grupo de personas comprometidas, se pueden lograr cosas. Estoy muy agradecida por esta iniciativa, también en nombre de Nadia Murad y de todas las mujeres que han recibido apoyo aquí.
