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Las elecciones de los argentinos

Guillermo Paraje
Por : Guillermo Paraje Profesor Escuela de Negocios Universidad Adolfo Ibáñez, activista en la causa contra el tabaco
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Los trabajadores afiliados a los grandes sindicatos (indefectiblemente oficialistas) también votan en el mercado cada vez que se sientan a negociar sus salarios y piden aumentos salariales dos y tres veces superiores a la inflación oficial. ¿No le creen al gobierno cuando dice que la inflación se ha mantenido estable por debajo del 10% en los últimos tres años?


Cuando un gobernante obtiene el 54% de los votos en una elección es porque algunas cosas bien ha hecho. El triunfo de Cristina Fernández en las últimas elecciones presidenciales argentinas es claro e inobjetable. Bajo su gobierno Argentina obtuvo unos de los crecimientos económicos más altos del mundo y la desocupación bajó fuertemente. Gracias a los altos precios internacionales de sus productos de exportación el gobierno ha tenido recursos suficientes para subsidiar bienes y personas.

Eso es lo que reflejaron las urnas.Pero los argentinos votan no solamente en las urnas. También votan en el “mercado” y en lugar de hacerlo cada cuatro años lo hacen todos los días. ¿Y como han votado en el mercado? Veamos sólo un par de ejemplos.

[cita]Los trabajadores afiliados a los grandes sindicatos (indefectiblemente oficialistas) también votan en el mercado cada vez que se sientan a negociar sus salarios y piden aumentos salariales dos y tres veces superiores a la inflación oficial. ¿No le creen al gobierno cuando dice que la inflación se ha mantenido estable por debajo del 10% en los últimos tres años?[/cita]

Durante el 2011 se estima que se “fugarán” de la economía argentina 22 mil millones de dólares (el equivalente a casi la mitad de las reservas del Banco Central). Este dinero sale del circuito financiero para refugiarse en sistemas financieros de otros países (o sea financiar inversiones en otros lugares) o simplemente para ser guardados “bajo el colchón” ante la incertidumbre económica. Podría pensarse que estos capitales pertenecen a grandes fortunas o grupos inversores que desconfían de este gobierno. Puede ser.Pero basta cruzar cualquier casa de cambio en Argentina o notar la proliferación de “cuevas” (casas de cambio informales) para notar que las personas que allí se encuentran haciendo fila para comprar dólares son personas de clase media que intentan proteger sus ahorros de la inflación.

Los trabajadores afiliados a los grandes sindicatos (indefectiblemente oficialistas) también votan en el mercado cada vez que se sientan a negociar sus salarios y piden aumentos salariales dos y tres veces superiores a la inflación oficial. ¿No le creen al gobierno cuando dice que la inflación se ha mantenido estable por debajo del 10% en los últimos tres años? Pedir esos aumentos indudablemente impulsa la inflación futura hacia arriba, lo que transforma a la puja de los sindicatos en una carrera contra ellos mismos, e impulsa una fuga de capitales todavía mayor. No son los “grandes capitales” los que han tenido esta conducta desconfiada sino trabajadores afiliados en sindicatos oficialistas y que votaron mayoritariamente a Cristina.

¿Cómo se explica entonces el resultado de las elecciones? No es fácil. Pero me arriesgo a pensar que es una mezcla de éxito económico de corto plazo; simpatía personal por Cristina; una maquinaria publicitaria que machaca sus mensajes incansablemente; una oposición desarticulada, sin imaginación ni ideas y una sociedad cansada de los fracasos, confundida y que se aferra a cantos de sirena aunque en el fondo desconfía de ellos. En los próximos meses veremos si el voto de las urnas refleja el sentimiento popular o éste sigue prevaleciendo en el mercado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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