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Respeto por la vocación democrática del peronismo


Superada la fase más emocional del debate, hago lo que nunca imaginé: defender y pedir respeto por el Partido Justicialista. Aclaro, con sinceridad, que aprecio a Ignacio Walker, pero que leí en su primera publicación sus referencias genéricas y adjetivas contra el peronismo, las que me parecieron destempladas e injustas.



Propongo un coloquio sobre el aporte de los partidos políticos en el Siglo XX, a puertas cerradas- moderado por un uruguayo-, un duelo entre el peronismo y el falangismo DC de Walker, y creo que al final, se valorará el aporte de ambos partidos y se podrán objetivar los puntos grises de toda historia. Mis amigos y referentes argentinos son el magnífico PS del senador Rubén Giustiniani, con la proba y emprendedora gestión de ese partido hasta hoy en el Gran Rosario. Giustiniani, me decía en estos días en Bruselas, junto a Margarita Stolbaizer de la UCR, lo jodido del modelo de liderazgo carismático y de coaptación clientelar y paternalista que el peronismo habría instaurado.



Con todo, palabras muy distintas a acusar a una organización de tendencias fascista y otras cuestiones, que son exageraciones del género del columnismo, que en época opinóloga, obligan a exacerbar la diferencia. Pero veamos mi breve rescate y comparación, para que mi querido Canciller sea más prudente desde su propio gen DC:



1.- El mito de la ambigüedad con el Eje en la Segunda Guerra Mundial corre para Argentina y Chile, cuyos gobiernos se sumaron tardíamente a los aliados.



2.- Perón ganó elecciones, fue perseguido por militares y volvió a ganar elecciones limpias.



3.- La construcción de programas sociales fue un asunto relevante en democracias excluyentes, que abrieron posibilidades reales de poder social a grupos subalternos. Recordemos que en Chile el propio «falangismo» reconocía el influjo de la importancia de los entes intermedios, el corporativismo, en su impulso a cooperativas y su vínculo con los sindicatos campesinos, con los excesos- hasta hoy-, de mimetización con tentaciones clientelares.



4.- El peronismo mayoritariamente enfrentó la dictadura militar. En esto tanto Kirchner como Menem tienen autoridad moral, recordando que el ex mandatario pasó un largo período en prisión.



5.- Tras el golpe en Chile, el peronismo y la democracia argentina acogieron a miles de chilenos previo al 76, y tras el retorno de la misma el 83, contribuyeron decisivamente a apoyar los movimientos democratizadores en Chile (fui testigo de las escuelas en Mendoza en que peronistas, radicales, intransigentes y socialistas nos dieron su aliento y votos por la democracia en Chile, con el pueblo «peronista» al igual que el «alfonsinista»).



6.- La crítica a que el peronismo ha evitado la existencia de un sistema de partidos con definiciones claras, teniendo sectores desde la extrema derecha (Triple A) hasta ex guerrilleros (montoneros), es parcialmente real, ya que ello fue común a muchos grandes partidos latinoamericanos que padecieron la polarización de los ’60 y los ’70: el APRA en Perú tuvo escisiones en ambos sentidos, el Partido Radical y la Democracia Cristiana en Chile (recordemos desde los ex DC que fueron ministros de Pinochet hasta los grupos armados de una facción del Mapu).



7.- La construcción de estabilidad es un valor democrático que los peronistas en su enigma logran en dos ocasiones por el fracaso relativo de otras alternativas. Parte de dicha estabilidad, ha sido sacar a Argentina de la crisis con consensos, evitando políticas de shock, de aquella ortodoxia que causó estragos a A. Latina.



8.- El vilipendiado peronismo- por algunos círculos de «déspotas ilustrados» y centralistas de nuestro país- permitió en el gobierno de Menem que se creara la figura del alcalde electo de la Capital Federal (más de dos millones de habitantes) y junto a los radicales, la resurrección del federalismo con autonomía provincial, ésa que los sistemas «autoritarios» no permiten y viven caricaturizando por el exceso de endeudamiento de algunos. Santiago es la única ciudad de A. Latina que no elige a su Alcalde Mayor y el único país medio-grande que no democratiza sus gobiernos regionales, en gran parte por la visión «orgánica centralizada y paternalista» de nuestro falangismo.



9.- Numerosos intelectuales y políticos de la «familia peronista»-desde Solanas, pasando por Bordón y hasta llegar al mismísimo Chacho Álvarez, ex vicepresidente de De la Rúa-, han tenido un compromiso activo con ampliar libertades, promover los derechos humanos y la solidaridad latinoamericana.



10.- El Pdte. Kirchner fue un reputado administrador eficiente de una provincia austral, con altos indicadores de educación, que ayudó a integrar a trabajadores chilenos en los sindicatos mineros. Ha respetado la Constitución y buscado vías pacificas para resolver una angustiante situación social, que felizmente va tomando las cauces de la recuperación económica y ojalá los programas sociales eficaces.



Por cierto, soy crítico de la mala costumbre de nuestros vecinos de no ser estrictos en el cumplimiento de acuerdos comerciales -como ocurrió con el gas-, pero no hagamos caricaturas y dejemos atrás este mal episodio. Al canciller Walker lo honraría una precisión de sus dichos, si no quiere, está en su derecho; aunque, insisto, con amigos queridos como son nuestros hermanos argentinos, las cosas se arreglan conversando con franqueza, sin taimaduras. Lo que sí es un desafío para nuestros «hermanos-vecinos» es evitar las presiones de sectores y los cambios de reglas que han inhibido una integración más rápida en el Mercosur y el acuerdo con Europa.





Esteban Valenzuela Van Treek. Diputado PPD por Rancagua. Periodista, Master en Ciencia Política (Universidad Católica)
y en Desarrollo (Wisconsin-USA)

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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