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Facebook, un noticiero sospechoso Convenio con Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso

Facebook, un noticiero sospechoso

Facebook fomenta el libre albedrío en cuanto a la información que se publica y distribuye a través de los usuarios y las diversas fuentes informativas generadoras de noticias. Además, los hallazgos de esta investigación sugieren que probablemente el principal motor de la difusión de la información errónea es la polarización de los usuarios sobre narrativas específicas, inducidas por las temáticas que son más populares entre los usuarios.


Desde el surgimiento de las redes sociales y la masificación del internet en todo el globo, la población mundial no solo ha obtenido una mayor facilidad para comunicarse a pesar de las distancias, sino también la divulgación de la información se ha hecho más fácil y casi instantánea, pues basta con solo publicar un video, narrar lo sucedido a través de una publicación o simplemente compartir las noticias que se van subiendo a las diversas plataformas sociales para que rápidamente las noticias «vuelen» y logren masificarse, dependiendo obviamente del impacto que estas generen y de los gustos personales de cada usuario. En este contexto, Facebook ha tomado gran protagonismo debido a que es sin duda la red social con más usuarios en todo el mundo y una de las más usadas a nivel mundial. Entonces, ¿no sería prudente cuestionar la veracidad de la información que circula por esta red social? Esa sería una interesante pregunta que hacerse, más aún cuando no siempre se puede asegurar la legitimidad de las noticias que leemos y que compartimos.

Según lo anterior, investigadores del Laboratorio computacional de ciencias sociales de la Universidad de Pavia (Italia) en colaboración con el Departamento de Física de la Universidad de Boston (EEUU), realizaron un estudio publicado en el año 2017, con el objetivo de recopilar y analizar información obtenida de la interfaz de programación de las aplicaciones de Facebook, centrando su atención en las fuentes de información que se exponen en esta red social, cuidando por supuesto la privacidad de cada usuario.

El estudio se realizó analizando la actividad de 376 millones de usuarios de habla inglesa o anglófonos, en un periodo de 6 años (Enero de 2010 a Diciembre del 2015) por medio de los «likes» y «comentarios» que los usuarios daban a cada noticia, realizando una correlación entre los “likes” y “comentarios” que se hacían en torno a las noticias publicadas por diversas fuentes o páginas de Facebook. Examinaron la actividad de los usuarios a través de los diferentes clusters (agrupación de usuarios relacionados entre sí y pertenecientes a un mismo grupo), midiendo cómo se extienden a través de los medios de comunicación, encontrando que la mayoría de los usuarios permanecen confinados dentro de grupos específicos y su actividad se concentra en un conjunto limitado de páginas.

Los investigadores se dieron cuenta que este hábito generaba un aumento en la popularidad de ciertas fuentes de información, las cuales no presentaban ningún tipo de filtro, ni revisión por parte de los administradores de Facebook, y que muchas veces las noticias popularizadas por los usuarios no eran ciertas o 100% fiables. Por lo tanto, el estudio concluía que Facebook fomenta el libre albedrío en cuanto a la información que se publica y distribuye a través de los usuarios y las diversas fuentes informativas generadoras de noticias. Además, los hallazgos de esta investigación sugieren que probablemente el principal motor de la difusión de la información errónea es la polarización de los usuarios sobre narrativas específicas, inducidas por las temáticas que son más populares entre los usuarios.

Como podemos ver y a pesar de lo mencionado en el estudio, Facebook aun así logra tener igual popularidad que las fuentes de información acreditadas, como los medios de comunicación televisivos o de prensa escrita y virtual. Además, no solo este hecho causa preocupación, sino también el constante auge de conductas un tanto obsesivas por querer comentar o dar “likes” a las páginas o noticias que circulan, y más aún por la necesidad de mantenerse siempre conectado y pendiente de lo que sucede en el entorno cibernauta, tal como lo señalan los investigadores en una parte de su publicación.

Estas causales han alertado a los administradores de Facebook y Google, que coinciden en la necesidad de poner filtros para las fuentes de información que se adhieren a sus interfaces y plataformas de redes sociales como medio de divulgación de sus noticias, ya sea como “Noticias Freak” o información relevante sobre temas de contingencia social.

Este estudio lleva a preguntarse si en nuestro país es necesario emular la realización de este tipo de investigaciones un tanto invasivas, pero necesariamente importantes para lograr imponer ciertos parámetros en cuanto a la forma y veracidad de las noticias que circulan por las redes sociales en Chile, con el fin de evitar la difusión de hechos mal interpretados o sin sustento científico y poco objetivos, como lo ocurrido con la catástrofe medioambiental de la marea roja que azotó a la isla de Chiloé a principios del año 2016, en donde la divulgación a través de Facebook de versiones erróneas respecto a lo sucedido, fomentó una alarma innecesaria en la población y autoridades del país. O bien, para impedir que personas difundan malas interpretaciones de lo que leen, comentan o deciden compartir por redes sociales, aprovechándose de la ingenuidad de los usuarios, y que rápidamente logran difundir noticias o información poco y casi nada confiables, aun cuando no se pueda controlar la ansiedad y conductas obsesivas que tienen algunos usuarios por viralizar y generar debate de noticias o publicaciones muchas veces sin fundamento y de dudosa procedencia.

¿Podrán los usuarios de este país lograr adquirir una mirada crítica de la forma en que se informan?, ¿serán capaces de darse cuenta, que muchas veces, ciertas aplicaciones y páginas de divulgación de noticias, no necesariamente son confiables? Bueno, son preguntas que necesariamente deben plantearse y en algún momento integrarse en la totalidad de la población mundial y de nuestro país.

Artículo original: http://www.pnas.org/content/114/12/3035.abstract

 

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