Publicidad
El gigante ya no está dormido

El gigante ya no está dormido

Luego de la humillación del Mundial pasado, Brasil ha recuperado el poderío de siempre. Guiado por su nuevo entrenador, Dunga, ha ganado los siete amistosos disputados, marcando 17 goles y recibiendo sólo dos. Un reto de marca mayor para la Roja, al que no llega en su mejor momento.


Cierta prensa chilena, y hasta el propio plantel, le han dado al amistoso de este domingo ante Brasil, el carácter de revancha de la dolorosa eliminación mundialista del año pasado.

Más allá de lo inapropiado de concederle esa exigencia a un amistoso preparatorio para la Copa América, hoy es una audacia plantear el partido de esa forma. Chile no vive su mejor momento y Brasil ha recuperado esa calidad de equipo casi invencible que ha ostentado en gran parte de su historia.

El adversario de mañana ya no es ese grupo nervioso, sin gran talento (en comparación a la rica historia del Scratch) y apabullado por la responsabilidad de librar a su país de la maldición del Maracanazo de 1950, que el mundo observo atónito el año pasado.

Por el contrario, se trata de un colectivo ansioso de lavar la afrenta del 1-7 ante Alemania en el último Mundial, y que ve en el certamen continental que se disputará en nuestro país el primer escalón para demostrarle al orbe que el gigante ha despertado.

Para recuperar ese sitial, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) le quitó el equipo a Luiz Filipe Scolari y lo entregó a Dunga, uno de los grandes del fútbol verdeamarelo, campeón mundial como jugador en Estados Unidos 1994.

Consciente de que el plantel fracasado en la Copa jugada en casa no era ese estropajo que el planeta quiso ver, y que más allá de sus inseguridades lo conformaban jugadores valiosos, Dunga no hizo borrón y cuenta nueva.

En sus primeras convocatorias post Mundial sólo eliminó a algunos que habían sido derechamente un fiasco y se habían ganado el odio de la torcida, como Fred, y a otros que ya consideraba con su ciclo cumplido, como el arquero Julio César.

Incluso, avisando que la edad no le incomoda, ha convocado nuevamente a veteranos como el lateral Maicon y el atacante Robinho.

En los sietes amistosos jugados hasta ahora el Scratch exhibe un rendimiento óptimo.

Comenzó ganando por idéntico marcador de 1-0 a Colombia y a Ecuador. Luego superó su mayor prueba al doblegar a Argentina 2-0 y siguió su carrera batiendo 4-0 a Japón. Igual goleada le propinó a Turquía y después venció 2-1 a Austria, partido en el que perdió el invicto de su arco, al que mantuvo indemne durante 524 minutos hasta el autogol de Dani Alves.

Finalmente, el mismo día que Chile caía ante Irán, el Scratch superaba otra prueba de tono mayor al ganar 3-1 a Francia en su propia casa.

En estos primeros siete meses de recuperación futbolística, Brasil ha dado suficientes pruebas de que volvió a ser una selección de temer.

Aunque la mayoría del fracasado plantel de 2014 ha permanecido en sus cuatro nóminas, la mano de Dunga se advierte en la elección de los titulares.

En el arco la pulseada la ganó, hasta ahora, el moreno Jefferson (Botafogo). Los laterales también cambiaron de nombre. Ahora Dani Alves y Marcelo se sientan en la banca y cedieron sus puestos a Danilo (Porto), en la derecha, y a Filipe Luiz (Chelsea) en la izquierda. En el centro de la defensa mantuvo a David Luiz (París Saint Germain), acompañado en este ciclo por Miranda (Atlético Madrid).

En el mediocampo los volantes retrasados son Luz Gustavo (Wolfsburgo) y Elías (Crointhians). Delante de ellos hay un trío compuesto por Oscar (Chelsea), que corre por el medio, Willian (Chelsea) por la derecha, y Neymar (Barcelona) por la izquierda.

Adelante juega Diego Tardelli (Shandong), uno que desde sus tiempos en el torneo brasileño pedía una oportunidad, y que ha demostrado talante para hacerse cargo de la responsabilidad goleadora.

La calidad de invicto le ha significado todo tipo de elogios, partiendo por casa.

Ex figuras de la verdeamarela no han ahorrado elogios, afirmando que con Dunga el equipo recuperó la confianza en sí misma y con ello ha podido desplegar un juego seguro que no ahorra solidez defensiva ni brillo individual, cuando hace falta.

El partido ante la Roja, entonces, será un escalón más del Scratch rumbo a la recuperación del trono mundial y una prueba de fuego para Chile, un cuadro que juega hoy a un nivel menor que el del año pasado debido a la lesiones o suplencias de muchas de sus principales figuras.

Nuestra selección enfrentará un desafío mayor que puede darle el impulso necesario para la Copa América o hacerlo caer en la inseguridad de no poder responder al cartel de candidato en el torneo que jugará como local. El mismo mar de dudas en el que cayó hace casi un año su rival de mañana.

Publicidad

Tendencias