Señor Director:
Me parece importante realizar algunas aclaraciones respecto de la carta de la Sra. Rosario Vidal del “Movimiento de Mujeres Reivindica”, que cita dichos míos sacando conclusiones erróneas.
Primero, creo relevante hacer algunas precisiones técnicas. La existencia de un “derecho al aborto” no es necesaria para exigir su despenalización. Los derechos que se vulneran con la criminalización total del aborto son los más básicos: vida, salud y a no sufrir tratos crueles, inhumanos o degradantes. Si bien el derecho internacional reconoce la protección del que está por nacer, su protección no es la misma que la de las personas nacidas. Por ello, de acuerdo al derecho internacional de los DDHH, incluyendo la Convención Interamericana de DDHH, no puede darse prioridad siempre y sin excepciones a la protección del que está por nacer, por sobre los derechos de la mujer.
Además, decir que en Chile el aborto no está criminalizado siempre porque existen eximentes o atenuantes es falso. Cuando éstas se aplican es porque la persona ha sido condenada por un delito. El aborto en Chile siempre es delito.
Sabemos bien que el aborto no es “la solución” ni menos un método de planificación familiar, es por este motivo que hemos planteado trabajar en la protección de los derechos sexuales y reproductivos en su plenitud.
Por último, la Sra. Vidal plantea que “sin importar creencias personales” se elimina la vida de un ser humano. Para ella es evidente que la protección del que está por nacer debe ser prioritaria, incluyendo por sobre el derecho de la mujer. Eso sí es un asunto de convicción. No pretendo cuestionar esa idea ni cambiarla. Con todo esto lo único que estoy diciendo es que el Estado jamás debe imponer ninguna convicción. Forzar a una mujer, ya sea a abortar o a continuar su embarazo, es contrario a sus derechos humanos.
Ana Piquer, Directora ejecutiva de Amnistía Internacional- Chile
