Opinión
Romina Bajbuj, Periodista del IV Seminario Internacional de Patrimonio Cultural Inmaterial. Licenciada en Comunicación Social y Diplomada en Comunicación y Políticas Públicas.
La apuesta por vincular los derechos indígenas con el patrimonio cultural inmaterial y sus procesos de salvaguardia, es fundamental a la hora entender el devenir histórico de los pueblos originarios y sus condiciones actuales.
Esto porque es urgente descorrer la idea de patrimonialización como entidad estática y perenne, para situarla como proceso vivo, en constante movimiento, que pueda aportar a la autodeterminación de sus propios símbolos culturales, por parte de los pueblos indígenas. Esta mirada encamina hacia una un ejercicio pleno de derechos, lejos de toda idea las prácticas originarias como postal decorativa.
Es en este sentido, que el destacado antropólogo brasileño, Joao Pacheco De Oliveira apunta a que la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial de los pueblos indígenas debe respetarlos, no encasillarlos y hacerlos protagonistas activos en la promoción de su cultura “¿Por qué queremos que se vistan o que hagan determinadas cosas que en la actualidad les pueden ser ajenas?”, pregunta De Oliveira en su reciente visita a Chile en el marco del IV Seminario Internacional de Patrimonio Cultural Inmaterial organizado por el Consejo de la Cultura y las Artes.
Así, el ejercicio de derechos de las comunidades indígenas comienza con reconocer y poner en valor sus prácticas culturales, según sus propias determinaciones. La sociedad en su conjunto, debe corregir las representaciones del mundo indígena.
En esta dinámica, es vital “evitar los estímulos externos que exigen esencializar lo indígena para ser reconocido como tal”, como señala Luis Campos, académico e investigador del Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas (ICIIS) de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que también participó de la actividad organizada por la Sección de Patrimonio Cultural Inmaterial del Consejo de la Cultura y las Artes.
En esta tarea, deben sumarse esfuerzos de las comunidades, la institucionalidad y la sociedad en su conjunto para que todas las medidas de salvaguardia tendientes a la promoción del patrimonio inmaterial tengan a la participación activa y permanente de las comunidades, como principal protagonista.
