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Reforma a la Ley de culto y Tedeum

Por: Esteban Quiroz González


Señor Director:

A una semana de los lamentables actos de violencia hacia la prensa registrados en el pasado «Tedeum» organizado por algunas iglesias evangélicas, en el momento que se consultó al obispo Durán sobre la investigación por lavado de activos llevada en su contra, se observó un rechazo transversal de parte de las autoridades y de diversos miembros del mundo evangélico en general.

Frente a ello, cabe recordar que en marzo de este año se envió al Congreso Nacional un Boletín denominado 11634-07, que reforma la Ley N°19.638 («Ley de Culto») vigente desde 1999. En dicho proyecto se establecen cosas muy positivas y otras que pueden y deben ser perfeccionadas, sin embargo, puede destacarse que –en relación con los asuntos económicos- el proyecto establece un deber de transparencia activa respecto de los estados financieros y memorias anuales de las personas jurídicas religiosas, esto es, que tengan el deber de una administración financiera responsable y transparente, particularmente hacia sus propios miembros, pero también hacia la sociedad.

Aunque dicha idea debe implementarse considerando la diversidad de recursos y formas de organización de las distintas congregaciones, de modo de no entorpecer su libertad religiosa y autonomía, ni su labor espiritual y social, pareciera ser que es un necesario paso para mejorar la gestión económica de estas personalidades jurídicas religiosas, además de mantener en orden la situación tributaria, previsional y patrimonial de sus líderes.

Es prudente y deseable entonces, que las autoridades políticas, desde el Presidente de la República hasta el Congreso, retomen la discusión para el perfeccionamiento y aprobación de dicho proyecto, escuchando los aportes de los diversos cultos religiosos presentes en Chile, de modo de tener una normativa moderna, que permita mantener a las iglesias dentro de la categoría de instituciones de derecho público, con autonomía, pero con regulaciones para una gestión que ayude a eliminar tanto corrupciones como suspicacias.

Esto sin duda representaría el sentir de muchos evangélicos, pues conforme a la Escritura los cristianos debemos actuar “procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres” (2 Cor. 8:21).

Esteban Quiroz González, laico evangélico, abogado

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