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Arctic Monkeys: Los nuevos sonidos del indie rock británico

Con referencias musicales como Blur o Pulp, la banda aparece en el mercado tras lograr importantes reconocimientos en los Brit awards 2006. Con un sonido cercano a The Libertines, el conjunto inglés hace su estreno mundial con su placa debut, Whatever people say i am, that’s what i’m not.


Los orígenes de Arctic Monkeys se remontan al año 2001 en un pequeño barrio de Sheffield, Inglaterra. Alex Turner y Jamie Cook, pidieron guitarras eléctricas para Navidad y las aprendieron a tocar. Motivados por un fuerte deseo de armar una banda se unieron a dos amigos, Andy Nicholson y Matt Helders.



Como Andy ya tocaba el bajo, Matt decidió comprarse una batería y aprendió a tocar. Comenzaron a ensayar y en el año 2003 dieron una pequeña presentación en un local llamado The Grapes. Arctic Monkeys, nombre impuesto por Jamie Cook, llamó de inmediato la atención por su indie rock pujante y sus marcadas influencias de The Jam, Blur o Pulp.



Tras tocar en lugares menos conocidos y cobrar reconocimiento en ciertos sectores de Inglaterra producto de algunos demos grabados, Arctic Monkeys comenzó a sonar en las radios. Con tan solo un EP, firmaron con Domino Records (el sello de Franz Ferdinand), lanzando a la venta sus dos primeros singles, los cuales alcanzaron el número uno en ventas en Reino Unido.



Así, solo restaba entrar a grabar su álbum debut. En enero del 2006, Whatever people say i am, that’s what i’m not vio la luz y salió al mercado siendo el disco debut más vendido en la historia de Inglaterra. Los premios llegarían de inmediato, obteniendo el galardón a Mejor nueva banda y Mejor banda británica en los Brit awards 2006.



Whatever people say i am, that’s what i’m not, sin duda remeció la escena musical británica, y por cierto también la mundial. Sorprende la naturaleza de Arctic Monkeys, tomando en cuenta como cuatro jóvenes con escasos conocimientos musicales logran con el correr de los años, afianzarse como banda y componer un debut tan sólido.



Y es que estos adolescentes ingleses expelen rock pujante por los poros. Si bien, hay quienes dicen que son solo parte de la oleada protagonizada por The Strokes y otros, también es cierto que en el indie rock de Arctic Monkeys hay una fuerte dosis de experimentación que juega con las dinámicas de las guitarras, transformándolo a veces en un punk incesante.



El álbum parte con The view from the afternoon, donde se hace gala de la contundencia melódica y pegajosa de estos muchachos de Sheffield. En adelante, la base rockera de Arctic Monkeys entrega un vigoroso conjunto de temas en donde la combinación de influencias y lo crudo de su sonido debut, hacen de esta apuesta discográfica, un álbum imperdible.

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