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Opinión: Lo bueno, lo malo y lo feo que tuvo HidroAysén


La decisión del Comité de Ministros respecto al proyecto de HidroAysén no ha dejado indiferente a nadie. No podía ser de otra manera, considerando la magnitud del proyecto. Al respecto, vale la pena destacar los aspectos positivos, negativos y grises de la medida anunciada.

Lo bueno: finalmente hubo una decisión en firme de la autoridad.

Tomar decisiones tiene un costo de corto plazo evidente, pero mantener la incertidumbre genera un costo difícil de cuantificar. La incertidumbre generada con más de 5 años de tramitación no le hizo bien al sector eléctrico. Ahora que se sabe que el proyecto no se realiza, queda espacio para que nuevos proyectos y nuevos competidores la reemplacen. Mientras existía la posibilidad de su entrada en operación, esto afectaba la rentabilidad de otros proyectos, pues agregaba una cuota de incertidumbre y potencial discrecionalidad. En un estudio reciente que hicimos con Jorge Fernández mostramos que los retrasos de la central Ralco hace 10 años pudieron afectar la entrada de otros proyectos, debido a la incertidumbre en cuanto a su entrada en operación. Seguramente un inversionista con proyectos alternativos ahora enfrenta un riesgo menor, al no tener la incertidumbre de la realización o no de HidroAysén.

Lo malo de la decisión es que esto puede interpretarse como una señal en contra del desarrollo hidroeléctrico en el país. Chile dispone de un potencial hidroeléctrico que largamente supera otras tecnologías de base no contaminantes. Urgente se hace diferenciar HidroAysén de otros proyectos hidroeléctricos de la zona centro y sur del país. Cabe incluso preguntarse si no es el momento para alentar proyectos sustentables que desarrollen empresas entrantes al sector, en sustitución a los generadores tradicionales.

Finalmente, lo feo de la situación es con qué vamos a reemplazar a HidroAysén. No es posible sólo con Energías Renovables No Convencionales. Dados los problemas de variabilidad que tienen la energía solar y eólica, será necesario complementarla con energía térmica. Por lo tanto, es de esperar que ello resulte en más centrales a carbón, el cual es el combustible térmico más económico en la actualidad. En cualquier caso, los costos de generación eléctricos en el largo plazo podrían ser más altos que el escenario con Hidroaysén operando. El desafío sigue siendo lograr un desarrollo energético sustentable, de manera que no tengamos que arrepentirnos en 10 años más, de haber dejado a un lado este proyecto.

Javier Bustos

Investigador 
Facultad de Emprendimiento y Negocios, U. Mayor

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