Señor Director:
¿Cuántas veces hemos escuchado que la innovación es un mecanismo para aumentar la productividad? ¿O que la investigación resulta fundamental para contar con universidades de calidad? Que nuestra matriz productiva requiere desarrollar tecnología y valor agregado. Investigación, Innovación y Desarrollo son ya espacios comunes del discurso político pero que sin embargo aún no trascienden más allá de un discurso.
Cuando un Gobierno expresa su voluntad, lo hace en concreto, a través del presupuesto. Lamentablemente, lo que hoy podemos inferir es desinterés, falta de compromiso y visión. El aumento en inversión en Ciencias y Tecnología tal como está expresado hoy (0.5% aprox.), implica crecer menos de lo que crece el presupuesto general (2.7%), comprometiendo una vez más el rol fundamental de las ciencias en la reflexión sobre los proyectos y posibilidades de futuro de nuestro país.
Así como ha ocurrido con otros gobiernos, seguimos retrocediendo. Se ignoran las diversas manifestaciones, publicaciones, y comisiones presidenciales en las cuales la comunidad científica sostenidamente ha participado. Y a pesar de que la opinión, el diagnóstico y las soluciones son prácticamente transversales, nuestros representantes hacen caso omiso. Para la ciencia chilena es imposible dar el salto sin la institucionalidad de un Ministerio, sin la asignación adecuada de recursos y con la ya sobrepasada estructura de Conicyt. Necesitamos la convicción del Congreso y el cambio de paradigma por parte del Ejecutivo.
Probablemente, se nos preguntará ¿Cuál es el aporte concreto del conocimiento científico a la competitividad del país y a la calidad de vida de su población? ¿Que justifica aumentar el actual presupuesto? Las respuestas pueden ser múltiples y complejas, pero iniciamos esta carta con algunas versiones simples de ellas.
Sebastián Decap, Domingo Jullian, Luis Felipe Orellana, María Paz Ramos, Vicente Sandoval, Luis Venegas, Paola Villegas
Redes de Investigadores Chilenos (ReCh)
