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Poznan, el punto de quiebre

De acuerdo a las estimaciones, los costos de enfrentar el cambio climático no son prohibitivos, representan cerca del 1% del PBI global. Veinte veces menos que los costos que puede tener no actuar.


Por Antonio Hill*

Las terribles inundaciones que hemos presenciado en Venecia y Santa Caterina, en Brasil, se encuadran en el contexto mundial de la conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático que está teniendo lugar en Poznan, Polonia. Se trata de una evidencia más de la premura por acciones urgentes. Poznan podría ser una reunión más, pero supone la oportunidad de generar un quiebre y de que los 192 países que decidirán el futuro del planeta marquen las bases de un  tratado post-2012 adecuado, para dentro de un año en Copenhague.

Los países ricos han causado el calentamiento global. Sin embargo, son los países en vías de desarrollo los que están sufriendo su impacto con más dureza. En Chile, algunos de los cambios más fuertes que vienen son los relacionados con la agricultura. Las precipitaciones disminuirán en el altiplano y el norte, lo que aumentará la aridez del suelo y grandes zonas de cultivo  perderán sus cualidades.  En el sur, el deshielo de los glaciares es cada vez peor y, por lo tanto, los puertos australes tienen un riesgo mayor de desaparecer.

Los gobiernos de los países ricos, reunidos en Poznan las dos primeras semanas de diciembre, deben comprometerse a reducir sus emisiones primero y en mayor escala debido a que son, históricamente, los responsables de este problema. Así mismo, disponen de los medios y deben ayudar a que los países en vías de desarrollo reduzcan sus emisiones y hagan frente a los devastadores efectos del cambio climático. En este sentido, Oxfam International estima que  al menos 50.000 millones de dólares anuales son necesarios para financiar la adaptación de los países pobres. 

De acuerdo a las estimaciones, los costos de enfrentar el cambio climático no son prohibitivos, representan cerca del 1% del PBI global. Veinte veces menos que los costos que puede tener no actuar.

Se tienen que encontrar soluciones urgentes a nivel global. El calentamiento del planeta incrementará aún más la pobreza y revertirá el desarrollo humano. En concreto, si la Tierra aumenta su temperatura por encima de los dos grados celsius, cerca de dos billones de personas se verán afectadas por la escasez de agua y el hambre podría terminar con la vida de 3 millones de personas más cada año.

Por tanto, en la cumbre de Poznan se deben poner sobre la mesa ingredientes que permitan que las emisiones globales de carbono empiecen a disminuir en 2015 y se reduzcan por lo menos en un 80% en 2050, tomando como referencia los niveles de 1990. Cada país debe reducir sus emisiones de acuerdo con sus responsabilidades históricas, como causantes del cambio climático, y su capacidad para hacer frente a ello. 

Hoy somos ya testigos de grandes y nuevas variaciones climáticas que ponen en riesgo la vida y los medios de vida de millones de personas en el mundo entero. Por eso, no podemos quedarnos de brazos cruzados, debemos actuar y presionar a nuestros gobiernos a jugársela por llevar a cabo nuevos y mejores acuerdos.

A los líderes mundiales sólo les queda una alternativa: encontrar una respuesta sólida y urgente a la crisis climática, como han demostrado saber hacer con la crisis financiera.

Esta semana en Poznan será decisiva.

 

*Antonio Hill es experto en Cambio Climático, trabaja para Oxfam International.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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