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Parodiando la libertad de expresión

Cristóbal Bellolio
Por : Cristóbal Bellolio Profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez.
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El presidente del CNTV acaba de declarar que se sintió ultrajado “como cristiano y como católico”. Esperemos que su confesión no haya influido en la decisión, pues el Estado de Chile no debe priorizar la concepción particular del bien de sus titulares temporales. De lo contrario, el día que se multipliquen los ateos en altas investiduras, vayámonos olvidando de los sabrosos trasnoches evangélicos y de esos imperdibles comentarios pastorales después de las noticias.


En septiembre de 2005 un periódico de Dinamarca publicó 12 caricaturas del profeta Mahoma, las que indignaron al mundo islámico. En medio de crecientes protestas, el gobierno danés respaldó la libertad de prensa dentro de su territorio. La misma actitud tomaron varios Estados y medios de comunicación europeos (particularmente noruegos, alemanes y franceses, que publicaron las polémicas imágenes  en señal de solidaridad). En marzo de 2007, los tribunales franceses absolvieron a un diario parisino que fue acusado de “injurias con base religiosa” por replicar las caricaturas. El viejo continente, receptor masivo de inmigrantes musulmanes, se encontró frente a un potente dilema: elegir entre la libertad de expresión y el respeto a una determinada cultura. Entonces, consistentemente, optó por la primera.

Nos acabamos de enterar que el Estado de Chile, en cambio, opta por la segunda. A través de uno de sus órganos autónomos (el Consejo Nacional de Televisión) presenta cargos contra un programa de televisión por parodiar la figura de Jesús, el Nazareno. En sus considerandos (después de un hilarante y detallado relato de las escenas en cuestión) el CNTV tiene la delicadeza de

precisar “que el ataque se haga al Cristianismo, que es la religión mayoritaria de los chilenos, no hace más grave la ofensa, pues sería igualmente reprochable un ataque similar dirigido al Islam, al judaísmo o a cualquier otra religión amparada por nuestra Constitución”. ¿Queda alguna duda de la posición que toma nuestra institucionalidad cuando hay que priorizar entre los valores de libertad y religión?

En sus argumentos, el CNTV considera que la sátira es doblemente “una manifestación de intolerancia (que vulnera) el principio democrático”. Me parece que es una acusación errónea. Respecto de la primera, podemos recordar que los actores del programa no impiden el desarrollo normal de ningún culto, ni obstaculizan la realización de otros programas que se mofen de sus propias preferencias religiosas, ni tampoco fuerzan a la audiencia cristiana a permanecer con los ojos abiertos frente a sus televisores… ¡la responsabilidad cívica de la tolerancia recae en este caso justamente en los católicos!; Respecto a la segunda, no logro comprender la alusión al “principio democrático”, toda vez que el asunto tiene esquiva relación con la igualdad política de los ciudadanos (suponiendo que la expresión hace algo más que adornar la frase).

[cita]¿Qué ocurrirá el día en que un legítimo creyente de la espiritualidad Jedi demande a un locutor radial, conocido trekkie, por divulgar pestes del maestro Yoda? ¿Dónde quedan entonces la “tolerancia” y  el “principio democrático”, según la lectura del “heterogéneo” CNTV? [/cita]

En otro caso tratado en la misma sesión, el CNTV desechó la presentación de cargos contra otro estelar donde se parodiaba a la “iglesia maradoniana” (aunque obviamente los demandantes fueron católicos heridos en sus sensibilidad por la imitación de la liturgia eucarística), por considerar que dicho culto es “una creación burlesca de sus más fanáticos seguidores”. No quiero ni pensar en la posibilidad de que personas racionales consideren que un jugador de fútbol es una divinidad, pero si las hubiera ¿no sería entonces esta forma de referirse a ellos abiertamente intolerante y discriminadora? ¿O acaso no son todas las confesiones religiosas, puestas en el banquillo de la razón, igualmente descabelladas? ¿Qué ocurrirá el día en que un legítimo creyente de la espiritualidad Jedi demande a un locutor radial, conocido trekkie, por divulgar pestes del maestro Yoda? ¿Dónde quedan entonces la “tolerancia” y  el “principio democrático”, según la lectura del “heterogéneo” CNTV?

El Presidente del organismo acaba de declarar que se sintió ultrajado “como cristiano y como católico”. Esperemos que su confesión no haya influido en la decisión, pues el Estado de Chile no debe priorizar la concepción particular del bien de sus titulares temporales. De lo contrario, el día que se multipliquen los ateos en altas investiduras, vayámonos olvidando de los sabrosos trasnoches evangélicos y de esos imperdibles comentarios pastorales después de las noticias.

Salvo que, finalmente, decidamos seguir el ejemplo de las democracias desarrolladas y optar por el camino de la libertad de expresión cuando inevitablemente colisione con la protección de la religión.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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