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América Latina y Barack Obama

Es esperable que ahora tome preeminencia la economía y que la defensa sea practicada preferentemente por el lado de la política, con la ayuda de la diplomacia y la inteligencia, dejándose lo militar para una última instancia.


Son hechos no controvertidos que los temas principales de la política exterior de Estados Unidos son la defensa y la economía, y que sus instrumentos preferentes son la inteligencia, la fuerza militar y la diplomacia.

Durante la administración de George Bush lo fueron exactamente en ese orden. Es esperable que ahora tome preeminencia la economía y que la defensa sea practicada preferentemente por el lado de la política, con la ayuda de la diplomacia y la inteligencia, dejándose lo militar para una última instancia.

Es importante que los latinoamericanos lo tengamos claro, como también el hecho de que el realismo político es el que gobierna las acciones de Estados Unidos. Ello porque la política exterior siempre ha sido un vector político interno y no internacional, y depende del significado que tenga para la agenda interna. En el actual escenario predominará el combate a la crisis económica y el alerta en la lucha contra el terrorismo. El resto será inercia institucional pero con buenas maneras (lo que no es menor).

Entre los temas generales estará lo ambiental, especialmente el calentamiento global  y el tema energético, ambos de fuerte referencia en los discursos de Obama, y con alta audiencia en América Latina. Pero que tienen al mismo tiempo restricciones importantes al interior de USA.

Como tema específico estará lo migratorio, que si bien aparece como algo general para la región, está dominado por la relación bilateral con México.

Ellos serán expuestos por el gobierno norteamericano con un dominante centrado en la recomposición económica en EE.UU. Por lo que pueden llegar a expresar medidas para proteger sectores críticos de la economía norteamericana o la defensa de puestos de trabajo y, por lo tanto, actitudes restrictivas frente a América Latina, principalmente en los intercambios comerciales o migratorios.

Es importante entender una regla que rige la política exterior norteamericana y que con el estilo Obama podría abrirse a un curso de corrección, a condición de que los países latinoamericanos hagan un despliegue diplomático más allá de Washington. Ella determina que es la intensidad de los intereses particulares y su cabildeo en los auditorios y pasillos del Congreso y la Casa Blanca, lo que determina la política exterior. Y no se ablandan fácilmente en el círculo político de la capital federal sino en los parlamentos y grupos ciudadanos de los diferentes Estados, a los cuales hay que saber llegar.

En cuanto a los gestos políticos  prácticos, el de mayor intensidad es el eventual retorno de Cuba a la OEA sin la oposición política de los EE.UU, lo que sería un paso previo a la normalización paulatina de las relaciones políticas en un período de tiempo indeterminado.

El otro es recomponer una diplomacia efectiva ante el neo cesarismo político que afecta a países de la región, y que es liderado por el presidente venezolano Hugo Chávez. Hace unos meses hubo curso de colisión en esta materia debido a la virulencia antinorteamericana del mandatario venezolano y la baja calidad política y agresividad del gobierno de Bush.

No cabe duda que  contar con algunos decibeles menos y una diplomacia de mayor envergadura debiera evitar los discursos plagados de prejuicios, lugares comunes y visiones culturales maniqueas, que operan como un acicate al conflicto, y ayudarían a generar una política de paz y mayor consolidación democrática.

En esa perspectiva, si bien aparecen apaciguados, el conflicto interno de Colombia y el viejo tema del narcotráfico, pueden ser las situaciones que intoxiquen la relación entre América Latina y  Estados Unidos.

Queda en todo caso la impresión de que el nuevo mandatario tiene una agenda interna sólida, un equipo integrado de trabajo y un modo diplomático de plantear las relaciones, lo que es un elemento de certidumbre política de inmenso valor para la región.

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