Dos españoles militantes de un pequeño partido de comunistas «descolgados» se enlistaron en el brazo armado del PKK kurdo.
El yihadismo se ha vuelto un problema en España, un país con un importante porcentaje de fieles islámicos propensos a ser radicalizados, especialmente en barrios pobres de inmigrantes. Crisis económica, marginalidad, discriminación y falta de oportunidades no son una buena mezcla para evitar que prolifere el salafismo. Por esto hace tiempo que las policías y las autoridades judiciales del país se han puesto a perseguir a todas las células sospechosas de haberse radicalizado, para así evitar los atentados en suelo español, o en otro país de Europa, o incluso que españoles viajen a combatir a Siria e Irak, como es el caso de dos jóvenes que se han ido con lo puesto al campo de batalla. Lo curioso es que estos chicos no han ido a combatir en nombre de la Yihad, sino que todo lo contrario… han ido a luchar contra el «Estado Islámico».
Pablo Díaz Ocampo y Álvaro Fernández Ruiz se fueron el día de navidad de 2014 como brigadistas a la región siria de Rojava a pelear en la guerra contra el Daesh. Lo que pudo ser un acto considerado hasta como heróico se complicó, debido a que los dos jóvenes se enlistaron en el brazo armado del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que en la Unión Europea es considerado una organización terrorista por ejercer la lucha armada como herramienta para la independencia del pueblo kurdo.
Ocampo y Fernández son militantes de un minúsculo partido de extrema izquierda, el «Partido Marxista Leninista (Reconstrucción Comunista)», una agrupación formada en 2014 por comunistas «descolgados» anti revisionistas que se hayan lejos de las posiciones eurocomunistas y democráticas del Partido Comunista de España. Hoy producto de este caso de dimensiones internacionales se encuentra ilegalizado.
De acuerdo a lo que informa el diario El País, el juez de la Audiencia Nacional (el equivalente a nuestra Corte Suprema) Eloy Velasco, ha pedido procesar a Ocampo y Fernández por el delito de pertenencia a organización criminal. Y es que se habrían valido de todo un organigrama clandestino para poder salir del país y entrar a Siria. El secretario general del comité de seguridad del partido marxista, Roberto Vaquero, se encargó de reclutar personalmente a los brigadistas, enseñarles artes marciales y les obligó a portar armas. En la sede de la agrupación se encontró pólvora para fabricar explosivos.
La organización del viaje supuestamente recayó en el ciudadano alemán Alexander Höher, miembro del Partido Comunista Marxista-Leninista Turco, y que supuestamente proporcionó contactos y ayudó a Álvaro Fernández y Pablo Díaz a realizar el viaje al Medio Oriente desde Munich. La financiación se encomendó al turco de origen kurdo Nizamettin Gul, militante del PKK y que supuestamente entregó 1.500 euros a Vaquero para el viaje de los dos voluntarios.
Ahora estos dos entusiastas milicianos, que ya están en España bajo libertad vigilada, podrían acabar en prisión por relacionarse con una agrupación prohibida por la Unión Europea.
