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Palestinos aspiran a declarar su independencia económica en 2015

Los preparativos en el plano económico forman parte de la consolidación institucional en la ANP con vistas el próximo septiembre a la obtención del reconocimiento internacional de un Estado en Naciones Unidas.


Los palestinos aspiran a declarar su «independencia económica» en 2015, año en el que pasarían a depender de sus propios ingresos y sin las partidas presupuestarias que occidente y los países árabes les donan desde 1994.

Los preparativos en el plano económico forman parte de la consolidación institucional en la Autoridad Nacional Palestina (ANP) con vistas el próximo septiembre a la obtención del reconocimiento internacional de un Estado en Naciones Unidas.

Según el primer ministro Salam Fayad, que dirige todo el proyecto nacional palestino desde el punto de vista institucional, económico y de infraestructuras -la parte política la lleva el presidente Mahmud Abás-, 2015 es el año «para alcanzar el balance» en las finanzas de la ANP.

Un balance que consiste «en la reducción del déficit público» y «de la dependencia de la ayuda internacional», explicó esta semana Fayad en un encuentro empresarial en Ramala con motivo de la emisión de los primeros bonos de deuda corporativos en la historia económica palestina.

Desde su creación en 1994, tras la firma de los primeros acuerdos de paz de Oslo con Israel, la ANP subsiste gracias a la ayuda internacional, que en los últimos años ha sobrellevado de promedio un tercio del presupuesto gubernamental.

El pasado mes de abril, en una presentación en Bruselas ante el Comité Ad Hoc de Coordinación del grupo de países donantes, la ANP mostró una reducción del 35 por ciento en su dependencia de la ayuda exterior con respecto a 2009, y su aspiración es reducirla progresivamente hasta su total abolición en 2015.

Los indicadores certifican que el objetivo está dentro de las metas previstas por el Ejecutivo de la ANP, ya que los ingresos estatales alcanzaron en 2010 la cifra récord de 2.000 millones de dólares (unos 1.390 millones de euros).

El presupuesto para 2011 supera los 3.500 millones de dólares, y contempla 2.250 millones de recursos propios si se mantiene el crecimiento del 9 por ciento y la expansión del sector privado.

«La economía palestina es una economía prometedora porque no tenemos deudas demasiado grandes», afirmó en declaraciones a Efe el empresario Munib Al-Masri, presidente del holding que ha lanzado los bonos, PADICO.

Se trata de una emisión de deuda de 70 millones de dólares con la que se quiere financiar una serie de proyectos de desarrollo en turismo, infraestructuras e inmobiliaria, y con ello alentar el sector privado.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial sostienen que para revitalizar la economía palestina se necesita un fuerte sector privado y un relanzamiento de las inversiones.

«(En Palestina) hay numerosos hombres de negocio, firmas de inversión e instituciones que pueden hacerlo», afirma con su tradicional optimismo Al-Masri, mediador del reciente acuerdo preliminar de reconciliación entre los movimientos nacionalista Al-Fatah e islamista Hamás.

Este acuerdo, cuyos detalles son aún negociados y debe llevar a la formación de un gobierno de transición y a elecciones en el plazo de un año, es para él «vital» en la recuperación económica, a pesar de que ha desencadenado una pequeña crisis financiera.

Tras conocer que los islamistas regresarían al gobierno, Israel suspendió la última transferencia mensual de más de 100 millones de dólares en concepto de impuestos y tasas de aduanas recogidos a los palestinos en virtud del protocolo económico de los Acuerdos de Oslo.

«Ese dinero es palestino (..) Esto es una flagrante violación de los acuerdos y uno esperaría que Israel respete lo que firma», denunció un indignado Fayad, al reconocer que «esto nos ha puesto en una situación complicada» e «impedido pagar los últimos salarios» a más de 170.000 funcionarios.

Israel exige que la ANP garantice que el dinero no será usado por los islamistas en la lucha armada.

El otro posible impacto es la desconfianza que la salida de Fayad de la jefatura del gobierno podría generar entre inversores y donantes.

Ex funcionario del FMI y del Banco Mundial, Fayad disfruta de una reputación y credibilidad ilimitadas en occidente, y la elección de otro primer ministro para el gobierno de transición puede perturbar esa confianza.

«No tendrá ningún efecto en la economía», asegura Al-Masri sobre el posible relevo, y añade que la sociedad palestina tiene recursos humanos suficientes para «producir líderes buenos y responsables».

A título personal el empresario preferiría que Fayad permaneciera en el cargo por una cuestión de «continuidad», pero con ironía recuerda que «cuando el profeta Mahoma murió fue precisamente cuando el islam se expandió».

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