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La tosca divagación del cine dentro del cine

Realizada por dos alumnos egresados de la Escuela de Cine de Chile, El Carrete intenta jugar con el espectador tambaleándolo entre la delgada línea que en este filme separa a la ficción de la realidad. Algo sucio en su estética y un poco exagerado en sus situaciones, esta nueva producción nacional más que transgredir por lo que ofrece decepciona por lo que no consigue.


Sin duda que el gancho publicitario de la película es atractivo. Una cinta en donde en una fiesta se intenta realizar una orgía y termina en película porno, funciona en cualquier formato -por lo menos eso se cree-. Pese a ello el espectador guiado por dichos antecedentes puede sentirse decepcionado al enfrentarse a un trabajo pacato en términos visuales y rebuscado en su desarrollo narrativo.



Tal vez El Carrete peca un poco de pretencioso al querer dar mas énfasis al final de la cinta, atando los cabos sueltos -de una manera un tanto cliché- y dando un giro de tuerca inesperado para que el público se quede con esa sensación y salga de la sala de cierta forma conmocionado.



Sin embargo, se deja de lado el desarrollo del argumento, algo débil y simplón y con una sola función, cimentar el terreno para impactar de la segunda mitad en adelante.



La propuesta de El Carrete es interesante en el sentido de que se perciben ciertos atisbos de querer mostrar y decir algo, y no filmar por filmar -como se hace muy a menudo en la cinematografía criolla-.



Esa atmósfera algo incierta que se impregna (como lo más destacable del filme) da la pauta para que el espectador enganche en algo con la historia, la siga y se meta en esta línea divisoria entre la realidad y la ficción.



La película cuenta la historia de cinco amigos que intentan organizar una fiesta de tal manera que esta termine en una orgía. Para ello invitan mujeres, consiguen drogas y una prostituta. Como es de esperar, las cosas no resultan como ellos esperaban por lo que comienzan a surgir los problemas. En ese preciso momento la cámara comienza a alejarse para mostrarnos como los actores se salen de sus respectivos personajes y los técnicos comienzan a desmontar todo.



Lo que habíamos presenciado hasta ese momento era una película en rodaje, pero en el mismo momento en que se detienen las filmaciones comienzan los conflictos. El director les comenta que la cinta no puede continuar por falta de fondos hasta nuevo aviso. Desesperados por no poder conseguir el dinero, deciden hacer una película pornográfica con el mismo elenco para poder financiar el proyecto.



Si bien por momentos parece el video casero de un adolescente que grabó su fiesta, El Carrete tiene el merito de plasmar con realidad las dificultades por las que un realizador nacional -que no sea Silvio Caiozzi o Andrés Wood- debe pasar para conseguir los recursos para concretar su película.



En este contexto la cinta pretende ubicar al espectador en un mundo donde la realidad se confronta con la trama, creando vacilación, sorpresa y asombro entre la platea, cosa que por momentos logra, pero solo por momentos.



Un poco desordenada, con cuadros descuidados y exagerados fuera de foco, El Carrete más que un filme misterioso y trasgresor parece el ejercicio fílmico de quienes recién egresan de estudiar y experimentan en el celuloide.



Si bien es valorable el esfuerzo realizado por sus realizadores al lograr un largometraje con un presupuesto casi inexistente, lamentablemente el producto final no pasa de ser más que tan solo buenas intenciones.

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