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El cine francés está de luto: Fallece Alain Resnais, uno de los maestros del séptimo arte Su impresionante filmografía comenzó cuando tenía 14 años

El cine francés está de luto: Fallece Alain Resnais, uno de los maestros del séptimo arte

Cuando el mundo cinéfilo aún llora la partida del actor Philip Seymour Hoffman se va uno de los maestros del séptimo arte galo. Resnais, ya sea como director, guionista y/o montajista, respiraba ese cine que no requiere de grandes escenarios o puestas en escena, sino que nos hace pensar en las personas que somos o las que soñamos ser.


Alain Resnais

Alain Resnais

Autor de un cine que molestó a los gobernantes, creador de técnicas que hoy resultan tan comunes como comenzar a escuchar la voz de un actor sin verle, buscador incansable de la narrativa en el montaje, se va uno de los íconos del séptimo arte europeo.

Nonagenario y de una blanca cabellera, seguía rodando filmes sobre temas recurrentes como el amor, la memoria y la muerte. Hace dos años había dicho en el Festival de Cannes que en el cine se sentía como una suerte de científico. «Es como un laboratorio de experimentos, en el que uno mezcla cosas sin saber el resultado que va a obtener».

Cineasta de la memoria y la imaginación, Alain Resnais nació el 3 de junio de 1922 en Vannes (Bretaña), y fue un apasionado desde la adolescencia del cine y la literatura.

Su vida está ligada al cine desde los 14 años, cuando dirigió su primer cortometraje Fantomas, y tras la secundaria se inscribió en el Instituto Francés de Estudios Cinematográficos (IDHEC) en 1943. Ya sea como director, guionista y/o montajista, Resnais respiraba ese cine que no requiere de grandes escenarios o puestas en escena, sino que nos hace pensar en las personas que somos o las que soñamos ser. Películas que se defienden con diálogos, historias de personajes profundos con los que podíamos identificarnos, personas que respiran, comen, beben y con suerte llegan a conocer el amor.

Prolífico y audaz en sus 78 años de carrera, el último de sus veinte largometrajes, Amar, beber y cantar (2014), fue laureado con el Premio Alfred Bauer de la reciente edición de la Berlinale y con el Premio de la Crítica Internacional FIPRESCI de ese mismo festival.

Son los dos últimos reconocimientos a una abrumadora trayectoria, nutrida con cinco premios César del cine francés (tres como mejor película y dos como mejor director), dos Osos de Plata de Berlín, tres galardones en la Mostra de Venecia, un BAFTA y un premio especial del jurado de Cannes, más un Oscar por su cortometraje Van Gogh (1948), entre otros.

Resnais, que se compró su primera cámara de 8 mm a los 13 años, inició su carrera rodando retratos de artistas y piezas documentales que aún se consideran modelos de análisis estético en varias universidades del planeta. Van Gogh (1946), Guernica (1950), Gauguin (1951), Las estatuas también mueren (1953), recompensadas en varios festivales, le forjan una reputación de documentalista.

Uno de los trabajos más celebrados de este compañero de viaje de François Truffaut y Jean-Luc Godard, que destacaba especialmente por su habilidad como montador, fue Noche y niebla (1956), un documental sobre los campos de concentración nazis de la Segunda Guerra Mundial, considerado un pieza clave de la historia del cine.

Es que a través del montaje exploró ritmos narrativos y la deconstrucción cronológica para contarnos historias dentro de la historia, inspirándose en varias ocasiones en la obra de algún gran escritor, como Marguerite Duras, Alain Robbe-Grillet o Jorge Semprún, explorando sin cesar los vínculos entre imagen y escritura.

La rica narrativa y la poesía insólita de sus primeras ficciones, Hiroshima mon amour (1958) y El año pasado en Marienbad (1961), sorprendieron al público y la crítica.

Más tarde obras como Muriel (1962) y La guerra ha terminado (1966) fueron reflexiones acerca de la memoria, la guerra y el compromiso. Con estos filmes ya había confirmado su talento y asegurado un lugar importante en la historia del celuloide.

Un cine que molestó a los poderosos

Pese a ser reconocida como una obra maestra desde el primer momento, Hiroshima mon amour (1959), inspirada en un texto de Marguerite Duras, es su reflexión sobre la primera bomba atómica lanzada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Su mirada molestó a Estados Unidos y provocó su retirada de la competición oficial del Festival de Cannes.


En 1966 fueron las autoridades franquistas quienes atacaron en Cannes la presencia de La guerra ha terminado, protagonizada por un comunista español cuyo guión escribió el ex comunista, antifranquista, figura de la resistencia a la ocupación nazi y futuro ministro socialista español de Cultura, Jorge Semprún.

Tras conocer la noticia de su muerte, el que será el próximo presidente del Festival de Cannes, Guilles Jacob, recordó en las redes sociales una frase del genial autor de filmes como La vida es una novela (1983), Smoking / No smoking (1993), o Las malas hierbas (2009): «Hacer películas está bien, pero ver películas es mucho mejor», decía Resnais.

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