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El auspicioso futuro de la animación chilena en el extranjero que en Chile no tiene cabida En el país los canales de TV eliminaron la franja infantil para privilegiar las series de adolescentes

El auspicioso futuro de la animación chilena en el extranjero que en Chile no tiene cabida

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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En poco años, la animación nacional ha alcanzado importantes estándares de calidad, que hacen que las producciones nacionales puedan verse en la televisión argentina, brasileña y que incluso sean transmitidas a toda Latinoamérica a través de Cartoon Nertwork. En Chile, no obstante, no hay ninguna posibilidad de ver esas producciones porque no existen ventanas de exhibición. Erwin Gómez, director del Festival Chilemonos y editor de la única revista especializada en el país, «Solomonos» –que se lanza mañana–, explica las razones de por qué estos inconvenientes se han convertido en el impulso para su internacionalización.


El rotundo éxito del cortometraje de animación nacional Historia de un Oso (Punkrobot), ganador del premio Mejor Director del festival Anima Mundi en Brasil, es sólo una muestra del buen momento por el que pasa la animación chilena. Al año se producen más de 6 seriales de alto estándar, los programas se emiten por televisión en varios países de Latinoamérica y las coproducciones internacionales prosperan, haciendo gala de muy buena salud.

En síntesis, la animación chilena se ha internacionalizado, pero como advierte el director artístico del Festival Chilemonos, Erwin «Wilo» Gómez, esto se ha hecho por obligación. «Todas las ventanas de TV chilena para la animación se cerraron. La franja infantil desapareció. La animación chilena se vio impulsada a buscar otras ventanas de exhibición».

Gómez, quien el 2015 realizará junto a su equipo la cuarta versión del Festival Chilemonos –el único certamen de animación en el país– transmite con asombro su impresión al prender la TV en otros países y toparse con obras nacionales. «En Argentina tu prendes la televisión y en el canal estatal PakaPaka puedes ver animación chilena, como el Hostal Morrison. En Brasil, lo mismo. El canal O’Globo, transmite Los Muelines, otro serie de gran factura, también chilena y traducida al portugués. Y uno se pregunta: ¿y en Chile dónde se pueden ver? En la TV abierta, en ninguna parte», sostiene.

La ausencia de un espacio o ventana para que se transmitan las animaciones chilenas, explica Gómez, halla su origen cuando los canales tuvieron la idea de eliminar la franja infantil y, lo peor, es que lo eliminaron como concepto. «Lo comenzaron a fusionar con la franja juvenil, con las series adolescentes estadounidenses. Y lo hicieron porque, según un estudio, los niños ya no veían monitos animados sino teleseries. Ahora queda solo una pequeña franja a la 7:00 a. m., los días sábados», señala.

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Si bien esta situación ha afectado directamente a la animación chilena, y en específico a los realizadores nacionales, lo cierto es que impulsó que se establecieran relaciones internacionales con productores y canales de televisión que sí les interesa lo que se hace en Chile. «Uno de estos proyectos es Goris El Gorila, que todos estamos esperando que tenga su financiamiento, y que ya tiene un convenio de coprodución con Cartoon Nertwork. Lo van a dar en toda Latinoamérica gracias a un acuerdo que les permite no contar con un canal chileno», anuncia.

En el futuro –sentencia Gómez– «se verá mucha animación chilena, pero afuera. Incluso, podría pasar que la animación nacional se termine comprando en Chile a una distribuidora extranjera».

Una de las ventajas de la animación por sobre las realizaciones convencionales (live action) y que además genera mucho interés en las grandes productoras internacionales, radica en que la animación no tiene límites de ninguna especie, ni de nacionalidad ni de públicos. Al contrario –afirma Gómez–, los parámetros son muy amplios, no hay fronteras… la animación es universal, aparte de generar una alta rentabilidad.

Un dato que ilustra la predominancia en pantalla de las producciones animadas está en las exhibiciones en las salas comerciales. «En Chile, todos los años, a excepción de un caso puntual como el de Kramer, las películas más vistas en el país son siempre de animación», aclara Gómez.

Pero fuera del gran negocio que la animación implica (y que ve multiplicadas sus ganancias por todo el merchandising y el mercado de la juguetería asociado a los filmes,) en el caso de la animación latinoamericana, estas producciones además son fuente importante de transferencia cultural.

«Cuando tú ves cine de animación norteamericana, los papás, por ejemplo, son generalmente unos idiotas, siempre quieren deshacerse de ellos, como los Padrinos Mágicos, o les muestran los puros pies, no tienen ningún rol, son como los imbéciles de la casa. Y cuando tú ves animación latinoamericana, los padres son el centro de la historia,  hay una transmisión cultural, una muestra de nuestros valores muy fuerte», dice Gómez.

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Solomonos, primera revista de animación chilena

Luego del indiscutible éxito de la tercera versión del Festival Chilemonos, sus organizadores se plantearon cubrir una necesidad que quedó precisamente al descubierto con el festival: la falta de una revista chilena especializada en animación.

De esta manera nació Solomonos Magazine, una publicación nacional de los organizadores de Chilemonos, que será lanzada hoy a todo el país, en un formato online y totalmente gratuita, en la dirección www.solomonos.cl.

La publicación cuenta con entrevistas a relevantes exponentes de la animación internacional actual, secciones históricas, reportajes sobre las productoras chilenas, conversaciones con destacados artistas latinoamericanos, perfiles, curiosidades, y todo el proceso creativo tras las producciones.

“Es primera vez que tendremos en Chile una publicación de esta envergadura, donde existan entrevistas con exponentes actuales de la animación, chilenos e internacionales. Hemos hecho un esfuerzo adicional por incluir además a los animadores históricos chilenos y contar con su propio testimonio”, comenta Gómez, editor de esta publicación.Portada Solomonos Magazine N°1

Solomonos Magazine posee además contenido multimedia, con hipervínculos en sus artículos que contienen un extracto de las entrevistas realizadas en estudios de televisión, como también trailers de las producciones. Todo el material está almacenado en su propio canal en YouTube.

«En los primeros cuatro números van incluidas entrevistas con famosos de la animación a nivel mundial, como, por ejemplo, Rob Fent, director de arte de The Game of Thrones, o Simons Tofield, creador de una de las webseries más famosas en el mundo, llamada Simon’s Cat; también contactamos a Daniel Arriaga, quien es diseñador de personajes en Pixar y creó el Oso Lotso. La experiencia de estos profesionales nos sirve para conocer lo que está sucediendo en los grandes estudios de animación o cómo estos productos animados han tenido tanto éxito internacional”, cuenta.

En la revista Solomonos también habrá una sección histórica de la animación latinoamericana y cada uno de esos artículos será escrito por un reconocido escritor o investigador en la materia.

Esta innovación marca un hito en la animación nacional, ya que el producto se sumará a los libros que existen en el continente, como el Raúl Manrupe en Argentina,  con el texto Breve Historia del dibujo animado en la Argentina, o Juan Manuel Aurrecoechea, en México, Ricardo Arce en Colombia y Felipe Haurelhuk, productor del documental brasileño Luz, Anima, Ação, que cuenta la historia del cine animado en ese país.

“Estuvimos en los estudios chilenos que actualmente hacen animación. Vimos un mundo que está en crecimiento y para nosotros es importante reflejar ese contexto», señala.

Mesa de trabajo de Zumbástico

Mesa de trabajo de Zumbástico

El largometraje: el futuro de la animación chilena

La revista, para Gómez, es una muestra más del futuro auspicioso de la animación en Chile. En nuestro país el formato que más ha ido creciendo, especialmente en calidad, son las series. A la fecha se han realizado cerca de 40 series que ya están recorriendo el mundo.

Hace algunos años se hacían 10 series anuales, pero no eran de un buena calidad. Hoy se hacen en razón de 6 anuales, pero de gran factura y de mayor cantidad de capítulos, como, por ejemplo, Horacio y los Plastilines, que tiene 60 capítulos y que ha llamado la atención de los inversionistas extranjeros.

La gran deuda, sin embargo, son los largometrajes. Después que se hiciera Mampato, Papelucho, Cesante y Pulento, se produjo un vacío.

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«Eso en parte fue por falta especializada de apoyo. Este año, en los fondos de cultura locales, por primera vez aparece la palabra animación, independiente, separada y con financiamiento propio. A lo menos tendremos dos proyectos de largos financiados por el Estado», adelanta con confianza Gómez. Ese aporte del Estado, que en algunos casos llega a 200 millones de pesos –según Wilo– es un gran avance, porque permite ponerlo en mesa para buscar más financiamiento.

«Hacer animación es muy caro. Esta el modelo de Metegol, Argentina, que costó 10 millones de dólares, una película como Río, de Blue Sky Study, costó 100 millones, una de Disney cuesta entre 120 y 200 millones, y las de autor, que son las más baratas y que se demoran 4 años,  tienen un costo no inferior a 2 millones de dólares. El aporte del Estado es un muy bien inicio para comenzar a negociar»

Junto con los aportes, señala el director de Chilemonos, otro de los elementos que permite augurar una buena época para la animación nacional, es la c0ntinua formación de los profesionales.

«Por primera vez hay siete escuelas impartiendo la carrera de animación. Eso marca un antes y un después. Antes se iba aprendiendo el oficio de a poco, era más amateur; en cambio a partir de ahora podemos remarcar que está apareciendo una generación completa con conocimiento de animación de personajes, de guión, software y que te permite pensar en una producción en la que puedan trabajar hasta 100 personas», concluye.

 

 

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