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Persecución en Chechenia y el silencio de Chile

Luis Larraín S.
Por : Luis Larraín S. Magíster en relaciones internacionales, Instituto de Estudios Políticos de París
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Desde el primer día de este mes que la prensa internacional viene informando sobre la detención y tortura de más de cien hombres gays de entre 16 y 50 años en la república de Chechenia, sujeto federal ruso de mayoría musulmana ubicado en la región del Cáucaso Norte. Al menos tres de ellos han muerto en los centros de tortura, mientras que al menos otros dos han sido asesinados por sus familias luego de ser liberados bajo la condición de que así lo hicieran.

La cacería se inició luego de que una organización de diversidad sexual rusa pidiera permisos para realizar marchas del orgullo en más de 90 municipios de la federación, entre los cuales no había ninguno checheno pero sí uno de la próxima república de Kabardia-Balkaria, también de mayoría musulmana, donde se organizó una contramanifestación. Esto motivó a las autoridades chechenas a realizar un barrido «preventivo» contra los gays locales, quienes no lo confiesan abiertamente producto de la fuerte sanción social que existe en la zona. Fue así como los funcionarios decidieron recurrir a las redes sociales, donde se hicieron pasar por gays para concertar una cita y luego capturarlos, todo esto al margen de la justicia.

[cita tipo=»destaque»]En este contexto brutal, llama la atención el silencio del gobierno chileno. Cuesta entender que el mismo gobierno que en 2014 y 2016 lideró sendas resoluciones sobre protección contra la violencia y la discriminación basadas en la orientación sexual y la identidad de género en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas lleve ya tres semanas sin pronunciarse sobre el tema, aun después de varias interpelaciones.[/cita]

La comunidad internacional ha hecho oír su repudio ante el horror. Tanto el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos como altas autoridades de la Unión Europea, Canadá e incluso Estados Unidos han condenado enérgicamente los hechos y han conminado a Moscú a investigar lo ocurrido y a interceder ante las autoridades chechenas para que se respete el debido proceso. Lamentablemente, y como era de esperarse, el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, señaló no saber nada del tema por no ser “experto en orientaciones sexuales no tradicionales», en línea con el portavoz del gobierno checheno, quien señaló que «no se puede detener gente que simplemente no existe en esta república».

En este contexto brutal, llama la atención el silencio del gobierno chileno. Cuesta entender que el mismo gobierno que en 2014 y 2016 lideró sendas resoluciones sobre protección contra la violencia y la discriminación basadas en la orientación sexual y la identidad de género en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas lleve ya tres semanas sin pronunciarse sobre el tema, aun después de varias interpelaciones.

Espero que el ministro Muñoz se dé cuenta de la importancia simbólica que reviste este tema y le transmita el categórico rechazo de nuestro país a su par ruso Serguéi Lavrov. En el pasado, cuando fueron los chilenos los perseguidos por un régimen autoritario, valoramos mucho la condena de cada país del mundo. Mientras las autoridades se deciden a decir algo, los gays chilenos y nuestros aliados alzaremos nuestra voz.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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