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«La ciudad se llama cafeína»: el libro que retrata el subsitio que habita entre lo inusual y lo siniestro Texto de fotografías

«La ciudad se llama cafeína»: el libro que retrata el subsitio que habita entre lo inusual y lo siniestro

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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Publicado el 16 diciembre por Editorial El Desierto y presentado por el académico Gonzalo Leiva, la escritora Paula Ilabaca y el fotógrafo Álvaro Hoppe, el libro de Cristóbal Valenzuela es un retrato a «una sub ciudad dentro una ciudad llena de eventos oscuros o extraños».


Fotografía y cine, esa mezcla presente en tantos profesionales de la imagen fija y de la audiovisual como Larry Clark, Robert Frank, Anton Corbijn y presente en grandes astros de la pantalla gigante como Stanley Kubrick y Raymond Depardon, forma también parte de la alianza artística de Cristóbal Valenzuela, un joven fotógrafo y cineasta, que recientemente publicó el libro de fotografías La ciudad se llama cafeína, (Ed. El Desierto), una obra donde la imagen fija posee características cinematográficas.

«Yo intento llevar mis humildes estudios y experiencias en cine hacia el otro lado, o sea, desde el cine hacia la fotografía, intentando sumar ambas disciplinas para generar imágenes fijas que lleven a una apreciación estilística pero también donde se pueda leer un subtexto y una narrativa», explica el autor.

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Valenzuela comenzó a tomar fotos de forma sistemática el año 2009 con una cámara semi profesional Fuji de lente fijo, influenciado en un principio por el fotógrafo Tim Barber, «quien retrataba la cotidianidad de una forma muy minimalista y que había armado una página web que agrupaba el trabajo de muchos fotógrafos de su círculo neoyorquino, de los que también me marcaron Ryan McGinley y Dash Snow con sus crudas polaroids de carretes extremo».

«El 2013 empecé a cuestionarme el sentido de estar en esta permanente documentación fotográfica y surgió la idea del libro para cerrar un círculo, seleccioné unas 100 fotos y me fui a proponer la idea a la editorial Chancacazo, donde conocí al Diego Alamos con quien empezamos a trabajar, el libro salió finalmente con su nuevo proyecto editorial, El Desierto», cuenta Valenzuela.

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Para Valenzuela, el libro de foto es como una exposición movible, donde se puede circular y llegar a casa.

«El libro te entrega algo que al exposición no te da, que es poder armar una narrativa lineal, la selección de qué foto te lleva a qué foto, el poder trabajar la secuencia, y ver este libro como si fuera una novela o una película, esa posibilidad también me atrajo mucho para decidirme a hacer el libro», señala.

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 La ciudad

Con un cruce entre la foto de calle y la foto autobiográfica, Valenzuela decidió retratar en Cafeína desde la oscuridad de la urbe. «Una sub ciudad dentro una la ciudad llena de eventos oscuros o extraños. No puedo evitarlo, siempre me han fascinado el arte que roza con lo inusual, con lo siniestro, con las penumbras, y si voy caminando y veo una situación o una imagen que me revele esa ciudad oculta, quiero tenerla en fotos».

«Cada vez estoy más fanático del Cine Negro Clásico, y en todas esas películas de los 40s y 50s está esa idea de la ciudad como otro personaje que contempla y contiene a los protagonistas en estas historias terribles donde todo termina mal. En mis fotos tomo un poco la idea del Cine Negro Clásico, la ciudad como un gran personaje que contiene a toda una serie de otros personajes en sus caminos, bifurcaciones y choques», concluye.

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