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La poderosa década de Garbage: desangrándose entre guitarras

Tras cuatro años desde su anterior disco, Beatiful Garbage (2001), la banda norteamericana compone su nueva apuesta musical. Manteniendo un conocido estilo de mucho riff guitarrero y sentidas interpretaciones de su vocalista, Shirley Manson, la banda entrega catorce soberbias composiciones.


Cuando, a mediados de la década de los ’90, el brit pop acaparaba las miradas y atención de todo el mundo, una banda americana irrumpió en la escena musical con un pop rock alternativo de gran vuelo. Garbage debutaba en 1995, con un álbum homónimo que incluía doce temas de excepción.



Más adelante, Shirley Manson y compañía lanzarían al mercado soberbias producciones, donde el rock, el pop alternativo, la electrónica, las melodías pegajosas, algo de heavy y la intensa interpretación de su vocalista trasformarían en éxito a discos como Versión 2.0 (1998) y, en menor medida, a Beautiful Garbage (2001).



A una década de su álbum debut, Garbage aparece con su nueva apuesta denominada, Bleed like me. Trece canciones que hacen de éste un experimento roquero, que si bien roza el pop, se nutre de la fuerza de su intérprete y de las enérgicas guitarras y baterías que acompañan cada composición.



"Bueno, ¿dónde está la energía de este disco? Por primera vez en mucho tiempo, los chicos empezaron a colocar amplificadores, pusieron el volumen a tope y se pusieron a tocar. Creo que eso se nota. Las guitarras suenan fantásticas por eso", comentó recientemente la vocalista de la banda, Shirley Manson.



La intensas guitarras dan la partida al disco con Bad boyfriend, que además cuenta con la participación de Dave Grohl, baterista de Foo Fighters. En adelante, la fuerza de Garbage, con atisbos de un elaborado pop comercial, se hacen sentir para seducir a un público que por años esperaba una nueva producción del conjunto norteamericano.



Temas como "Sex is not the enemy", "Why do you love me", "It’s all over but the crying", "Right between the eyes", "Run baby run", "Bleed like me" o "Boys wanna fight", hacen mirar atrás y recordar al genial disco de debut de Gargage en 1995. Por ello, esta cuarta placa de la banda supone un regreso enérgico, con más fuerza, con más distorsión.



Problemas como la operación de sus cuerdas de Shirley Manson y sus líos amorosos, o la hepatitis que alejó al baterista y productor Butch Vig de la banda, por un momento hicieron pensar que Garbage no daba para mucho tiempo más. Sin embargo, este Bleed like me se trasforma en el alivio que los fans esperaban. Y por supuesto, en el disco que el público masivo necesitaba.

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