Señor Director:
Por estos días, de forma casi instantánea, supimos por las noticias de otro atentado suicida que causó la muerte y el horror a miles de personas. Esta vez no fue en una hermosa ciudad de Europa, sino la ciudad de Lahore en Pakistán. Si usted utiliza internet, podrá conocer rápidamente su ubicación, saber de su cultura y sobre todo podrá imaginar un atardecer de domingo primaveral en familia, tal como ocurre aquí o en algún otro rincón de Bruselas o Turquía.
El horror por la catástrofe y el desgarro por la muerte que llega de forma cruel en un atentado no es mayor para aquellas personas que nacieron, sin pedirlo, en sociedades que hoy dominan la economía. El sentimiento que provoca el horror y el dolor por la pérdida cruel de un ser querido es una de las emociones más profunda y transversal que nos unen a todos como seres humanos. Otro sentimiento es la paz que hoy emerge débil y antagónica dados los últimos sucesos.
Ahora, los invito a hacer un minuto de silencio para pensar en la paz local y global que muchos deseamos. Un minuto de reflexión transversal que entregue un poco de consuelo a todos los seres humanos que han perdido a un ser querido producto de la misma barbarie planetaria.
Marcelo D. Miranda, Profesor Asociado Departamento de Ecosistemas y Medio Ambiente, Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), Pontificia Universidad Católica de Chile
