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Ley de tenencia responsable de mascotas

Por: Sergio Lastra Guerra


Señor Director: 

Hasta la fecha, Chile ha sacrificado unos 40 mil zorros chilla, con el fin de controlar su población en Tierra del Fuego. Y se tomó esta drástica medida, pese a tratarse de una especie nativa.

Lo anterior, contrasta con el artículo de la recién promulgada Ley de Tenencia Responsable de Mascotas, que busca prohibir el sacrificio de animales de origen doméstico sin dueño, para controlar su población. Y surge la pregunta obvia: ¿Por qué se puede matar a un animal nativo con dicho objetivo, pero no a perros y gatos sin dueño?

Destaco el caso del zorro chilla, por pertenecer a la fauna nativa. Pero se suma a la situación de insectos, ratas, conejos, visones, castores, jabalíes, animales que también son sacrificados –a veces de la peor manera- para controlar su población.

La Ley de Tenencia Responsable de Mascotas busca imponer la postura más radical y fundamentalista, prohibiendo absolutamente el sacrificio de perros y gatos, y obligando a todos los ciudadanos a mantener de por vida, con nuestros impuestos, a animales de especies que son plaga y que nadie quiere adoptar. Postura radical y fundamentalista, que además desconoce que la máxima autoridad mundial en sanidad animal (OIE) valida la eutanasia como método de control de población.

Lo razonable y sostenible, sería implementar una medida más equilibrada: que los municipios recojan a los perros y gatos sin dueño, y los lleven al canil. Si luego de 1 o 2 meses no logran ser adoptados, se les aplica la eutanasia. El tiempo de permanencia en el canil no debe ser prolongado, para evitar que los cuidadores se encariñen con los animales que podrían ser sacrificados. La necesidad de aplicar la eutanasia, debería ir disminuyendo a medida que los tenedores de mascotas vayan adquiriendo mayor conciencia de la responsabilidad que asumen.

Como ve, no se trata de un sacrificio inmediato, sino que se les da la oportunidad a perros y gatos de ser adoptados. Una deferencia que no se tiene –por ejemplo- con el zorro chilla, al cual se le mata directamente, sin darle la posibilidad de ser trasladado a una zona donde haya poca población de la especie. Espero que el Gobierno y los parlamentarios eliminen dicha prohibición, y dejen de imponernos un dogma “animalista”.

Sergio Lastra Guerra

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