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Chile y el Canal de Panamá

Francisco Cruz Fuenzalida
Por : Francisco Cruz Fuenzalida Abogado. Exembajador de Chile en Panamá
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En el año 2016 se inauguraron las nuevas esclusas que configuran el Canal de Panamá Ampliado, proyectando triplicar el flujo comercial en volumen y frecuencia de embarcaciones, habilitando el tránsito de los barcos Neopanamax. Hace solo días, esta nueva vía acuática registró un récord al permitir el paso del “Valparaíso Express”, megabarco con 333 metros de eslora y 48 metros de manga, controlado por la naviera alemana Hapag-Lloyd, que tiene como principal accionista a la chilena CSAV (31.4%), constituyendo este tránsito una manifestación del valor público y comercial de Chile, como primer usuario de Latinoamérica del Canal y tercero a nivel mundial.

Este nuevo Canal demuestra la importancia que adquiere globalmente el comercio marítimo internacional para la Región y, en particular, para Chile, como un país de vocación marítima, y cuyo flujo exportador navega en un 80% por aguas canaleras.

Históricamente Panamá ha sido el “Hub de las Américas”, alentando con su biooceanidad la generación de nuevas sinergias en el tráfico de naves, en la movilidad de cargas y la construcción de escalas de valor en un nuevo mapa de rutas interoceánicas.

Esta última dimensión adquiere especial relevancia en tiempos en donde se requiere una lectura detenida del ambiente comercial marcado por la migración de las economías de muchos países desde el sector primario a la especialización en servicios, y por un replanteamiento del “negocio naviero” que se consolida a nivel mundial, tal como ha ocurrido con el transporte aéreo, lo que implica exigencias y desafíos corporativos para ser competitivos, tal cual lo demuestran las últimas fusiones y absorciones de empresas en la industria. Así como el contexto geopolítico hace un buen rato dejó de ser predecible, el ambiente macroeconómico también exige hoy incorporar hipótesis abiertas y dinámicas.

[cita tipo=»destaque»]Chile tiene un rol, como preponderante actor marítimo-portuario, capaz de abordar escenarios de cambio permanente, adaptando sus patrones de mercado a nuevas variables e incorporando positivamente estas externalidades. Es así como se  abren espacios de valor en áreas vinculadas al  conocimiento y la innovación, al desarrollo de nuevas rutas intermodales y al mejoramiento en las certificaciones de origen.[/cita]

Chile tiene un rol, como preponderante actor marítimo-portuario, capaz de abordar escenarios de cambio permanente, adaptando sus patrones de mercado a nuevas variables e incorporando positivamente estas externalidades. Es así como se abren espacios de valor en áreas vinculadas al conocimiento y la innovación, al desarrollo de nuevas rutas intermodales y al mejoramiento en las certificaciones de origen. Surge asimismo la tarea de disminuir costos transaccionales incorporando mejores prácticas, regulaciones, incentivos, estándares, procesos y disciplinas, que promuevan operaciones de transporte más eficientes.

Por todo lo anterior, el desafío logístico en la construcción de un Puerto a Gran Escala en la macrozona central, será esencial y reafirmará el sello de Chile como “Hub Austral” y plataforma comunicante con el Asia Pacífico.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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