Publicidad

Arriba y abajo

Para algunos, lo del jueves de la semana pasada fue el inicio del traspaso del poder por parte de la Concertación a la derecha. Forzando el argumento, el inicio, además, de un cogobierno; de ser así, decisión adoptada de espaldas a la gente y, en particular, de los votantes de la Concertación.


La reunión del Presidente Ricardo Lagos con el líder de la UDI, Pablo Longueira, en el Palacio de La Moneda ha sido interpretada de tantas maneras que eso nos ratifica en la idea de cuánta subjetividad hay en la política.



Para algunos, lo del jueves de la semana pasada fue el inicio del traspaso del poder por parte de la Concertación a la derecha. Forzando el argumento, el inicio, además, de un cogobierno; de ser así, decisión adoptada de espaldas a la gente y, en particular, de los votantes de la Concertación.



Ese análisis se funda en la idea de que la erosión de la imagen de la política y de sus instituciones no conviene ni al gobierno ni al sector opositor que tiene más posibilidades de alcanzar el poder, que es la UDI.



Y, tal vez por eso, Renovación Nacional no estuvo en la cita y ha insistido en que la justicia llegue al fondo en la investigación de los casos coimas, Gate y otros, sin esa aprensión por la «estabilidad», las «instituciones» e incluso la «gobernabilidad» que se aprecia en algunos dirigentes del partido de Longueira que es, por cierto, el de Joaquín Lavín.
Esta tesis presenta, sin embargo, sus flancos. El primero y principal de ellos es el que dice que la transición entera ha sido un cogobierno.



En primer lugar, por la institucionalidad dejada por la dictadura militar, con sus quórums, su sistema binominal y senadores designados que, en el momento inicial de la democracia, sirvieron de freno para que la mayoría no pudiera hacer valer su peso.



Después, porque para el oficialismo resultó cómodo -también podríamos usar otros adjetivos como «justo», para recordar a Patricio Aylwin, o bueno, bonito y barato, para ser más amplios- esta suerte de empate permanente, que implicaba la búsqueda de consensos y de compartir las responsabilidades.



¿Fue bueno? ¿Fue malo? A veces bueno, y a veces malísimo. Nada sabemos aún de la consecuencia de vivir en una permanente democracia a medias, un remedo de la «democracia protegida» con que soñaba Jaime Guzmán y que desconfiaba tanto de los ciudadanos. Quizás eso genere hábitos y costumbres, o simplemente una baja valoración de las libertades cívicas; tanto, que terminen subordinadas, como tantos las subordinan con precisión de su proyecto político, a las libertades económicas.



En todo caso, la reunión de Lagos con Longueira puede también ser de provecho para la Concertación si es que inaugura una nueva etapa donde, a pesar de los líos judiciales, que no van a parar por un tiempo, se deja el inmovilismo en que está sumido el gobierno. También, porque si de verdad hay visto bueno de la derecha para adherir a medidas de fondo para modernizar el Estado -y no reducirlo, necesariamente-, profesionalizar y hacer
transparente la gestión pública, el gobierno de Lagos podría adjudicarse un logro que perdurará a su tiempo.



¿Da eso votos, se preguntará algún concertacionista de papeletas y papeleos? Tal vez. ¿Importa que dé votos? Depende de lo que se quiera hacer con una eventual mayoría de votos.



Lo que sí es seguro es que la adhesión de la ciudadanía se logra desde arriba y abajo. Desde arriba, con iniciativas como podrían ser éstas. Desde abajo, compartiendo las necesidades de la gente, demostrando que la democracia supone el interés por superar las desigualdades e injusticias que padece buena parte de la población en un marco de libertades y participación (esto último, algunos lo olvidan).



Arriba y abajo. No es gimnasia. Pero se requieren mentes ágiles, no como algunas, embotadas por tantos años en el poder.



_____________

Vea otras columnas del autor

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias