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Baños termales


En la «Madonna del Parto» de Piero della Francesca, se contienen todas las claves del paso de un milenio al siguiente. Pintura de pocos años antes del descubrimiento de América, marca el fin de la sombra y la tristeza del medioevo, abriendo paso a la luz, los rostros normales y una cierta alegría frente a la vida, hasta entonces negada por el oscurantismo.



En un pequeño pueblo de la Umbria, esta maravillosa región a 250 kilómetros al noreste de Roma, están distribuidos varios de los trabajos de este más que maestro de la pintura universal.
Dos ángeles triunfales sirven de marco a este bella mujer que tiene su mano derecha en la parte superior del vientre, anunciando con orgullo el nacimiento que viene.



Lo angelical del cuadro proviene de la belleza de los trazos y no de la mística que hay detrás y, en ese sentido, se podría bien decir que Piero della Francesca hizo en la pintura lo que Nicolo Machiavelli estaba haciendo en las ciencias sociales: poniendo al hombre como centro del universo.



Ä„Es bien misteriosa esta Italia! Tiene en cultura y arte lo que muy pocas otras naciones juntas podrían tener, pero como vivimos una época en que producción, productividad, competencia, competitividad y etc., son las palabras en boga, y es lo que más expresa la cultura neoconservadora. Así, esta Italia de tanta belleza acumulada y ciertamente aprovechable, cuenta poco en el concierto internacional.



El arte es por esencia algo personal, individual, artesanal y poco o nada tiene que ver con las grandes cadenas de montaje, los colosos financieros, los swapt, los equities y toda esta cadena de locuras con las que vivimos a diario y que bien lejos están de arte y cultura.



A pocos kilómetros está Assisi y todo lo relacionado con San Francisco, el que hizo de la pobreza una virtud y que mas de algún dolor de cabeza le trajo a los Papas que vivían en el boato y la riqueza. Puesto en nuestros días sería como ver a Gorge Soros o al propio Bush pidiendo que el edificio de la Bolsa de Wall Street se transforme en hospital de pobres o asilo de ancianos.



Hasta hace unos anos existía la costumbre de hacer curas termales para mantener la salud después de una cierta edad. Pues creo que una visita a la Umbria y a sus tesoros de arte, podría ser un buen remedio termal para mirar nuestras sociedades consumistas y caníbales, con otros ojos y entender que la vida es algo mas que el éxito material.



Desde Cittŕ di Castello





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