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Los cuatro días que cambiaron España


Estoy de luto. Una nueva tragedia un día 11, esta vez en la estación de trenes de cercanías de Atocha, en Madrid. Las víctimas de los trenes de la muerte son cientos y miles de estudiantes y obreros; la mayor matanza en España desde la Guerra Civil. Muchas veces utilice ese servicio, y uno de mis hijos es casado con una española de Cataluña.



Los autores del crimen, calificados de terroristas, según las primeras declaraciones del gobierno de Aznar, eran operadores de la ETA. A los embajadores españoles se les ordenó difundir esa versión y, en horas, Madrid logró una resolución del Consejo de Seguridad que, junto con condenar el atentado, se hace eco de esa presunta responsabilidad. Incluso presionó a los corresponsales extranjeros para que hicieran suya esta interpretación. Y así creó una confusión que aumentó el impacto destructivo del atentado.



A medida que avanzaron las horas, sin embargo, La Moncloa se abrió ligeramente a otra posibilidad, Al Qaeda, que más que una estructura es una red de redes. Y lo hizo debido a la presión insoportable, incluso para los cínicos neofranquistas, de los trascendidos de los servicios de inteligencia españoles, hoy estrechamente coordinados con los del resto de la Unión Europea.



Mientras tanto, el líder de la oposición, el socialista renovado Zapatero, apodado «bambi» por su ingenua bondad, dijo que el gobierno debe «asumir el liderazgo por la unidad nacional, el diálogo y la confianza». Y lo dijo a días de una elección, a sabiendas de que si el autor fuera la ETA, sus adversarios conservarían el gobierno, pero que, si lo fuera Al Qaeda, serían reemplazados por el partido que se supone dirige el renovado.



Lo hizo en medio de una de las campañas políticas más sucias de los «populares», típica de la derecha paranoica. Aznar (nieto de la mano derecha de Franco) califica a la oposición de abogar por una España Roja y una España Rota, el discurso franquista. Se rodea con discreción del Opus Dei y se declara «demócrata de centro» (mantiene a distancia a la UDI). Y su delfín, Rajoy, el destapado de Aznar, al peor estilo del PRI mejicano, rehuye el debate político y se declara, como Lavín en Chile, patrono de toda la España. Entre tanto, el gobierno usa y abusa de la televisión pública, en niveles similares a Berlusconi. La fórmula de éxito Aznar es simple: un equipo, un proyecto, un partido unido y, lo que no dice, un jefe de apariencia anodina, pero con poderes absolutos y una destructora y bien aceitada máquina de publicidad.



La manifestación de duelo fue convocada por Aznar con el lema contra el terrorismo y por la libertad y la Constitución. El pueblo español demostró su madurez cívica desbordando en silencio las calles y plazas de todas las regiones del país. También participaron los nacionalistas moderados vascos y catalanes, quienes fueron los primeros en repudiar el atentado, pero que proponen modificar la Carta Fundamental y, por tanto, en el lema la palabra Constitución debería haberse sustituido por democracia, si el gobierno hubiera tratado de interpretar a toda España.



Terrorismo, en español castizo, es la dominación por el terror o la sucesión de actos de violencia para infundirlo. Esa definición, por desgracia, permite un uso tan equívoco del concepto que, para ser honestos, realmente significa, en un sentido restringido, «la violencia que no apoyamos». Y, en uno amplio, incluye entre los terroristas a todas las grandes potencias con arsenales nucleares, a los ejércitos con fuerzas especiales y comandos, a las doctrinas militares, en especial la disuasión, a la policía, a las dictaduras y a la guerra de guerrillas, entre otros casos. Y el acto terrorista por excelencia sería el bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki y, en nuestro país, «el pronunciamiento militar» del 11 de septiembre de 1973 y sus secuelas, una guerra sucia de 17 años.



En el caso de Atocha, se trata, específicamente, de un asesinato en masa de la población civil por personas hasta ahora no totalmente identificadas y a las que se les supone causas políticas que dependen de esa identificación. Lo que importa es saber con certeza quién es el culpable, qué lo motivó y si hubo o no un vergonzoso aprovechamiento de una tragedia que nos enluta a todos por la derecha neofranquista. Solo así podremos realmente evitar su repetición.



Al responsabilizar a ETA, los populares se aprovecharon de que esa es la organización conocida en España; Al Qaeda, para los peninsulares, es más bien una abstracción. Las bajas de las tropas españolas en Irak no son muchas y no está claro quiénes las atacaron. Las pistas y precedentes que invocó el gobierno español incluyen:



a)- el material de las bombas fue un explosivo usado en previos ataques de ETA. Tal afirmación es cierta, pero sólo hasta la década de 1980, en que el gobierno de González estableció controles para la circulación de ese material de fabricación española. Desde entonces, la mayor parte de los explosivos utilizados por ETA son distintos y se supone robados en otros países europeos;



b)- los ataques no fueron suicidas, sino detonaciones a control remoto, es decir, similares a otros atentados de la ETA. Sin embargo, Al Qaeda y sus asociados también han utilizado ese procedimiento;



c)- poco antes de Navidad, la policía detuvo a dos etarras con explosivos en un tren, entre el país vasco y Madrid, de lo que se dedujo que intentaban volar el tren, y



d)- la ETA, por lo general, realiza atentados días antes de las elecciones, y éste se produjo tres días antes de las elecciones generales.



El argumento de que fue Al Qaeda incluye:



a)- el ataque simultáneo y coordinado a diversos blancos a la vez- es típico de los grupos militantes islamistas;



b)- como lo determinó el juez Garzón (el mismo que enjuició a Pinochet), una de las bases de operación de quienes destruyeron las Torres Gemelas fue España, razón por la cual se ha detenido al mayor número de personas vinculadas a Al Qeada en Europa, 63;



c)- la policía encontró en una furgoneta robada y abandonada cerca de la estación de Alcalá de Henares, de donde partieron dos de los tres trenes que fueron víctimas del atentado, con una casette con versos del Corán y siete detonadores,



d)- Osama bin Laden, en un mensaje grabado al canal al-Jazira, en octubre pasado, dijo; «nos reservamos el derecho a la represalia en el lugar y tiempo apropiados en contra de los países envueltos (en Iraq), en especial Gran Bretaña, España, Australia, Polonia, Japón e Italia». Para bin Laden, además, España es un territorio irredento del Islam;



e)- el día siguiente del atentado, un grupo llamado Brigadas Abu Hafs al-Masri, asociado a Al Qaeda (con anterioridad, se declaró responsable de la destrucción de la sede de Naciones Unidas en Bagdad y de dos sinagogas en Estambul), en una carta enviada a un diario árabe de Londres dijo, entre otras cosas: «(Aznar) ¿Dónde está América? ¿Quién os protegerá de nosotros? ¿A Gran Bretaña, Japón, Italia y los demás? Cuando atacamos las tropas italianas en Nasariya y te enviamos un ultimátum a ti y a los agentes americanos para que os retirarais de la alianza antiislámica, no entendisteis el mensaje. Ahora lo dejamos claro y esperamos que esta vez lo entiendas».



f)- la magnitud de la devastación supera todo lo que ETA hizo antes. Hasta ahora, la acción más brutal de ETA fue un atentado con bomba a un supermercado en Barcelona, en 1987, que provocó 21 muertos. Fue tal el horror que causó en toda España, incluso en el país vasco, que ETA cambió su directiva por otra más moderada. En otras palabras, como la «propaganda de la acción» de los anarquistas del siglo XIX, querían más publicidad que bajas. El contra argumento del gobierno es que los dirigentes de ETA perdieron el control de la organización;



g)- un atentado como el de Atocha requiere de una coordinación, medios y audacia desconocidos en ETA. Incluso, para muchos, entre ellos el PP, estaba de capa caída gracias a la acción conjunta de los servicios de los gobiernos de España y Francia, que les permitió detener a una gran cantidad de líderes de la organización, y a la efectiva acción del juez Baltasar Garzón, quien desmanteló la fachada legal de ETA y confiscó la red financiera que la apoyaba. El año pasado, por ejemeplo, solamente tres personas murieron por atentados de ETA, el total más bajo en 30 años.



Con todo, al menos para un especialista, esas victorias de Madrid, más el nacionalismo castellano exacerbado por el gobierno en solitario del Partido Popular, habrían tenido un efecto perverso. Ahora ETA tendría un nuevo liderazgo muy joven y despiadado, que al conocimiento en el manejo de explosivos suma una gran audacia que le permitiría un atentado como el de Atocha. Empero, dado el salto cualitativo y cuantitativo que ello implicaría, algunos, incluso el gobierno de Aznar, también explican esa capacidad con una supuesta alianza con Al Qaeda, que la mayoría de los oficiales de inteligencia europeos califica de lunática, debido a que los islamistas jamás se han aliado con grupos no integristas musulmanes. Y prueba de ello es que jamás trataron con Sadam Husein.



Si se determina que el responsable es la ETA lo sabremos muy pronto. Con todo, no es la primera opción, a pesar de las declaraciones del equipo de Aznar. La ETA mata, pero rara vez miente, ya que su objetivo es la propaganda armada, y ahora declaró a Gara, una publicación cercana, que no tenía responsabilidad en el atentado. Y Otegi, una especie de vocero oficioso, lo confirmó.



Si fuera Al Qaeda, la confirmación podría tardar. Y se cumplirían las palabras proféticas de la carta pública del juez Garzón a Aznar: «Lo único que va a generar esta guerra injusta (Iraq) es el aumento de terrorismo integrista a medio y largo plazo… Su crecimiento en otros puntos, entre ellos España, es algo tan evidente como terrible y usted no quiere o sabe verlo». Y otros países europeos estarían en la línea de fuego y la amenaza sería claramente continental. Con todo, si fuera la ETA, no pondría fin a la Europa del miedo, debido a que al pasar de la propaganda armada a un ataque apocalíptico, teniendo como referencia Al Qaeda, el peligro sería colectivo.



No obstante, es poco probable que el incremento de las defensas en contra de acciones tipo Atocha se convierta en una indiscriminada y sin fin «guerra contra el terrorismo», como pasa en EEUU y Rusia, como tampoco que se siga el modelo Guantánamo, salvo en el caso de Gran Bretaña, que ya derogó la Convención Europea que le impide detener extranjeros, sin someterlos a proceso. En palabras de Martín Ortega del Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea, con sede en París: «Hace algunas semanas discutimos si Europa reaccionaría con violencia a su propio 11/9 (el ataque a las torres gemelas)… y concluimos que, en contraste, tomaríamos medidas para aumentar la seguridad ciudadana y del interior de nuestros países, y mejoraríamos los vínculos con el mundo islámico. Pienso que eso será lo que veremos».



Después de medianoche, al comenzar el día de las elecciones, fueron detenidos tres marroquíes y dos indios, y, cerca de la mezquita de Madrid, se encontró un video, con la voz de un varón, que se dice representante de Al Qaeda, en árabe y con acento marroquí, que dice: «Esta es una respuesta a los crímenes que cometen en el mundo, en especial en Iraq y Afganistán, y habrá más, con la ayuda de Dios… Ustedes quieren la vida, nosotros la muerte, un ejemplo de lo que dijo el profeta Mahoma. Si no paran de cometer injusticias, más sangre será derramada, y estos ataques serán menores comparados con los que podrían ocurrir con lo que ustedes llaman terrorismo». Miles de manifestantes se juntaron espontáneamente en el centro de Madrid y en decenas de ciudades, a lo largo y ancho de España, frente a las sedes del PP y corearon «Ä„Queremos saber la verdad, antes de votar!». Y Rajoy, el candidato del Partido Popular, pidió que se disolvieran esas manifestaciones ilegales.



En todo caso, España cambió en estos últimos cuatro días y pasó, de una confianza algo arrogante, a ser un país estremecido. Y los electores, que según las encuestas de hace una semana le daban la primera mayoría al PP, le dieron una rotunda victoria al PSOE, que bordea la mayoría absoluta de bancas, que no obtenía desde 1992. Los nacionalistas catalanes y vascos suben levemente su representación pero, por primera vez, la Izquierda Republicana Catalana, que gobierna en coalición con los socialistas de Cataluña, logró una respetable representación parlamentaria, subió de 1 a 8 sus bancas. La arrogancia de Aznar, que fue a la guerra en Iraq, a pesar de la oposición del 90% de sus conciudadanos, vuelve a poner de manifiesto la manipulación con fines políticos de la información, respecto de los trenes de la muerte. Le costó muy caro.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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