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Nano Stern: «No es tan fácil tocar de local, hay que demostrar el doble»

Una personalidad honesta y cálida define al joven músico nacional. Actualmente, es uno de los cantautores chilenos con más presencia en Europa y no tiene reparos para criticar a sus pares generacionales y la forma en que se aborda el folclore: "Nosotros somos como la vuelta de la rueda, es la hora de echarle carbón, no de ponerlo en un museo".


A sus 22 años, Fernando «Nano» Stern es el ejemplo vívido de que no hacen falta años para acumular experiencia. A los tres años, se inició en la música tocando el violín, el que luego cambió por la guitarra cuando escuchó por primera vez a Led Zeppelin y quiso "ser el bacán del colegio, que por suerte nunca llegué a ser".



En 2000, se incorporó como bajista a la banda Matorral y luego formó parte de Mecánica Popular. Cuenta que en un minuto se dio cuenta de que tenía que salir del país, que después de Los Tres "se acababa el asunto". Entonces, dejó sus estudios de composición en la Universidad Católica y los grupos en que tocaba y partió a Alemania en 2004, sin muchos planes en mente.



"Me fui en la más hippie, tenía donde llegar dos semanas y nada más, una guitarra y un contacto perdido por ahí". Durante los primeros meses, tocó en la calle, hasta que conoció al productor Tato Gómez, del colectivo Embrujo, y "en tres meses me vi tocando con un grupo insigne de la Nueva Canción en Colonia. Tuvimos una onda inmediata, porque él era bajista igual como yo en Matorral, y ambos grupos tienen una especie de paralelo".



Pasó de la vereda a los estudios en corto tiempo. Su disco "Nano Stern" (2006) causó una excelente impresión en la crítica local. Ahora, el músico vuelve a Chile para presentar su nuevo trabajo llamado "Voy y Vuelvo", el que define como "bien etéreo, con hartas cosas distintas, pero con una raíz latinoamericana muy fuerte, está súper claro de adónde viene y adónde va. Pasó como por una máquina de lavar, se da muchas vueltas distintas, con muchos músicos".



La amplia variedad que caracteriza su trabajo se debe a la constante búsqueda que realiza y fruto de la experiencia y los contactos acumulados en sus cortos pero intensos años de estadía en Europa. Después de pasar un año en Alemania, partió a Holanda con planes turísticos y conoció a un baterista francés que residía en Ámsterdam. Gracias a él se contactó con profesores del conservatorio que lo invitaron a estudiar allá. "Que viniera de ellos era súper especial, porque generalmente es al revés", dice.



Descartando perfeccionarse en la guitarra, porque según él "aprendí solo y tengo mi sonido", inició estudios de bajo, con el que "sentía que era un instrumento que podía entrar a estudiarlo sin poner en conflicto mi estética propia". Además, en seis meses se incorporó a la no despreciable suma de nueve agrupaciones más: "Dije que sí a todo, porque todo me tincaba".



Entre ellos, conjuntos de música colombiana, peruano-argentina, de los Balcanes, un grupo de jazz llamado Wasabe -con el que se va de gira cada año- y otro conjunto de fusión latinoamericana – Indo(cumentados-.



"Partimos siendo cinco músicos que estaban ilegales allá, excepto yo. Finalmente, todo fue mucho más ilícito porque yo firmaba los contratos y les pagaba a los ilegales", agrega riendo.



De gira



Nano Stern parece tener una vocación de trotamundos que hasta ahora le ha traído nada más que buenos resultados. Cansado del ritmo de vida en Ámsterdam, partió otra vez de viaje sin más equipaje que su guitarra, haciendo dedo. Casualmente, el primer aventón se lo dieron unas chicas que viajaban en un furgón Volkswagen de colores rumbo a un festival de folk.



"Así me abrieron las puertas al mundo del folk, que es enorme pero que está en paralelo con los otros mundos de la música latinoamericana y el jazz. Era un mundo increíble, donde se mezclaban la música tradicional con la moderna", cuenta.



En adelante, se dedicó a viajar de un festival a otro, conociendo gente nueva y músicos jóvenes. Aprendiendo, según cuenta, mucho más de música latinoamericana de lo que podría conocer en Chile.



Además, dejó los estudios en el conservatorio de Holanda: "Aproveché mucho, aprendí, tengo mis cuadernos y libros de teoría ahí, pero no es una cosa obsesiva. Me han invitado a enseñar aquí, en la Católica y en la Uniacc, lo que ha sido un honor porque yo todavía no habría ni salido".



Pese a los viajes y la distancia, Stern dice que "Chile es como mi ‘capilla’ aquí, es todo chiquitito, es como tierno el medio. Me estimula porque sé que aquí hay posibilidades de que lo que estoy haciendo sea un poco más trascendente, más pesado. No es tan fácil tocar de local, hay que demostrar el doble".



-¿Cómo consideras que fue la acogida de tu primer disco en Chile?
-Empezaron a salir unas críticas increíbles en la prensa, que decían cosas que yo no me esperaba, estaba de acuerdo pero no me esperaba que dijeran eso. Este disco tiene todas las de ganar, es un trabajo mucho más serio, más consciente de lo que estoy haciendo. Hasta ahora ha habido un par de críticas y han sido excelentes.



-Por tu conexión con el folk te han comparado constantemente con Gepe. ¿Otra típica comparación odiosa?
-Hace poco lo conocí. Me encantaría tocar alguna vez con él, aunque sé que está en la onda de tocar solo, con su público, aunque creo que es tan chico el medio que es contraproducente. Pero al igual que con Manuel García (de Mecánica Popular), estamos distanciados, haciendo cosas distintas. Ya no estamos en el Café del Cerro con Eduardo Peralta cantando. Es otro rollo, otras influencias. Yo he tenido otra preparación musical, empecé a estudiar violín a los tres años. Entonces me alegra que esté Gepe haciendo lo suyo, aunque me da un poco de pica el ego porque te aseguro que a Gepe no le preguntan por mí en sus entrevistas.



Nueva-Nueva Canción Chilena



Más allá de las comparaciones, Stern se detiene en el manejo mediático que envuelve a toda una generación de nuevos músicos, entre los cuales se cuenta. "Salen los tremendos artículos y promociones de que Gepe fue a España a tocar y le fue excelente y yo pienso qué bueno, pero yo estoy todos los días tocando en festivales grandes de folk representando a Chile".



-¿Asumes también como referentes a Violeta Parra y Víctor Jara?
-En mis conciertos o voy a dejar de tocar a Violeta o a Víctor. Es como si viniera un cantautor francés por primera vez a un festival de folk, de tradición y no cantara nada de Gainsbourg. Cambia la cosa cuando en un minuto de tu vida empiezas a ver que Violeta Parra es una influencia conciente. En nuestra generación se da por hecho que Violeta Parra y Víctor Jara son los grandes referentes, pero yo me acuerdo cuando no era así. Cuando yo empecé con Matorral en 2000 no era así.



-¿Sería entonces una especie de moda que resurjan como influencias musicales?
-Sí y eso me irrita. Violeta Parra se suicidó porque nadie la pescaba. Entonces que ahora se ponga de modaÂ… lo próximo sería rescatar la Nueva Ola y cantar al Pollo Fuentes. Hay diferencias. Uno escucha en su voz, en su canto, que hay un compromiso y que finalmente no pudo más y se mató. Yo soy tan parte de eso como todos los otros, aunque trato de hacerlo con cariño y respeto. Por otro lado, tampoco creo que haya que tomar una actitud combativa de decir: a la Violeta nadie la toca, no se te ocurra hacer una cumbia con su música, que pasa mucho.



"Lo que sí podría ser interesante es que en algún minuto haya una vuelta. Violeta, Víctor y compañía estaban haciendo algo súper libre, en un momento esto se tomó y se transformó en una cosa dogmática, vino toda la Nueva Canción Chilena, después la dictadura y después los cantautores pegados del Café del Cerro. Nosotros somos como la vuelta de la rueda, es la hora de echarle carbón, no de ponerlo en un museo".



Nano Stern se presentará el próximo 28 de noviembre a las 21 horas en el Teatro Mori Parque Arauco. El valor de las entradas es de $5.000

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