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Libro asegura que militares de EEUU participaron en rescate de Betancourt

Los soldados estadounidenses en Colombia llegaron a ser unos 900 ó 1.000, sobrepasando el límite permitido por las leyes de ambos países, dicen los autores.


El primer libro sobre el rescate de la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y otros 11 ex rehenes de las FARC revela que militares de EE.UU. participaron activamente en el operativo, publica este domingo la prensa local.



«Operación Jaque: secretos no revelados», de la editorial Oveja Negra y que saldrá al mercado esta semana, recoge investigaciones periodísticas realizadas por reporteros de The New York Times y The Washington Post, entre otros diarios.



Según esas investigaciones, unos 900 militares de EE.UU. estuvieron en Colombia participando activamente en el operativo orientado a liberar a los secuestrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).



«EE.UU. desempeñó un mayor papel en los antecedentes del rescate de 15 rehenes en la selva de Colombia que lo que ha sido en verdad reconocido, incluyendo el despliegue de más de 900 efectivos militares estadounidenses al comienzo de este año, empeñados en localizar a los rehenes», señala la portada del libro publicada por la revista Semana.



El Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas han rechazado en reiteradas ocasiones que Estados Unidos haya participado en ese operativo de rescate, realizado el pasado 2 de julio en una selvática zona del departamento de Guaviare (sur).



El libro sostiene que unos 40 de esos 900 militares eran miembros de las «American Special Forces» y estuvieron a principios de año en la selva del Guaviare intentando el rescate por su cuenta.



«Este grupo había sido entrenado para rescatar personas de lugares selváticos y pronto, junto a un contingente de colombianos, comenzaron la búsqueda de los guerrilleros», según un aparte del texto.



A partir de ese momento, el Gobierno de EE.UU. envió «cientos de soldados, médicos, mecánicos, ingenieros y especialistas en telecomunicaciones a Colombia».



Los soldados estadounidenses en Colombia llegaron a ser unos 900 ó 1.000, sobrepasando el límite permitido por las leyes de ambos países, dicen los autores del libro.



Sin embargo, la estrategia sufrió un traspié cuando el jefe guerrillero encargado de custodiar a los rehenes, Gerardo Antonio Aguilar, alias «Gafas», encontró un artefacto de rastreo que los expertos estadounidenses sembraron cerca del campamento rebelde y decidió cambiar a los secuestrados de sitio, según el libro.



Además, los militares estadounidenses, apoyados por soldados colombianos, pusieron minicámaras de vídeo en los ríos cercanos, las únicas vías de transporte en la selva, y aviones sobrevolaban constantemente la zona para interceptar las conversaciones por radio y teléfono satelital de los «carceleros».



A partir de ahí se tomó la decisión de confiar en la operación diseñada por las Fuerzas Militares de Colombia para engañar a los guerrilleros, que consistía en hacerse pasar por una ONG que iba a trasladar a los rehenes a otro campamento de las FARC.



En ese operativo tuvieron el apoyo de expertos de Israel y de los datos que habían recopilado los estadounidenses con los aparatos sembrados en la zona donde estaban los guerrilleros.



EFE

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