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Impuestos: la discusión de fondo


La última alza en el precio de la bencina acentuó la inquietud de los consumidores, quienes exigen una revisión del alto componente tributario que afecta al valor de los combustibles. Ya se elevan voces pidiendo una baja de estos impuestos para disminuir el valor de venta al público.



No hay duda que la economía es un espacio para visiones de Estado. Así quedó demostrado, por ejemplo, en las administraciones anteriores, cuando hubo grandes acuerdos tributarios en los gobiernos de los ex Presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei.



Hoy, sin embargo, en este tema no ha sido posible realizar dicho acuerdo, y el país lo resiente. La crisis que nos afecta lo hace verdaderamente necesario, tanto en la baja de algunos tributos como en las herramientas destinadas a controlar su pago.



Las causas para no cristalizar el acuerdo pueden ser muchas, pero a mi juicio la confrontación que apreciamos en materia tributaria pasa por la politización de los temas de Estado, como son los económicos. Ä„Si el propio Presidente de la República ha emplazado electoralmente a la oposición, escogiendo un camino extremadamente equivocado! No es bueno para el país que el Jefe de Estado sea quien inicie o se inmiscuya en guerrillas políticas en torno a estos asuntos.



Siempre hemos sido partidarios de una recaudación racional y equilibrada de impuestos, y todos coincidimos en la necesidad de impedir la evasión tributaria, pues consideramos que las leyes se hacen para cumplirlas.



No obstante, frente al proyecto del Ejecutivo no podemos dejar de expresar nuestra fundada inquietud: ¿Hay un vaso comunicante entre la evasión y las altas tasas impositivas aplicadas especialmente a personas naturales?



Mucho se ha hablado de «elusión», pero personalmente llamaría al fenómeno descansos tributarios. Estos son legítimos, pues no se trata de una evasión, ni tampoco es un delincuente quien los utiliza. Los descansos tributarios existen en todas las legislaciones del mundo, como bien lo saben el Director de Impuestos Internos y todas las personas que adquieren atribuciones cada vez mayores dentro del aparato administrativo del Estado en un sistema que les permite ser juez y parte y en el cual las personas están prácticamente indefensas, sin poder recurrir a nadie.



Es importante decir las cosas por su nombre: el proyecto tributario actual incrementa la carga impositiva de los chilenos.



Por eso, discutamos el tema de fondo. Para reactivar la economía no elevemos más los tributos; lo que deberíamos aprobar, mediante un gran acuerdo, es disminuir algunos impuestos y promover la creación de Tribunales Tributarios, que permitan a los pobres contribuyentes acogerse a la posibilidad de recurrir a un tercero imparcial frente a una citación inconsulta o a una decisión arbitraria o caprichosa que a veces, no digo siempre, pueda tomar la autoridad administrativa.



Cuando queremos consolidar la democracia y profundizar sus estructuras no basta con hacerlo sólo en el plano político. Es hora de terminar con los autoritarismos administrativos que tanto gustan de aplicar -y han dado muestras de ello- quienes en público se manifiestan contrarios a todo tipo de autoritarismos.



Esta es la discusión de fondo, que hasta ahora ha sido eficazmente eludida por el Gobierno.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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