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Daniel Puente Encina: de vocalista de los míticos Pinochet Boys al músico total que se consolida en Europa Sus composiciones mezclan boogaloo, rock, hip hop, tango, samba y folclore sudamericano

Daniel Puente Encina: de vocalista de los míticos Pinochet Boys al músico total que se consolida en Europa

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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Insertos en el underground capitalino a mediados de los 80 aparece en escena el punk nacional de la mano de Pinochet Boys, una banda que, copiando el apellido del dictador, dejó una huella imborrable en la historia del rock. Treinta años después su vocalista, Daniel Puente, encuentra su consolidación musical en Europa tras haberse radicado a principio de los 90 en Alemania. Su último disco Chocolate con Ají no para de cosechar elogios en la prensa internacional. En este artículo incluimos demos de todas las canciones de su reciente producción.


Daniel Puente Encina, por estos días, es el músico chileno que triunfa con mayor categoría en Europa. Su reciente disco Chocolate con Ají  ha sido premiado con shows repletos en Alemania, Dinamarca y el sur de Italia.

«Me siento por fin llegando a mi casa. A mi casa musical», dice el músico al recordar que su madurez, que lo tiene hoy en lo más alto de su carrera, tardó muchas horas de experimentación y que tuvo su original comienzo en plena década de los 80, cuando formó, junto a a tres amigos, Pinochet Boys, la mítica banda de postpunk más irreverente y underground de la escena criolla en dictadura.

Los Pinochet Boys (Daniel Puente con gorra militar) Foto: Gonzalo Donoso

Pinochet Boys (Daniel Puente con gorra militar)
Foto: Bernadita Birkner Carvajal

Ironizando al dictador

A mediados de los 80, cuando el Canto Nuevo ejercía aún su dominio estético y lírico en la resistencia cultural a Pinochet y bandas como Los Prisioneros estaban escribiendo las primeras líneas de su historia, Daniel Puente Encina, junto a los hermanos Iván y Miguel Conejeros y Sebastián «Tan» Levine, debutaron como los provocadores  Pinochet Boys, en 1985, en el bar ñuñoíno Luna, frente al Campus Oriente de la Universidad Católica.

Sin haber grabado discos y con un par de singles sonando en los circuitos under, el debut de la banda fue tan explosivo como las intenciones de la represión de acallarlos, aunque sin comprender mucho qué era lo que realmente tocaba esta banda, por qué tenían ese look y si el nombre de Pinochet era un homenaje al general o una osadía suicida de reírse de él en su propia cara.

Foto: Gonzalo Donoso

Foto: Gonzalo Donoso

«Vivíamos y, por lo tanto, tocábamos al límite. En constante peligro. Fuimos golpeados, baleados e, incluso, una vez un fachista nos intentó electrocutar lanzando cubos de agua al escenario improvisado en el patio del restaurante que administraba mi hermano, quien se había arriesgado a un concierto punk en plena represión. Siempre, en todos los conciertos, finalizábamos con algún miembro del grupo herido y sangrando», recuerda el ex vocalista, ahora con residencia en Barcelona.

En los tres años que duró la banda (1984 y 1987) su música que mezclaba el punk, el new wave y hasta el tecno pop, rápidamente circuló como una novedosa promesa musical, de mano de canciones como La música del general, en cuya letra decía: «Dictadura musical / nadie puede parar de bailar la música del General / Nada en el cerebro, nada en el refrigerador». Eso, hasta que comenzaron los hostigamientos policiales y la vigilancia de la CNI.

En el libro Pinochet Boys (Editorial Midia Comunicación, 2008), que en rigor es una biografía fotográfica, se cuenta que la historia estuvo a un centímetro de haberlos ubicado en el sitial de honor que posteriormente ocupó la banda sanmiguelina de Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia.

«Las cintas de los singles fueron financiadas por Carlos Fonseca, quien se ofreció como su manager si se cambiaban el nombre. ‘Como dijimos que no, se quedó con Los Prisioneros y ellos fueron los famosos’, recordaría más tarde la banda», se lee en el texto, cuyas fotos son de autoría de Gonzalo Donoso. 

Foto: Gonzalo Donoso

Foto: Bernadita Birkner Carvajal

«No fuimos conscientes de la peligrosidad del nombre hasta más tarde, cuando ya era demasiado cool como para querer cambiarlo. En esa época había grupos postpunks de nombres análogos, como Reagan Youth, Dead Kennedys, etc.… Nos parecía sencillamente acorde con la época y la situación en que vivíamos. Pinochet era como una especie de ‘papá’ todopoderoso que nos decía cómo ser, cómo vestir y cuándo ir a la cama. Y nosotros éramos sus hijos rebeldes. Las ovejas más negras del rebaño», cuenta Puente.

En 1987, la banda presionada por la represión se radicó en Brasil, donde posteriormente sus músicos se separaron. Miguel Conejeros trabajó un tiempo junto a Los Parkinson, “Tan”  Levine fue un activo colaborador de un sinfín de bandas, entre ellas Electrodomésticos, Primeros Auxilios, María Sonora, Blancoactivos y Supersordo; así como del ex Prisioneros Jorge González.

«Creo sinceramente que (Pinochet Boys) fue la historia más surrealista, por lo increíble, dentro de lo que sucedía a nivel artístico en la época. Desde el nombre hasta el concepto musical fue uno de los más progresivos e irreverentes de la historia de la música», afirma.

Furious Latin Soul

Tras la separación, Daniel Puente se instaló en la RDA y tras la caída del Muro de Berlín se mudó a Hamburgo, donde formó el aclamado trío Niños con bombas. En 1995, el grupo fue galardonado con el «John Lennon Talent Award» (JLTA) y en 1998 el prestigioso cineasta Fatin Akin usó su música en el filme Corto y con filo y en la multipremiada película Contra la pared.

Después de una temporada con una nueva agrupación llamada Polvorosa, el músico nacional lanzó el disco Disparo (2012), producción que cosechó halagadoras críticas en Europa por su mezcla de latin Soul y que editó simplemente bajo su nombre propio: Daniel Puente Encina.

Para este disco, la pasión por el Rythm & Blues lo juntó en 2013 con la neoyorquina Mónica Green. Cuando la cantante de soul escuchó los temas Lío y Mike Tyson, admiró la originalidad de las composiciones del autor nacional con bases de Boogaloo y que Daniel definió como Furious Latin Soul.

“Suena como nadie y tiene su propio estilo”, opinó la cantante en una entrevista radial, para luego sumarse a la canción Lío Lío y Mike Tyson, otorgando ese toque motown y mod al coro. 

daniel revista

Chocolate con Ají

Su última producción, que fue dada a conocer en julio en Chile con el nombre Chocalate con Ají, son 14 piezas musicales que hacen absoluta justicia al nombre de este álbum, donde se combina lo más dulce, el chocolate, con lo más picante, el ají. Apasionados arreglos orquestales de música latina, Boogaloo rabioso y RnB clásico se alternan con seductoras baladas Indie-Pop. 

«La crítica del disco en Europa ha sido increíble como también la respuesta del público en los conciertos. Al final la verdadera razón de escribir canciones y crear música es compartirla, salir al escenario a darlo todo, a entregarse, a desnudarse, por decirlo así… Y al ver ahora después de cada show a la gente aquí en Europa, en verdadero éxtasis y agradeciéndote una y otra vez al final del concierto por tu música y por haber podido tener esta experiencia musical, me emociono profundamente y me confirma que no he equivocado el camino siguiendo mi intuición y mi corazón para conseguir, al fin, tocarme a mí mismo, tener mi propia voz, ser mi propio sonido y poder entregar algo valioso, algo verdadero», explica el músico.

Chocolate con Ají combina, además, géneros tan distintos como blues, rock, hip hop, tango, samba y hasta folclore sudamericano.

«Creo que me siento por fin llegando a casa. A mi casa musical, quiero decir. Siempre he perseguido la música y por fin, después de un larguísimo camino y de miles de horas de práctica, siento que puedo expresar con naturalidad lo que llevo dentro. Ocupando una analogía literaria, hablar con mi propia voz y que incluye todas esas influencias, pero que ahora ya han pasado a ser parte de mí, que ya he interiorizado», dice el músico, agregando con curiosidad que encontró su latinidad «fuera de América Latina».

Conciertos en Chile

Aunque sin alcanzar todavía un reconocimiento masivo, el último disco de Daniel Puente también ha sido recibido en Chile con gran entusiasmo por la crítica especializada.

«La respuesta ha sido apoteósica. Estamos esperando que se concreten opciones de festivales como Lollapalooza, La Cumbre del Rock o Viña, lo que haría más factible una gira por todo Chile, pero aún estamos buscando una productora fiable que realmente sienta la música y esté dispuesta a apostar por mi proyecto. Actualmente estamos girando mucho en el norte de Europa y tuvimos recientemente una pequeña gira en el sur de Italia, que fue de tanto éxito que comenzamos a planificar una gira ya a nivel nacional…”, concluye.

Escuche el resumen del disco

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