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Contigo… Así crece Chile


Bajo este lema la Concertación desarrolló una ofensiva comunicacional destinada, según información de prensa, a difundir los 22 principales logros y avances del Gobierno. Ministros, subsecretarios y jefes de servicio recorrieron el país anunciando aquello que, supuestamente, debiera ser obvio para los destinatarios de la campaña: las mejoras conseguidas en estos dos años de administración del Presidente Lagos.



Contigo… Así Crece Chile fue una operación mediática probablemente innecesaria, aunque reconocemos la legitimidad de cada gobierno de festejar de la manera que estime pertinente, aquellos aspectos que considera dignos de celebrar.



Hemos de coincidir, sin embargo, en que el nombre elegido para este evento no pudo ser más adecuado. Contigo… Así Crece Chile, es el reflejo de los más íntimos deseos del Ejecutivo: crecer, no desarrollarse; expandir la producción, aunque eso signifique contaminar el aire, presionar los recursos naturales hasta su agotamiento, sembrar de agroquímicos los suelos, fomentar las plantaciones de especies exóticas a costa del bosque nativo, producir aluminio en una región cuyo ecosistema y población no lo soporten. Crecer, crecer; ese es Moisés y los profetas en el Chile actual.



Pareciera un juego de palabras, un asunto de semántica sin importancia, pero existe tanta diferencia entre el crecimiento económico y el desarrollo de un país como entre la democracia y el acto de depositar un voto en una urna periódicamente.



Contigo… Así Crece Chile, es la insistencia de la autoridad en un discurso añejo: hay que crecer, luego vendrá la hora del medio ambiente. Es la sentencia falaz cuyos propagadores criticaron alguna vez a quienes la profesaron hace un par de décadas en relación a la distribución del ingreso. Antaño se le dijo a la oposición, hoy convertida en gobierno, «hay que crecer, luego vendrá la hora de la distribución», pero esto no ha ocurrido.



Nuestro país no requiere de ese crecimiento que, al cabo de un tiempo, hace aún más precarias las condiciones de vida. Nuestro país no requiere de crecimiento, pues lo que en verdad necesita es un mayor desarrollo que considere los costos que genera la mayor actividad económica en el medio ambiente y, por lo tanto, que no embargue las posibilidades de vida futura.



El Gobierno ha preparado la cena y todo está servido para el banquete del crecimiento. Qué lástima que sólo algunos llegarán al festín; qué lástima que la cena, con la actual tasa de consumo, indefectiblemente se agotará, sin posibilidades de reponer el menú.



Gonzalo Villarino es director ejecutivo de Greenpeace Chile

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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