Publicidad

Si hubiera habido un gobierno de derecha…


…todo habría sido muy distinto ante el alzamiento ilegal dirigido por el comunismo, que hemos presenciado en estas semanas.

Para comenzar, no habría habido colegios «tomados». El primero que se hubiera intentado tomar habría sido desocupado inmediatamente por la fuerza pública. Y si algún alcalde se hubiera negado a desocuparlo, no habría podido recibir subvención ni el pago de los profesores. Ningún profesor que no hubiera hecho clases habría recibido pago, como lo reciben hoy. Porque habrían tenido que asistir a hacer clases aunque hubiera ido un solo alumno por curso. Y si los demás alumnos no hubieran concurrido durante determinados días, les habría sucedido lo que siempre sucedió, cuando había orden, con los alumnos desertores: habrían sido expulsados del colegio.

Y todo esto extensivo a los establecimientos educacionales de diversos niveles.

Y los que hubieren sido sorprendidos lanzando piedras a carabineros habrían sido procesados por maltrato de obra a los mismos, lo cual es un delito. Aquí ni siquiera se ha formalizado a un solo agresor, de los miles que hemos visto.

Y, por supuesto, los vándalos habrían sido detenidos y procesados por daños e incendios, pues un gobierno de derecha habría puesto en la calle al número necesario de uniformados para arrestar a todos los vándalos. Y si hubiera habido que recurrir a otras fuerzas uniformadas para mantener el orden, se habría hecho.

Por supuesto, un gobierno de derecha habría velado por la libertad de enseñanza garantizada en la Constitución, fuere o no con fines de lucro, pues los fines de lucro para enseñar también están garantizados en la Constitución. Si no lo cree, lea los números 10 y 16 del artículo 19, que enumera las garantías individuales.

Y un gobierno de derecha se habría preocupado de que los recursos públicos para educación fueran, cada vez en mayor proporción, directamente a las manos de las familias pobres, para que éstas libremente eligieran colegios, universidades e institutos profesionales o centros de formación técnica para sus hijos, financiándolos con vales o «vouchers» emitidos por el Estado. Menos burocracia educacional y más dinero para enseñanza de los pobres.

Y un gobierno de derecha se habría preocupado de la libertad de programas de enseñanza y de la libertad de las respectivas instituciones para organizarse como quisieran. En eso consiste la libertad de enseñanza garantizada por la Constitución.

No más PSU (herramienta del control estatal de la enseñanza), no más «contenidos mínimos obligatorios», no más dictadura de la burocracia.

Por tanto, nada de lo que ha sucedido durante estas semanas habría sucedido, porque ello ha sido posible debido a que no hay un gobierno de derecha, no hay orden ni autoridad ni se aplican las leyes ni las normas mínimas de disciplina a que deben someterse, en toda sociedad civilizada, los estudiantes, sean ellos de básica, media, universitaria o técnico-profesional.

Pero, no hace falta repetirlo, no hay un gobierno de derecha ni se respeta siquiera en un mínimo la autoridad y la legalidad. Por tanto, impera la ley del más fuerte (y está claro que el más fuerte no es el gobierno).

Por tanto, nadie sabe cuándo va a terminar todo esto.

Pero, como hay un sentido común subyacente en nuestra sociedad, yo pienso que, a la larga, todo lo que se ha vivido no pasará de ser un mal recuerdo y no tendrá más trascendencia que la que tuvo, hace años, el «movimiento de los pingüinos», que en realidad no tuvo ninguna.

Pero sí quedará demostrado, una vez más, que no tenemos un gobierno de derecha. Dado eso, si el sentido común subyacente en la sociedad no prevalece, sólo los dueños de la fuerza (todos sabemos quiénes son) pueden saber en qué va terminar todo esto.

Publicidad

Tendencias