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Corea del Norte y el peligro de guerra nuclear

Isaac Caro
Por : Isaac Caro Universidad Alberto Hurtado
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El 03 de septiembre de 2017 las autoridades norcoreanas informaron haber realizado con éxito un ensayo nuclear con una bomba de hidrógeno. Este es uno de los acontecimientos más graves para la seguridad global, desde el fin de la guerra fría, que ha sido condenado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, incluyendo a Rusia y a China, además de la Unión Europea y la OTAN.

A principios de 2017, el colectivo de científicos, agrupados en el Bulltetin of the Atomic Scientist, decidió adelantar el simbólico reloj del fin del mundo, de 3 minutos que estaba en 2016, a 2,5 minutos. El boletín es una publicación académica que data de 1947 y desde entonces cada año realiza un cálculo simbólico de cuán lejos o cuán cerca estamos del fin del mundo o de la “medianoche”. En 2017, se entregaron varias razones para precipitar este adelanto, entre las que se incluían la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos, y la situación de inseguridad en la península coreana. Es la primera vez que estamos más cerca del apocalipsis desde 1953, cuando precisamente Estados Unidos realizó su primera prueba con una bomba de hidrógeno, un arma nuclear mucho más poderosa que la bomba atómica lanzada en Hiroshima y Nagashaki en 1945.

[cita tipo=»destaque»]Hoy, el duelo es entre una super potencia y una potencia regional, la que ha buscado desafiar a todo el Asia Pacífico y al mundo. No obstante, Trump y Jong-un están muy lejos del liderazgo y la moderación mostrados por Kennedy y Kruschev, por lo cual se impone la improvisación. Solo un esfuerzo coordinado y conjunto de las potencias, que incluya a Estados Unidos, China, Rusia y Japón, puede evitar una mayor amenaza a la seguridad global, y que el reloj de la “medianoche” se adelante vertiginosamente.[/cita]

El actual accionar de Corea del Norte nos recuerda que, en plena guerra fría, el mundo enfrentó la denominada “crisis de los misiles”, en octubre de 1962. Entonces, el liderazgo mostrado por Kennedy y Kruschev fue uno de los factores más importantes en evitar una guerra nuclear, en momentos en que existían armas para destruir el planeta no una sino varias veces. Luego de esta crisis se implementaron algunas medidas de confianza mutua, como el famoso “teléfono rojo”, un enlace de comunicación directa entre Washington y Moscú.

El término de la guerra fría parecía inaugurar una nueva época, promisoria y pacífica, en donde las antiguas potencias encontraban coincidencias. Precisamente, en 1991 estábamos a 17 minutos de la medianoche, lo más lejos que hemos conocido desde la medición simbólica de la hora, en 1947. Sin embargo, el cambio de milenio ha coincidido con una serie de acontecimientos que han aumentado la inseguridad global, como son los atentados del 11 de septiembre de 2001 y los siguientes en Europa, Asia y Medio Oriente; el auge del denominado Estado Islámico y la formación de un Califato en 2014; el creciente enfrentamiento entre Rusia y Estados Unidos por el tema de Ucrania y Siria; esto por mencionar solo algunos de los sucesos.

En este contexto, un tema que se consolida como amenaza a la seguridad global es el poder nuclear de Corea del Norte, que puede verificarse con el ensayo nuclear de una bomba de hidrógeno anunciado este 3 de septiembre. Esta es la culminación de un programa armamentístico convencional y nuclear, que lleva décadas de desarrollo. Sin lugar a duda, el contexto de guerra fría de 1962 es incomparable con el contexto actual de 2017. Entonces, se trataba de un enfrentamiento entre dos superpotencias y sus alianzas respectivas, la OTAN y el Pacto de Varsovia. Hoy, el duelo es entre una super potencia y una potencia regional, la que ha buscado desafiar a todo el Asia Pacífico y al mundo. No obstante, Trump y Jong-un están muy lejos del liderazgo y la moderación mostrados por Kennedy y Kruschev, por lo cual se impone la improvisación. Solo un esfuerzo coordinado y conjunto de las potencias, que incluya a Estados Unidos, China, Rusia y Japón, puede evitar una mayor amenaza a la seguridad global, y que el reloj de la “medianoche” se adelante vertiginosamente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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