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La compra de votos y la corrupción política

Chile aparece como el mejor país latinoamericano en esta materia. En el Índice de Percepción de la Corrupción, en una escala de 1 a 10, aparece con nota 7,4 y se ubica en el lugar número 20 entre 133 países. Es una buena noticia, sin embargo el año 2003 fue un triste año en estas materias. Los procesos MOP-Gate, el Caso Coimas, los nexos entre el Banco Central, Inverlink y CORFO nos han sacudido como nación y en nuestro prestigio exterior.


La corrupción política es el abuso en que incurren los dirigentes públicos al ejercer el poder que se les ha confiado. No lo usan en aras del Bien Común sino que en su propio beneficio. Se trata de una lacra social que destruye países, democracias y economías nacionales y globales.



Transparencia Internacional acaba de entregar su Informe Global de Corrupción 2004. En él encontramos estudios que calculan los fondos supuestamente robados por Mohamed Suharto, Presidente de Indonesia entre 1967 a 1998, en una cantidad que va desde los 15 a los 35 mil millones de dólares. En el país de este ex dictador el ingreso per cápita es de apenas 695 dólares.



Destacan en nuestra región los tristemente célebres Jean Claude Duvalier, presidente entre 1981 y 1986, quien se habría apropiado de 300 a 800 millones de dólares en la destruida Haití. Alberto Fujimori habría alcanzado la suma de 600 millones de dólares. Japón se niega a entregar a este último para ser juzgado en el Perú. Arnoldo Alemán acaba de ser destituido en Nicaragua y ha sido acusado de apropiarse de 100 millones de dólares, en la Nicaragua bella, pero pobre y destruida por guerras civiles y desastres naturales. Augusto Pinochet y su familia podrían ser acusadas por apropiación ilícita y evasión de impuestos.



Chile aparece como el mejor país latinoamericano en esta materia. En el Índice de Percepción de la Corrupción, en una escala de 1 a 10, aparece con nota 7,4 y se ubica en el lugar número 20 entre 133 países. Es una buena noticia, sin embargo el año 2003 fue un triste año en estas materias. Los procesos MOP-Gate, el Caso Coimas, los nexos entre el Banco Central, Inverlink y CORFO nos han sacudido como nación y en nuestro prestigio exterior.



El Informe para Chile cita que, según el Thomson Financial Brasil, Chile sufrió retiros por mil millones de dólares en la primera mitad del 2003, lo que se adjudicó fundamentalmente a los escándalos. Ello llevó a un acuerdo entre el gobierno y la oposición para aprobar una «Acuerdo político-legislativo para la modernización del Estado, la transparencia y la promoción del crecimiento». Se estableció, por fin, pero en forma muy parcial y sin establecer sanciones reales, el financiamiento público de las campañas, límite a los gastos, declaración pública del gasto de las campañas y límites a las donaciones que a partir de cierto monto deben informarse.



Un viejo problema de corrupción política en nuestra patria ha sido el cohecho, la compra del voto. El diputado Eduardo Saffirio ha denunciado lo que está ya ocurriendo a propósito del inicio de las elecciones municipales. Recordemos que el objeto de la transacción no siempre es dinero en efectivo.



Muchas veces el candidato ofrece a cambio del voto canastas familiares, ropas, bienes para la casa, remedios, infraestructura, materiales de construcción, insumos agrícolas y el acceso a programas sociales municipales o nacionales o la amenaza de excluirlos de ellos.



Tal práctica hunde principios elementos del voto, base junto con «la voz» de la democracia moderna, como son su libertad y el secreto del mismo. Junto con ello destruyen fundamentos éticos de la democracia como son la honestidad, el ejercicio limpio de derechos y el cumplimiento a cabalidad de deberes cívicos. En Argentina, Brasil, Filipinas, México, Tailandia y Taiwán entre un 7 y un 24 % de los electores declaran haber recibido este tipo de ofrecimientos y/o conocer a alguien que vendió su voto.



¿Cómo combatir este flagelo? Mediante medidas políticas institucionales, acción de los medios de comunicación social, fiscalización ciudadana y promoción de civismo.



Veamos cuatro propuestas. En Chile se da el absurdo que el Presidente de la República no pueda ir a la reelección o que un Ministro deba renunciar un año antes de presentarse a elecciones de representación popular, pero un alcalde que va a la reelección se inscribe la primera semana de julio como candidato y ejerce el cargo hasta el 30 de septiembre. Durante estos tres meses la tentación de ejercer ese cargo, ayuda social incluida, en beneficio de la reelección resulta devastadora. El diputado Alejandro Navarro ha pedido apoyo legislativo para establecer la imposibilidad de ser alcalde en ejercicio y candidato.



En segundo lugar, es clave la acción de los medios de comunicación social. Las denuncias serias, oportunas e informadas en contra de las prácticas corruptas es clave para movilizar los recursos ciudadanos y públicos en contra de este flagelo. En tercer lugar, la acción ciudadana es clave. El Centro para una política Responsable denunció que la corporación Enron había destinado casi 6 millones de dólares para financiar a candidatos al congreso y a la presidencia de Estados Unidos, por lo que quizás pudo gozar de impunidad por casi trece años para hacer sus estafas contables ascendentes a cientos y miles de millones de dólares.



Finalmente, la eficaz campaña «toma el regalo, pero vota como quieras» fue clave en la derrota del PRI el año 2000. Cuando en nuestros campamentos y poblaciones más pobres de Chile se desata un verdadero carnaval de clientelismo político, necesitamos de activistas cívicos decentes y apostar siempre a la inveterada dignidad de nuestra ciudadanía.



Sergio Micco es abogado y cientista político

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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