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¡Al estadio, al estadio!

La masividad de la práctica deportiva y de actividad física, que en los países desarrollados llega al 50% o más de la población en los más variados deportes, debe ser inducida por políticas estatales que la procuren en condiciones de equidad social. En los países menos desarrollados esa práctica…


Tuvieron razón las integrantes de la Selección Nacional de Fútbol Femenino Sub-20, que en vísperas del mundial de esa categoría jugado en nuestro país denominaron a Michelle Bachelet como la Presidenta del Deporte. A diferencia de sus antecesores, el actual gobierno exhibe una voluntad real, construyendo los cuatro estadios que hicieron posible esa competencia, y ahora ha anunciado una millonaria inversión en el Estadio Nacional que lo transformará en un centro deportivo de nivel mundial.

En el inicio de las obras del Estadio Nacional la Presidenta insistió en algo que había sostenido el año anterior en Temuco: dotar a cada región de un centro deportivo de alto nivel como meta para el Bicentenario. «No tengo dudas que (ello)… es la mejor inversión que podemos hacer para que Chile pueda seguir conquistando triunfos que nos alegran y nos enorgullecen a todos», dijo.

Tal loable voluntad del ejecutivo contrasta con el poco desarrollo conceptual, organizativo y de políticas públicas que siempre han tenido las actividades deportivas y recreacionales en nuestro medio. Pese a que el deporte y la recreación involucran directa o indirectamente el interés del 80 por ciento o más de la población nacional y el bienestar general del país. Hasta ahora, los esfuerzos gubernamentales siempre se concentraron en muy pocas acciones, generalmente en el nivel de alta competición, donde la posición de la ciudadanía es meramente la de un espectador.

Es verdad que parte importante de la actual inversión tiene también esta característica, pero a diferencia de lo que venía ocurriendo tiene una envergadura deportiva pocas veces vista en el país, e inevitablemente arrastrará otros desarrollos y se constituirá en un hito de los esfuerzos nacionales por el deporte.

Por lo mismo, se echa de menos un complemento de la misma envergadura en materia de actividad física y recreación, que parece esencial para la significación global del esfuerzo que se está haciendo. Tanto por razones de salud como de bienestar de la población.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso han alcanzado caracteres de epidemia a nivel mundial. Más de mil millones de personas adultas tienen exceso de peso y no menos de 300 millones son derechamente obesas. Ello tiene impactos cataclísmico en la salud, asociado principalmente a enfermedades crónicas que en Chile tienen una enorme prevalencia: cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y ciertos tipos de cáncer.

La obesidad puede llegar a reducir la esperanza de vida de una persona hasta en diez años y representa una elevada carga económica para la sociedad por las pérdidas en salud. Y muchas de sus causas están directamente relacionadas con la falta de ejercicio físico, además del tipo de alimentación. Los niños que ven televisión más de cinco horas al día tienen cinco veces más posibilidades de volverse obesos que aquellos que la ven menos de dos horas al día.

En nuestro país, de acuerdo a datos del MINSAL el exceso de peso es muy alto desde los primeros años de vida.  Afecta al 7,4% en los menores de 6 años, aumenta a 17% en escolares de 1er año básico y llega a un 25% en adultos y adultos mayores. Si a ello se suma el sobrepeso, más de la mitad de la población nacional esta en condición de riesgo por esta causa. La encuesta de salud del año 2003 entregó datos realmente alarmantes además de los señalados anteriormente: el 34% de la población presenta hipertensión arterial, 35%  hipercolesterolemia, 30% hipertrigliceridemia, 16% intolerancia a la glucosa, 23% síndrome metabólico y 55% un riesgo cardiovascular alto o muy alto. Tales tendencias no se han revertido.

 De ahí que resulte tan importante para el bienestar ciudadano que los esfuerzos que se hacen en el plano del deporte nacional, también se lleven a una política de actividad física basal en la población. Porque uno de los principales factores causantes de la obesidad es el sedentarismo, situación que afecta a más del  90% de la población chilena según las autoridades de salud.

Todos los estudios indican que la práctica de actividad física moderada en la población reduciría un 30% las muertes por enfermedad coronaria, 25% por diabetes y cáncer de colon, 12% por cáncer de mamas, 15% por accidente vascular cerebral y 10% por fractura de cadera.

Pero la masividad de la práctica deportiva y de actividad física, que en los países desarrollados llega al 50% o más de la población en los más variados deportes, debe ser inducida por políticas estatales que la procuren en condiciones de equidad social. Porque en los países menos desarrollados esa práctica física también ha aumentado, pero básicamente en los sectores medios y altos y no en la sociedad en su conjunto.

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