Hace poco Redolés dio cuenta de un nuevo disco y pronto lanzará en formato compacto una grabación antigua. Mientras, lidia con Sony Music para que le devuelva los derechos y reproducir «¿Quién mató a Gaete?».
En materia de trabajo sonoro harto productiva ha sido esta temporada para Mauricio Redolés, porque a Redolés y los ex animales domésticos en shile, que salió en mayo, se sumará la reedición de Química (de la lucha de clases).
Sus ediciones fonográficas comenzaron en Londres con Poemas y canciones a lo que siguió Bello Barrio, en 1987, y en 1991 Química (de la lucha de clases), ¿Quién mató a Gaete? fue editado por Sony Music en 1996 y Bailables de Cueto road apareció en 1998. Este año Redolés y los ex animales domésticos en shile lo lanzó Beta Pictoris, el sello de su propiedad.
Pero él no siempre fue hombre de tanta independencia. Hubo momentos en que se dejó influir por otros, con escasa porfía. Aprendió la lección y ahora en su productora con nombre de estrella puede editar lo que se le dé en gana -dentro de lo posible-, porque aún hay ciertos detalles que le impiden concretar, por ejemplo, el relanzamiento de ¿Quién mató a Gaete?, grabado cuando era artista de Sony Music, en 1995.
«Ellos tienen los derechos hasta el año 2005. Ahí puedo volver a grabar los temas. Estoy pidiendo que me devuelvan los derechos para reeditar en vivo a Gaete. En el ’98 dejé de ser artista de la Sony. Tengo grabado el master de muchos temas de Gaete grabados en vivo, y no puedo editarlos mientras esté bajo la Sony», explicó.
Y mientras el poeta lidia con Sony Music, pronto reeditará Química (de la lucha de clases) a través del sello Alerce y lo que fue cassette se transformará en un flamante disco compacto. Tal suerte vendría a ser una súper producción redolesiana en este trimestre y serían dos discos en un año.
– ¿Qué concepto hay en Química (de la lucha de clases)?
– Es un disco de la época. Hay muchos temas relacionados con ese tiempo, como la lucha de los estudiantes universitarios, en el tema Química. Ultimo vuelo del Teniente Bello es un homenaje al teniente que desapareció cuando nadie desaparecía. Hay como cuatro o cinco canciones que son como caballitos de pelea y está uno de mis mejores temas de todos los álbumes: Mejicano, que fue seleccionado en una antología del rock chileno. Ah!, también está Chileno feo, que es hip hop chilensis, de esa época.
– ¿Significa algo para ti que lo relancen?
– Todos mis álbumes han sido long sellers, o sea, no son best sellers, en el sentido en que el mercado da cuenta de ellos fácilmente, sino que tienen su propia vida al margen del mercado y crean su propio consumidor. La gente los compra por años. No son tocados en las radios y la única difusión real es que la gente los escucha.
– ¿Están vigentes las reediciones?
– Más que una moda, la gente lo está pidiendo. Se está vendiendo harto, se reeditó El Bello Barrio. Hay un mercado expectante de tener estos discos que fueron descatalogados en nuestros tiempos.
– ¿Química es un disco olvidado o querido?
– Es el disco que quiero menos. Fue el que me enseñó más y la enseñanza es un proceso doloroso. Aprendí a no soltar el timón. Fui poco porfiado y muy accequible a todas las propuestas. Al final me desligué tanto que es un disco que yo no escucho. Pero tiene grandes méritos. Es muy distinto al resto de mi producción y lo hice con muy buenos músicos.
– ¿Por qué porfiaste poco?
– No sé. Inseguridad. Era un tiempo distinto y yo mal entendí lo que debería ser una actitud profesional, que es hacer lo que uno cree que tiene que hacer. Ahora, todo el arte, no sólo en Chile, está cruzado por una contradicción: o tú haces lo que tienes que hacer o haces lo que el mercado te está diciendo.
Nota de Paso
Luego de ser prisionero político, Redolés emigró a Inglaterra y cuando regresó al país dio a conocer su peculiar estilo en peñas y recitales, una manera creativa que no siempre es comprendida.
«Mi entrada en la música no es la de un músico tradicional. No tengo una formación musical formal y si a eso le sumas que tengo mis propias concepciones de lo que es la música y que canto desafinado, eso hace creer a la gente que uno no tiene dedos para el piano. Pero a esta altura he grabado cinco discos. En un momento, cuando empiezas a trabajar, en la música viene la gente y te dice: No, esto no es aquí».
– ¿Manejar un lenguaje es parte del poder?
– Hay arrogancia por los dos lados. Unos en su parapeto del conocimiento, otros, en el de la creación. Me acuerdo que en Rica,, de ¿Quién Mató a Gaete, hubo ensayos en que me proponían pasar de una nota a otra a través de una nota de paso. Me decían: ‘suena feo’. Eso quiero -decía yo- ‘¿Pero cómo vas a querer algo que suene feo?’ -insistían- y al final salían con: ‘Yo no quiero trabajar aquí’.
– ¿Qué te mueve a crear?
– Cuando hago una canción depende de qué canción es y qué quiero decir. No todo es lo mismo. De repente digo: ¿Cómo será la vida de los santiaguinos que se vinieron de Calama? Hay muchas formas de expresar eso en una canción: podría ser con una tonada muy tradicional con tres acordes y de repente me entra la locura y pongo un acorde que no tiene nada que ver, que para mí suena la raja y para el resto suena horrible. Esa es la búsqueda.
– ¿A propósito, sigues buscando en las calles cartas de enamorados?
– Busco papeles. Algunos de los papeles pueden ser cartas y otros, amenazas de muerte. De repente hay papeles que me gustan, por la textura. Tengo como cinco mil papeles guardados en la casa. Espero algún día exponerlos en una galería.
Talleres
Además de las creaciones musicales Redolés ha dado curso al manantial creativo en las filas de la literatura, con publicaciones de Poemas urgentes, Chilena Speech/Chilena Espich y Tangos, entre otros textos. Eso sumado al permanente trabajo de talleres literarios que brinda, en forma particular y en la cárcel de Valparaíso y la Penitenciaría.
«Estamos interesados en trabajar un guión de cine de un largometraje con un director de cine conocido. Es un proyecto con los detenidos de la calle 5 de la peni. En Valparaíso tenemos muchos planes, por ejemplo, las revistas absolutamente fotocopiadas La Puerta y Donde vuelan las palabras. Pero prefiero hablar de lo que hice y no de lo que voy a hacer», concluye.
